¿Por qué lo que es bueno para Brasil y Perú es malo para Bolivia?

Ismael Schabib Montero*

VICEALMIRANTE SCHABIB Para muchos bolivianos la “guerra del gas” no fue ninguna guerra, fue un golpe de Estado.

Lo cierto es que en la ciudad del Alto en los luctuosos hechos de octubre del 2003, se quemaron banderas chilenas y se argumentaba que era una revuelta “para que no se venda gas por Chile” al mercado norte americano. Después de medias verdades, que son las peores mentiras, el resultado es que el Perú se apropio de ese enorme mercado y Bolivia lo resigno. El proyecto boliviano estaba por lo menos dos años más avanzado que “Camisea”. Los golpistas deben estar muy complacidos por su hazaña; cumplieron su objetivo: Otro país vende gas al mercado norte americano y Bolivia no.



Los peruanos también han firmado un Tratado de Libre Comercio con los del Norte y nosotros como yapa perdimos el ATPDA; otro objetivo cumplido por los golpistas. Esta es una forma extraña de amar a Bolivia.

Pero resulta que, durante 10 años aproximadamente, el Brasil intentó convencernos para realizar un estudio de pre factibilidad para ver la conveniencia (o no) de construir en territorio boliviano una hidroeléctrica y en la frontera común otra, -Cachuela Esperanza y Riverón- como continuación de un proyecto que ahora lleva a cabo en el río Madera en las proximidades de Porto Velho, capital de Estado de Rondonia, a una distancia aproximada de 180 kilómetros del territorio boliviano.

En este proyecto, solo en Cachuela Esperanza, se contempla, generar entre 2 mil y 2500 M.W., casi el doble de nuestro consumo actual. Los beneficios económicos hubieran sido 500 millones de dólares al año para los bolivianos. Contemplaba además, regular la navegación de los ríos de la amazonia boliviana y convertirse en la vía para exportar una producción agrícola del Departamento del Beni de aproximadamente 20 millones de toneladas de soya producida en sus pampas naturales, sin tumbar los arboles; con los precios de ese grano a 500 dólares la tonelada nos reportaría 10 mil millones de dólares. En el momento que se escribe esta nota la tonelada de soya en el mercado internacional está a 618 dólares. (18 de Julio).

Regular el caudal de agua de nuestros ríos amazónicos es muy importante, porque en tiempo de lluvias el Beni central se inunda y en tiempo seco ni el 30% de ese caudal es navegable. Se presentan sequías periódicas que producen mortandad de animales, al extremo que la tierra se parte.

Otro efecto positivo, de ser factible el proyecto, es que la industria ganadera del Beni daría un salto, ya que de extensiva pasaría a intensiva, modernizándose ventajosamente.

Es importante hacer notar que el proyecto brasileño no contempla generar un embalse de agua dañino para el medio ambiente, sino emplear una moderna tecnología que aprovecharía la energía cinética de la corriente del río.

En la actualidad el Brasil está haciendo efectivo el proyecto procediendo a construir una de las represas en su territorio; el proyecto contempla dos. Según los brasileños la energía eléctrica será la llave para el desarrollo de los estados de Rondonia y Acre (Muy deprimidos). Para nosotros bien podría ser el motor para el desarrollo de Pando y Beni, los departamentos más necesitados y favorecería un maravilloso equilibrio geopolítico con energía limpia en el Sur y en el Norte, para beneficio de todos los bolivianos.

*Vicealmirante de la República de Bolivia