Promesa cumplida

El reencuentro fue un abrazo interminable en medio de lágrimas. Los Martínez, Diego y Leonardo, se vieron ayer después de 15 días en la pieza 335 de la clínica Foianini. Padre e hijo se habían convertido en protagonistas del Rally Dakar 2013 por ser parte del grupo de los seis pilotos bolivianos que encararon la aventura de estar presente en esta competencia, considerada la más dura del mundo. ¿Qué los había separado?

Un accidente de Leonardo en la tercera etapa, tras haber partido de Pisco rumbo a Nasca. En ese tramo, ya en pleno desierto, una pendiente originó que el cuadriciclo que conducía el mayor de los Martínez choque con una piedra y después caiga sobre la humanidad del piloto cruceño. Fractura de cadera, pelvis y lesiones en la vejiga y el estómago hicieron que el papá de Diego sea atendido de emergencia y que, por ende, deje la prueba. Siguió por su papá. Cuenta Diego que tras el accidente de su padre quiso abandonar, pero ante la petición de su progenitor tuvo que prometer seguir hasta el final.

Ayer justamente pagó la promesa con la medalla y una gran muestra de amor. "Puedo decir que el domingo recibí el título de piloto profesional, pero aclaro que no me siento un corredor. Participé por acompañar a mi padre, pero a partir de ahora me dedicaré a otras cosas", dijo Diego muy emocionado y abrazando a su madre, a la que le prometió no volver a correr más. ¿Lo cumplirá? Su padre dijo que si el Dakar 2014 pasa por Bolivia lo consultará con su familia. "Me siento contento por todo lo que viví en este Rally Dakar. Son muchas las sensaciones que se sienten, pero mi decisión de no correr más es sin vuelta’.



Fuente: Unitel, El Día

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