Brasil perdió la paciencia con Evo

dilma Al devastador reportaje publicado por la revista Veja el día de ayer, viene a sumarse ahora la columna de opinión de un destacado periodista brasileño, Clóvis Rossi, en la Folha de Sao Paulo, titulado “Sobre drogas y bolivarianos”.

Síntomas de la creciente atención que varios de los medios más prestigiosos del vecino país están poniendo sobre los presuntos vínculos entre el gobierno de Evo Morales y el narcotráfico.

Pero esta actitud trasciende a la prensa, alcanzando a los más altos niveles de gobierno del Brasil.



En efecto, la concesión de asilo al senador Roger Pinto por parte de la administración de Dilma Rousseff puede entenderse en ese sentido, desde el momento en que el legislador refugiado en la embajada brasileña maneja en su poder información sobre los supuestos lazos entre el narcotráfico e importantes figuras del régimen evista.

Todo parece indicar que Brasil perdió la paciencia con Evo, dada la inundación de cocaína boliviana en las favelas: sucede que el 80% de la droga producida en Bolivia va a parar allí.

Ya anteriormente habíamos tenido señales de una creciente molestia brasileña, al punto de que el canciller Antonio Patriota viajó a La Paz para presionar al gobierno de Morales a suscribir el acuerdo tripartito con Brasil y Estados Unidos, para el monitoreo de la erradicación de cocales excedentarios.

Llegado al poder para promover los intereses del sector cocalero del Chapare, cuyos cultivos atienden en un 95% a la producción de cocaína (datos de la ONU), Evo Morales procuró camuflarse con un marketing indigenista-progresista que engañó a muchos incautos.

Ahora, en cambio, ha llegado el tiempo de la caída de las máscaras…

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