El MAS no es “club de amigos”, es un club de autócratas

Carlos Jahnsen Gutiérrez*

JAHNSEN_thumb Los responsables políticos del MAS apuntan en su delirio de poder como una contradicción a librepensantes y revolucionarios. Esta posición es una voltereta hacia el pasado político del leninismo como método de organización partidaria y de ejecución de poder. El resultado es nada más ni nada menos una degeneración creciente autocrática sumada a una creciente dominancia del oportunismo en la esfera política en Bolivia manejada por el miedo frente al “pulgarcito” de Evo Morales y García Linera, este que describe Manfred Kempff Mercado en su último artículo. Esto me hace recuerdo de un chiste sobre la ex Alemania comunista: Un alto funcionario le dice a Honeker: “En nuestro partido hay dos corrientes. La primera actúa por miedo, la segunda por convicción. ¿Cuál es la que debemos preferir?” Honeker le contesta: “La del miedo, porque la convicción puede cambiar”.

Recordemos que Lenin en el año 1902 discute en su escrito “¿Qué hacer?”, la organización del partido revolucionario comunista. A su manera de pensar esta tiene que ser, potente – y obligadamente “centralista. En la autocracia de los revolucionarios activos conspirativamente no existe el más mínimo espacio para el principio democrático. La democracia amplia, la publicidad y la elección de los funcionarios eran para Lenin solo “un jugueteo hueco y pernicioso”. Parece que para el MAS es lo mismo.



Toda similitud es pura coincidencia; el único principio valido de organización según Lenin, tiene que ser la conspiración más estricta, la selección más estricta de sus militantes y la formación de los revolucionarios profesionales los únicos que tienen la capacidad de formar “el verdadero democratismo y no ese de juguete”, el que Lenin criticaba. “Punto principal del centralismo democrático es que Estado y partido son jerárquicamente centralizados, donde cada decisión de una instancia del partido debe confirmarse por la próxima superior. Este principio ha sido históricamente inter-conectado con una fuerte disciplina de los órganos subsidiarios que estaban estrechamente vinculados a las decisiones de instancias superiores, por lo que el centralismo democrático por lo general, evoluciono hacia un centralismo autocrático” (fuente Wikipedia).

Esto me lleva a presentar al estimado lector otro chiste de la Alemania comunista respecto del “centralismo democrático”: ¿Qué es el centralismo democrático? El colectivo está a favor, el individuo normalmente en contra y la jefatura, ¡bueno ella hace lo que quiere!

Democracia y centralismo son categorías importantes, en primera instancia, para la formación de un Estado. Teniendo en cuenta lo escrito líneas arriba, la pregunta decisiva que hay que hacerle al MAS y a su ideólogo político es si es que para ellos democracia y centralismo tienen un carácter complementario o alternativo.

Nadie se antepondría al pensamiento que un Estado democrático, tiene que tener y necesita de estructuras y elementos centralistas. Estos tienen que estar y están empero subordinados a la división de poderes.

Si estas estructuras y elementos centralistas son de tipo funcional, es decir, si esta lógica es desarrollada como el principio rector del Estado con el solo objetivo de acumular poder, como lo hace el MAS en Bolivia, entonces el desarrollo de una democracia pluralista que se gane ese nombre no es posible dentro de un Estado. ¡Simplemente porque aquí se viola el límite entre responsabilidad política y vicio! Este vicio identifica al pluralismo democrático basado en personas libres y librepensantes como su enemigo político. Por ello este necesita apostar por un monopolio de la verdad, así sea disfrazada de disciplina partidaria.

Bajo esta lógica, “el personaje periodista y crítico García Linera” sería un enemigo político a eliminar del personaje político e ideólogo del poder García Linera. Esto no es paranoia, esto es reflejo y consecuencia de la lógica leninista de poder del MAS y de Gracia Linera. Es además ciertamente extraño, que la relación entre centralización y democracia masista no tienen nada que ver con el planteamiento de Marx y Engels cuando ambos frente a la influencia de la “Comuna de Paris” buscando una descripción de la relación entre comunas y estado, llegaron a formular el pensamiento de “tanta descentralización cómo es posible y tanta centralización como es necesario.”

