Medicina en Bolivia, ¿estafa o conveniencia?

Semanario Uno, 25 de enero de 2013UNOUn reportaje encomendado por el Consejo Regional de Medicina del Estado de San Pablo, Brasil, asegura que las facultades bolivianas engañan a los brasileños que llegan a estudiar la carrera a Bolivia. ¿Verdad o maldad? Nicole NostasPeriodista En la edición Nº 61 de la revista brasileña Ser Médico, editada por el Consejo Regional de Medicina del Estado de Sao Paulo (Cremesp), la periodista Fátima Barbosa publicó un artículo sobre las facultades de Medicina en Bolivia. Una nota donde se habla de una supuesta ‘estafa’ a los estudiantes brasileños por parte de las universidades privadas locales, que aseguran les venden la ilusión de conseguir un título profesional estudiando a muy bajo costo y con pocas exigencias. “Cerca de 20 mil brasileños estudian Medicina en Bolivia, en facultades privadas cuyos fines son únicamente lucrativos, sin formación adecuada, sin profesores calificados, sin campos de enseñanza práctica, sin proceso selectivo para el ingreso y sin evaluaciones efectivas al final de la carrera. (…)” reza el editorial escrito por Renato Azevedo Junior, presidente de Cremesp, la institución más importante del sector en Brasil. El artículo, bastante crítico por cierto, se refiere a las universidades privadas que ofertan la carrera de Medicina en Bolivia. En el caso de Santa Cruz de la Sierra, donde concentra su atención por ser la ciudad con mayor número de estudiantes de Medicina brasileños, alude directamente a cinco universidades: Unifranz, Universidad de Aquino de Bolivia (Udabol), Universidad Católica Boliviana (UCB), Universidad Cristiana Boliviana (Ucebol) y la Universidad Nacional Ecológica (UNE). La Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm) no entra en este análisis por el escaso número de estudiantes brasileños que tiene en sus aulas.Según el informe de Colbert Soares Pinto Jr, Cónsul General del Brasil en Santa Cruz, hay por lo menos 10.000 estudiantes de Medicina en la capital oriental, de los cuales prácticamente la mitad estudian en la Udabol, 3.100 en la Ucebol, 400 en la UCB, 400 en la Unifranz y 1.000 en la Ecológica. Al finalizar los cinco años de estudios y el año de internado rotatorio, todos, sin importar de qué casa superior de estudios hayan salido, deberán rendir el Revalida una vez retornen a su país de origen, que es el Examen Nacional de Revalidación de Diplomas médicos expedidos por Instituciones de Educación Superior Extranjeras. “A pesar de las irresponsables propuestas y tentativas de flexibilizar las reglas, continuaremos defendiendo el Revalida, un examen nacional unificado, serio y de calidad, hecho por el MEC (Ministerio de Educación y Cultura), con el apoyo y el rigor de las mejores universidades públicas”, dice Azevedo dejando aún más clara la posición del Cremesp y encendiendo la polémica. Nos preguntamos, ¿hay celo profesional porque los estudiantes no se forman en el Brasil? ¿Hay temor de que la cantidad se sobreponga a la calidad de los profesionales? ¿Es una cuestión política? ¿Hay desconfianza hacia el sistema de educación boliviano? Interrogantes que son muy difíciles de responder. Esta nota publicada en Brasil no miente, pero de alguna extraña manera victimiza a los estudiantes brasileños. Habla del ‘engaño boliviano’ como si las personas que migran con el objetivo de formarse profesionalmente no supieran a lo que se están metiendo. Los miles de ciudadanos brasileños que llegan a Santa Cruz de la Sierra para inscribirse en las facultades de Medicina saben que si estudiaran en país natal su título podría tener más peso o quizás estarían mejor preparados para atender las necesidades de sus compatriotas. Pero también están conscientes de que son miles de candidatos para cupos limitadísimos en el vestibular (*) y que seguir ‘la carrera de sus sueños’ en una universidad privada brasileña cuesta caro. Seamos sinceros: ni los estudiantes brasileños que llegan a Bolivia a estudiar Medicina son víctimas, ni las universidades privadas bolivianas son ‘santas’. El ingreso a Medicina“En Brasil egresan del colegio y se preparan en un curso de 2 años para dar el vestibular e ingresar a la universidad federal. Ese examen es el colador, solo los buenos lo pasan. Acá, para ingresar no hay ningún problema”, cuenta un médico boliviano formado en Brasil que prefirió no ser identificado. “No tengo pruebas, pero por lo que he escuchado aquí es que el que paga, pasa” dice contundente. Es cierto que no existe un proceso de selección, pero según las autoridades de las universidades privadas consultadas, los estudiantes se van ‘cerniendo’ a medida que transcurre el año. El Dr. Rony Colanzi, jefe de la carrera de Medicina de la Universidad Católica Boliviana, afirma que por año ingresan entre 200 y 300 estudiantes