¿Cómo ser madre y padre… A la vez?

madre-hijo-padres-hijos-adolescenteUna madre o un padre puede quedar a cargo de la crianza de sus hijos, en forma permanente o parcial, por elección o por diversas circunstancias de la vida. Si bien la proporción de mamás es muy superior a la de los papás (un 84% contra un 16%) ambos padecen situaciones comunes.

También hay desafíos propios de cada género. Las investigaciones destacan que las mujeres suelen afrontar problemas económicos y de compatibilización del trabajo con las responsabilidades domésticas y educativas. A los varones, en cambio, les cuesta sobrellevar las responsabilidades domésticas que implica criar a sus hijos.

En ambos casos:



a. Son uno/una: son padres “únicos” no por su originalidad sino porque se encuentran, queriéndolo o no, ante esta tarea sin un par con quién compartir su responsabilidad.

b. Son mamás/papás a cargo: implica ocuparse material, afectiva y económicamente de todas las necesidades, múltiples y diversas, de sus hijos.

Todos estos/as padres/madres llevan a cabo una tarea con importantes desafíos y retos. A diferencia de quienes crían a sus hijos en pareja, no suelen contar con alguien (en paridad de situación, es decir, involucrado directamente con el niño) con quién consultar decisiones o con quien compartir cargas y tareas, preocupaciones o inquietudes, lo cual puede llevarlos a sentirse sobrepasados por las responsabilidades.

Lo más frecuente es que tengan que compatibilizar esta tarea y el trabajo a tiempo completo, ya que crían a sus hijos y los mantienen económicamente. Ellos/as son:

1- Papás/mamás “enredados”: el padre/madre debe contar o construir una red social de apoyo para que colabore en el cuidado de los niños, sobre todo si son muy chicos y ellos/as trabajan. Los pequeños demandan muchas tareas de cuidado y nunca hay suficiente ayuda. Tal vez por su trabajo no pueda ir a ese acto de la escuela, pero puede ocuparse de que alguien asista en su nombre.

Cabe destacar que quienes están cerca no deben preguntar si necesita ayuda, pues la necesita y mucho, aunque le cueste pedirla o aceptarla. Es importante que sean específicos: nada peor que “lo que necesites, llamá”. Vecinos, abuelos, tíos, amigos y colaboradores del hogar pueden ayudar de muchas maneras en cuestiones bien concretas: horas de niñera, ocuparse de algunas responsabilidades (como llevarlos o traerlos a la escuela, darles la merienda o vigilarlos cuando están solos).

2- Papás/mamás todoterreno: planchar, lavar, cocinar, llevar a los chicos a la escuela o al médico, asistir al acto escolar, acompañarlos en sus deportes o reparar electrodomésticos son tareas que en las parejas suelen distribuirse. En este caso, al padre/madre le toca hacer todo. Es importante que rompa con cualquier estereotipo de género y entienda que son tareas indistintas de la maternidad/paternidad. Ninguna actividad afecta su imagen “masculina” o “femenina”, por el contrario, la fortalece: papás/mamás compran toalllitas femeninas a sus niñas y papás/mamás montan equipos electrónicos con sus hijos.

3- Papás/mamás malabaristas: hay que compatibilizar muchas actividades propias, personales y laborales, y la agenda de los niños. Eso requiere ser flexible y poner prioridades, desterrar cualquier tipo de omnipotencia e incómodos sentimientos de culpa por considerar que son insuficientes. A veces, a pesar de los esfuerzos constantes que hacen, los padres/madres tienen “ausencias”, “olvidos” o cometen errores… Como todos los padres. Al igual que los que están en pareja, deben abandonar el mito de ser perfectos. Pues, solos o no, van a cometer errores y van a rectificar rumbos.

A veces hay mucha responsabilidad sobre los hombros de uno/a, por lo cual hay que poner -junto con los niños si ya pueden entender-, algunas prioridades y ajustar algunas expectativas. Poner prioridades significa establecer un orden de importancia en las cuestiones que debe llevar a cabo, para poder organizarse, o saber qué es lo que eventualmente va a tener que dejar de lado o diferir cuando sea necesario.

4- Papás/mamás que tienen una vida: estos padres pueden tener o querer formar una vida amorosa, de pareja, con todo lo que ello implica (búsqueda, ilusión, decepciones, enamoramientos, tanteos y salidas). Si bien es un tema que requiere todo un planteo aparte, es importante que tenga en cuenta que:

a. Sus hijos no pueden estar al margen pero tampoco pueden estar de espectadores de un desfile de personas o de los altibajos de las complicadas relaciones de los adultos.

b. El progenitor “ausente” no puede reemplazarse. Una nueva pareja del padre o de la madre, con el tiempo y cierta estabilidad, cambian la estructura de la familia pero no “emparchan” la anterior.

c. La maternidad/paternidad no puede imponerse, debe considerar que esa persona puede o no asumir el compromiso de acompañarlo/a en la tarea de criar a quienes son sus hijos. De hecho, aún estando en pareja es posible que continúe solo en esta actividad, con la “complicación” de tener que sumar una tercera agenda a su vida (la propia, la de sus hijos y la de esta nueva relación). Esto puede ser estresante, así que debe buscar las mejores soluciones y no forzar las circunstancias.

d. El padre/madre indudablemente ama a sus hijos y los encuentra perfectos, pero esa persona que llega a su vida recién los conoce y puede tener una mirada muy diferente de ellos o ideas opuestas sobre cómo se los educa.

e. Las nuevas relaciones amorosas deben tener un tiempo de espera y un proceso gradual para aproximarse afectivamente a sus hijos; sobre todo cuando hay otros hijos de su nueva pareja que le exigen a uno lo mismo.

5- Papás/mamás que son y hacen familia: no hay una única o más eficaz forma de ser o hacer familia. Cada vez hay más padres criando a sus hijos con alegría y esperanza, sin el hueco omnipresente del/la “ausente” y con proyectos compartidos como familia. Un papá/mamá puede educar (y muy bien) a sus hijos, que no van a ser mejores o peores personas, más felices o infelices por haberse criado de esta forma, a menos que el progenitor a cargo haga de su situación un espacio de soledad, rencor o debilidad.

Un papá/mamá comprometido con la crianza de sus hijos constituye con ellos no una “media-familia” sino una familia –uniparental-, completa y suficiente, con sus propias oportunidades y sus únicos desafíos.

Toda familia es una organización dinámica y cambiante que puede rehacerse, reconstruirse o ensamblarse. Lo que hace potente a una familia como espacio de crianza no es su estructura o número de miembros, sino aspectos que hacen a su dinámica interna, su clima emocional, su capacidad para adaptarse y resolver los problemas que se le presentan.

En cuanto a la crianza de los niños, lo que marca la diferencia es la disponibilidad afectiva, la consistencia en la forma de educarlos y el compromiso con su bienestar. El papá/mamá tal vez se vea complicado con el tema de la disponibilidad, ya que no le es posible duplicarse, pero puede mantener mucho mejor la consistencia al tener un único comando en la educación de los niños, y es evidente que intenta cumplir su compromiso poniendo mucho de sí para el bienestar de sus hijos. Lo que sí necesita es más ayuda y mucha más capacidad de organización.

Fuente: www.entremujeres.com