Rebajando el mega-escándalo de corrupción al melodrama, el presidente Evo Morales imitó hoy al desaparecido líder de Condepa, Carlos Palenque, señalando que cuando le preguntan por la crisis en la justicia responde: “No me hablen de ella”.
Como se recordará, Palenque usó la frase muchos años atrás, en medio de un lío pasional con su esposa, Mónica Medina.
Decía Karl Marx que los eventos históricos suelen repetirse, primero como tragedia y después como comedia.
En este caso sería a la inversa, donde lo que en un principio fue teleteatro de la política criolla ahora vuelve en medio de una auténtica tragedia: el vía crucis que sufren los injustamente detenidos por un sistema judicial manipulado desde esferas gubernamentales.
El presidente luce descontrolado, al parecer porque la estrategia de contención del escándalo no logró restringir el asunto a los mandos medios.
Pero en su nerviosismo ha agregado una verdadera confesión, señalando que fue él quien indicó a sus ministros que mantuvieran en sus cargos a los asesores jurídicos. Es decir, quien protegió a los operadores de la red.
Morales dispara ahora contra todo lo que se mueva: la embajada norteamericana, los diputados díscolos del MAS que se atreven a pedir investigaciones, la derecha, el “gringo” Ostreicher y hasta al abogado de este último, Yimmy Montaño (¿que un presidente ataque a un abogado defensor no será acaso la más patente demostración de que no hay garantías procesales en Bolivia?).
Tiempo atrás, el mandatario cocalero había dicho: “no me hablen de libertad de prensa”.
Y no habrá que hablarle de corrupción, persecución, extorsión y narcotráfico, lacras extendidas durante su gobierno…