a Medicina, pero solo 100 se gradúan debido a las exigencias. La UCB tiene más de mil estudiantes, de los cuales el 20% son brasileños. “Debe ser porque otras universidades se mueven más en márquetin, porque la verdad es que los egresados de nuestra Universidad empiezan a ejercer en menos tiempo cuando vuelven al Brasil”, dice. A manera de anécdota, el jefe de la carrera de Medicina en la UNE, Dr. Erwin Saucedo, cuenta que el internado rotatorio es la fase definitiva para muchos. “Tanto que nos cuesta mantener espacios en los hospitales públicos para estudiantes brasileños… De 10 que mandamos al Hospital San Juan de Dios, cuatro ya abandonaron, mientras que en el Hospital Japonés tres de cinco estudiantes enviaron cartas de renuncia voluntaria. Si quiere le presento pruebas”, desafía el profesional que tiene 1.200 estudiantes a su cargo, de los cuales el 80% vienen del vecino país. Para que los estudiantes extranjeros puedan ingresar a cualquier facultad, deben presentar una serie de documentos. “Inicialmente deben traer su documentación escolar y migratoria. Generalmente vienen con visa de turistas y cuando están regularizados o ya tienen la certificación de la universidad inician su trámite, como sucede con los bolivianos que van al Brasil. Por una imposición del sistema migratorio deben presentar certificado de buena conducta”, cuenta el Dr. Carlos Hurtado, jefe de la carrera de Medicina en la Ucebol, en la que 75% de los 2.800 estudiantes que siguen la misma es de brasileños. En todas las páginas web de las universidades privadas bolivianas, se encuentra el listado de requisitos, en español y portugués, por si las dudas. “Lo más grave (…) es la falta de enseñanza de la práctica médica –sobre todo en los niveles secundarios y terciarios- en las facultades privadas bolivianas, además del bajo nivel de muchos docentes”, dice la periodista Barbosa en el artículo de Ser Médico. Consultados al respecto, los jefes de carrera sacan las garras, las cifras y hasta recortes de periódico. “Tenemos 125 docentes en la carrera de medicina, más 40 docentes de materias transversales. Los seleccionamos a través de convocatorias, presentación de currículums, entrevistas personales y un examen sobre la materia a la que opta”, cuenta Hurtado, mientras que Saucedo saca de su escritorio un aviso del 18 de noviembre de 2012, donde está la convocatoria pública para reclutamiento de docentes para la UNE. “Tenemos 96 actualmente”, recalca, y cuenta que la Universidad ha ingresado a un proceso de readecuación tras una reunión que sostuvieron en diciembre de 2012 con la ANUP (Asociación Nacional de Universidades Privadas). En la Católica, hay 140 docentes para la carrera y son elegidos tomando en cuenta la experiencia en el ejercicio de la medicina, su especialidad y su preparación para la docencia. “El problema es que a veces hay excelentes profesionales que no saben transmitir sus conocimientos” sostiene por su parte Ronny Colanzi. Este problema es eterno y no solamente se da en las facultades de Medicina. Si hablamos sobre la infraestructura, hay que indicar que según las leyes bolivianas, solo pueden realizar prácticas en hospitales los estudiantes de Medicina de las universidades públicas, pero las privadas, al carecer de infraestructura propia, han llegado a un acuerdo con el Ministerio de Salud para que los estudiantes continúen haciendo el internado rotatorio en el sistema de salud público. El plazo para que las universidades construyan sus propios hospitales es de cinco años, según el Dr. Erwin Saucedo. La Ucebol tiene una clínica al lado de su principal campus universitario, a pocas cuadras de la avenida Cristo Redentor, entre el sexto y séptimo anillo de circunvalación, cuya capacidad no soporta a la cantidad de internos (según el director de carrera, la capacidad de la universidad está al 80%), por lo que tienen en proyecto la construcción de un hospital más grande. Sobre la misma ruta, a nueve kilómetros de la ciudad en la carretera al Norte, está la Universidad Católica Boliviana, que presentará este año la maqueta de un hospital de segundo nivel que será construido en el campus, mientras que sus estudiantes realizan prácticas en hospitales católicos, en el del Plan 3000, en el de Portachuelo y en otras provincias, así como también en hospitales brasileños. “Tenemos convenios porque formamos líderes de cambio y para eso es necesario que conozcan su realidad”, indica el Dr. Colanzi. Si seguimos revisando los proyectos de las facultades de Medicina, tenemos que mencionar que la Ecológica construirá un hospital en su campus ubicado en el kilómetro 5 de la carretera a Cotoca, y también estudia la posibilidad de instalar una subsede de la Universidad en Puerto Suarez, municipio cruceño en la frontera con Brasil. “Sé que el terreno está