La generación política de los años 60

Guillermo Capobianco Ribera Fue la generación de la utopía socialista.La ilusión de transformar el mundo modificando las estructuras injustas y obsoletas de la sociedad se extendió como reguero de pólvora a lo largo y ancho de América Latina. Sobretodo caló profundamente en la conciencia de la juventud de clase media urbana y profesional en el seno de las universidades.La fuente de inspiración fue el triunfo de la Revolución cubana y el delirio colectivo del pueblo concentrado en La Habana recibiendo a los héroes bajando triunfantes de la Sierra.La generación política en nuestro país fue impactada profundamente por estos hechos y la propensión a imitar la epopeya de los revolucionarios cubanos se transformó en metodología dominante en tanto que enarbolar la lucha armada bajo la forma de “guerra de guerrilla” desde la selva hasta los centros de poder estatal y gubernamental.El foco guerrillero de Teoponte y la proclama Revolucionaria del “Ché” desde Ñancaguazú marcaron con fuego una década de trágicas derrotas, no sólo militares sino fundamentalmente ideológicas, en este país de continuos y tercos experimentos sociales e históricos.En el transcurso de la lucha de resistencia a la dictadura militar, la juventud boliviana expresada por el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (M.I.R) descubrió y asumió a la democracia en tanto que sistema económico-social y forma de vida.Como resultado de la reflexión producida en el “célebre” seminario de Achocalla y bajo la conducción del líder político Jaime Paz Zamora, el MIR abandonó el marxismo clásico y asumió las Tesis del Entronque Histórico con la Revolución Nacional.La puesta en ejecución de la nueva doctrina, tuvo una incidencia política fundamental en el país pero de manera trascendental en la región de Santa Cruz de la Sierra en donde se produjo una alianza casi natural entre la juventud política emergente y los sectores sociales, económicos y empresariales desarrollados durante la fase de posicionamiento de la política de Estado de la integración nacional como resultado de la Gran Marcha hacia el Oriente.Esta coyuntura histórica fue el escenario propicio para el surgimiento de una generación política cruceña imbuida de una mística revolucionaria motivadora e inspiradora de una región progresista que emergió en el país con una fuerza arrolladora sin precedentes.En esas épocas se consolidó el principio de la unidad casi “religiosa” de Santa Cruz y de sus expresiones políticas; la representación parlamentaria cruceña en el Congreso fue sinónimo de unidad a toda prueba y de fervor por el desarrollo y el progreso de “la tierra querida”.Esos hombres y mujeres nacidos en esta tierra y los que vinieron de otras latitudes sentaron las bases de lo que es ahora el Santa Cruz moderno con sus “luces y sombras” con su modelo democrático, productivo, autonómico, social – cooperativo y corporativo sin precedentes; modelo de brazos abiertos para recibir e incorporar la migración de todas las latitudes del país y del exterior.Es lo que con toda propiedad y pertinencia podría ser denominado como el modelo social-capitalista “sui géneris”instalado en pleno corazón de América del Sur. A estas alturas del desarrollo histórico Nacional y planetario intentar destruir este modelo es prácticamente una “tarea imposible”.