Necesario para Lenin, así como ahora también para García Linera y el MAS , es empero destrozar la relación existente entre democracia y socialismo, esta relación dialéctica como Marx, Engels y Bebel siempre la subrayaron. El resultado de la democracia autocrática del MAS es que este no solo destroza la democracia pluralista en Bolivia sino también la idea y las perspectivas del socialismo democrático.

Lo que centralismo significa, eso lo sabemos de la misma historia política de Bolivia. Lo que significa “centralismo democrático” tenemos que preguntarle ahora a la Presidenta de Diputados Delgado, la que de ser sujeto de poder pasará a ser objeto del poder…por ”librepensante”! Yo diría por haber cometido el pecado de levantar la voz a favor de la integridad y dignidad políticas.

Ante este panorama indigno debemos recordarle al MAS que es democracia. Esta no solo significa la dominación y el poder de la mayoría sobre la minoría, sino tiene el mismo significado que la protección de las minorías políticas frente al poder de la mayoría. Las minorías políticas en una sociedad democrática y civilizada tienen que ser protegidas de la arbitrariedad de la mayoría. En un sistema político sin reglas claras de protección para las minorías políticas y que estas tengan validez para todos, independientemente del poder que tengan, el abuso del poder será entonces inminente y el elemento rector de la política. Pero es justamente por esta experiencia la que atraviesa Bolivia actualmente.

De acuerdo a la lógica de la protección de las minorías políticas, una mayoría jamás debe denegarle o rehusarle los mínimos derechos de protección a estas últimas, independientemente cuán grande sea el poder de la mayoría. Esto quiere decir que las personas dentro de una sociedad no deben ser degradadas a ser objetos políticos de las acciones del Estado/Partido del MAS. Tampoco la Presidenta de los Diputados debe ser objeto del “pulgarcito” del poder, solo por expresar su pensamiento y el sentimiento de la mayoría de los bolivianos al exigir que la búsqueda de la verdad en el escándalo político de la extorsión organizada estatalmente, debe llegar también a los mandos superiores. Así como Lenin y más tarde Stalin ignoraron este principio que como fuente tiene a la intangibilidad de la dignidad del ser humano, así, Gracia Linera y el MAS ignoran este principio.

Cuando actuaba en su función de periodista, el Vicepresidente además de ser más interesante y hasta integro y más cercano a la realidad, era un librepensante, crítico acérrimo y parece así, demócrata. En su función actual de ideólogo y responsable político del MAS y del cambio que no llega, es rabioso jacobino, leninista y autócrata y da la impresión que se divorcio de la realidad. Tenemos entonces que preguntarle, ¿de qué revolucionarios habla cuando habla del MAS? ¿Quiénes son estos revolucionarios? ¿Son acaso los extorsionadores y corruptos incrustados en el ejecutivo y legislativo? ¿Acaso son los legisladores que conducen ebrios y que se escapan de la policía? ¿O tal vez la nueva pequeña burguesía cocalera que tiene sangre de inocentes en sus manos, como el caso del joven Urresti? ¿O tal vez son aquellos que dieron la orden de apalear sin compasión a los indígenas del TIPNIS en Chaparina?

Qué paradoja, la democracia librepensante y plural facilito la llegada al poder de tiranos como Hitler y autócratas como Morales y García Linera. Parados ahora sobre el MAS como organización política mezclan los intereses de “Partido” y del Estado, creando un concepto sui generis de vanguardia política enmarcado en un “centralismo democrático” que vomita de sus entrañas a todo librepensante y mostrando en el fondo su verdadera faz de instrumento perfeccionado de terror de Estado.

De acuerdo al escritor Friedrich Schiller, la historia mundial es el juzgado en el cual el mismo mundo se sentencia. No sería de extrañarse que la sentencia de la historia del mundo frente al cambio masista llegue a ser drástica. Más aun si consideramos que ya solo en siete años de gobierno el MAS demostró que es completamente incapaz de cumplir con la credibilidad y el crédito moral que el pueblo le dio. Su aura política de cambio está destrozada. Su perfil de ser un “club de autócratas” surge cada vez más claramente de las ruinas político-morales que deja a su paso.

*Economista