comprado. Allá no tendremos hospital porque hay infraestructura pública”, dice su jefe de carrera, Dr. Saucedo. La Udabol, por su parte, tiene un flamante hospital construido a pocos metros de su edificio principal, entre el tercer anillo interno y externo del barrio Sirari, zona residencial en la capital cruceña, pero no está funcionando. Cuándo lo hará, no lo sabemos, porque no obtuvimos más información. La misma dificultad en obtener información tuvimos con la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).Con estos datos y tomando en cuenta la cantidad de estudiantes, quizás el reportaje de Ser Médico tenga razón. Pero es evidente que también debe existir un análisis introspectivo porque Brasil, pese a ser un país que está más avanzando en Medicina, también sufre por falta de espacios. Para comprobar este hecho, Erwin Saucedo muestra una nota publicada hace un mes en un medio donde se da a conocer que la Universidad Federal de Rio de Janeiro cerró 30 cupos para Medicina en el campus de Macaé por falta de espacios en hospitales para el internado rotatorio. “Es obvio. Son 200 millones de habitantes en Brasil, de los cuales miles desean estudiar medicina y no pueden entrar porque los espacios son escasos. Cuando yo fui a estudiar allá, eran 11 mil postulantes para 117 cupos. Imagínese. Es difícil entrar y una vez lo hacen, tienen que hacer huelgas porque no hay espacios…”, sostiene Saucedo. Además de las deficiencias en la capacidad instalada y los rigurosos mecanismos de selección para ingresar a las Universidades federales, está el hecho de que las universidades privadas tienen un costo muy elevado. Y ahí entra otra polémica: el precio de las universidades. El educador Álvaro Puente es bastante crítico con el nivel de educación en nuestro país. “Hay universidades más baratas que un kínder, porque no hay relación precio–calidad”, manifestó en una oportunidad (el artículo completo está disponible en el blog Noticias de Universidades de Bolivia http://universidadesdebolivia.blogspot.com/2012/07/oferta-de-las-universidades-privadas-de.html). Comparemos. Un kínder, cuyo público es la clase media alta, cuesta 160 dólares al mes, sin merienda y sin almuerzo. Con todo, 195 dólares. Un colegio privado, con amplia infraestructura, cuesta Bs. 1.750 al mes, o sea 251 dólares. ¿Cuánto cuesta estudiar medicina? “No tengo el cálculo preciso”, dice un funcionario de la Ucebol, “pero creo que la carrera ronda los diez mil dólares”. “No tengo el dato porque varía, pero ronda los 100 dólares mensuales”, dice el Dr. Colanzi, de la UCB. Según el artículo de la revista Ser Médico, el precio promedio oscila entre 130 y 150 dólares (entre 265 y 306 reales, la moneda brasileña, según la tasa de cambio vigente en enero). Los cálculos que realizan estiman que los brasileños gastan 1.500 reales al mes en Bolivia (o 735 dólares), tomando en cuenta la universidad, la vivienda, la alimentación, el transporte y el ocio. Sin discutir cifras, los estudiantes brasileños inyectan cerca de 168 millones de dólares al año, tomando en cuenta que son cerca de 20 mil brasileños los que se están formando en las facultades bolivianas, según el artículo publicado en Brasil. “Para ellos, además de ser barato, es más cómodo”, dice Saucedo, a tiempo de indicar que quienes están aprovechando las posibilidades en Bolivia son estudiantes que provienen de zonas fronterizas, alejadas del centro histórico, como Acre, Rondonia y Mato Grosso, que en muchos casos (y como sucede también con nuestros compatriotas) poseen el sueño, más no la aptitud y el compromiso para finalizar la carrera de medicina ni en Bolivia ni en Brasil. El famoso RevalidaUna vez los estudiantes finalizan los cinco años de estudio y el año de internado rotatorio, dan un examen de grado y reciben un título que debe ser avalado por autoridades nacionales. En el caso de los estudiantes brasileños, una vez retornan a su país de origen deben dar el Revalida (Examen Nacional de Revalidación de Diplomas Médicos Expedidos por Instituciones de Educación Superior Extranjeras), que es defendido a capa y espada por el Consejo Regional Médico de San Pablo. “A pesar de las irresponsables propuestas y tentativas de flexibilizar las reglas, continuaremos defendiendo el Revalida, un examen nacional unificado, serio y de calidad, hecho por el MEC (Ministerio de Educación y Cultura), con el apoyo y el rigor de las mejores universidades públicas (…); ya es hora de que las autoridades den oído a la sociedad brasileña, que exige calidad y no apenas cantidad de médicos a cualquier costo”, dice en el editorial Azevedo. Ese examen otorga la matrícula profesional que autoriza al brasileño formado en Medicina en facultades extranjeras, a ejercer legalmente la profesión en Brasil. Según el jefe de la carrera de medicina de la UNE, cerca del 90% de los estudiantes brasileños reprueban el Revalida (dato que coincide con el señalado en el artículo de Ser Médico, que afirma que solo el 12% de los postulantes aprueba el Revalida). ¿Es un problema o un tema político? ¿Es por celo profesional? “Un poco de ambas”, dice Saucedo y asegura que detrás también hay un tema de patriotismo, de defender al ‘mais grande do mundo’.“Revalidar el título en Brasil es difícil. Incluso para un boliviano es más fácil hacerlo allá y ejercer de manera legal”, concuerda el Dr. Carlos Hurtado. “Hay muchas trabas, oposiciones y fricciones internas en Brasil, con una focalización especial sobre Bolivia y Paraguay. Esto nos trae muchos problemas, porque hay oposición del gremio, del sistema médico, de las Universidades privadas. Finalmente en Bolivia la carrera sale lo que cuesta un semestre en Brasil, es una competitividad muy fuerte en este sentido” agrega, a tiempo de asegurar que la Ucebol está en proceso para ser acreditada en el Mercosur, lo que significaría, en papel, que la carrera está al mismo nivel que otras en los países que componen este acuerdo internacional. “¿Y cuál es el destino de esas personas cuando regresan a Brasil? Solo tienen tres salidas: dar un examen de revalidación, pero casi ninguna vencerá las pruebas; iniciar un nuevo curso desde cero, rindiendo antes el vestibular (*) o intentando una transferencia; o, entonces, ejercer la medicina ilegalmente en Brasil, lo que transformará a la persona en una criminal”, dice el editorial del artículo de la revista Ser Médico. ¿Qué dicen las autoridades de las universidades privadas en Bolivia al respecto? El Dr. Saucedo manifiesta que en Brasil hay un mercado grande de médicos que trabajan clandestinamente mientras intentan revalidar su título, y que esto ocurre mayormente en los lugares más alejados. “Pero ese es un problema interno que no me compete”, puntualiza. Como dato, en Brasil el Cremesp propone que también se tome un examen de suficiencia para sus egresados. “Urge que el MEC y el Ministerio de la Salud estructuren mejor, fortalezcan y garanticen el Revalida como examen único a nivel nacional”, indica Azevedo. ¿Por qué decíamos al principio que ni los brasileños son víctimas ni los locales ‘santos’? Porque siendo sinceros, todos los involucrados en el reportaje de Ser Médico ganan en esta situación. Ganan los estudiantes brasileños, porque obtienen lo que están buscando –un título de médico- sin mucha dificultad, el costo de vida en Bolivia es mucho más barato que en Brasil y tienen todo a la mano. Ganan no solo las universidades privadas bolivianas, a las que les representa un importante ingreso el pago de mensualidades de más de diez mil estudiantes brasileños, sino también muchos otros sectores de la sociedad boliviana, porque los estudiantes brasileños inyectan una gran cantidad de dinero a través del consumo de servicios, sobre todo en el sector alimentos e inmobiliario. Pero lo que resta comprobar, y es en realidad el fondo del problema, es si también gana la gente que necesita de los servicios de estos profesionales médicos. Y es por eso que voy a permitirme repetir las palabras con las que el presidente del Cremesp, Renato Azevedo, cierra el editorial de Ser Médico: “Lo que está en juego aquí es la salud de la población”. (*) El vestibular es un tradicional examen de ingreso tomado por las universidades brasileñas a fin de seleccionar candidatos para las vacantes ofrecidas. Se trata de una prueba que evalúa los conocimientos adquiridos tanto en la escuela primaria como en la secundaria, siendo el principal medio de acceso a la educación universitaria en Brasil.El engaño bolivianoRenato Azevedo JuniorPresidente del CremespEl reportaje de esta edición, realizado por la periodista de Cremesp y editora de Ser Médico, Fátima Barbosa, y por el fotógrafo Osmar Bustos, muestra una realidad asustadora y preocupante: cerca de 20 mil brasileños estudian Medicina en Bolivia, en facultades privadas cuyos fines son únicamente lucrativos, sin formación adecuada, sin profesores calificados, sin campos de enseñanza práctica, sin proceso selectivo para el ingreso y sin evaluaciones efectivas al final de la carrera.Ilusionados por la promesa de transformarse en médicos, esos ciudadanos brasileños sufren un verdadero estelionato, bajo la omisión de las autoridades brasileñas y bolivianas. Lo que les prometen no se cumple. La formación médica que reciben difícilmente va a permitir que trabajen en Brasil, a donde quieren regresar.Como se puede leer en el reportaje, hay universidades bolivianas que acogen hoy a cinco mil brasileños (así es, más que el doble de alumnos que se forman todos los años en las universidades de San Pablo). Las vacancias son limitadas, se aceptan diplomas de supletivos (*) de segundo grado y las mensualidades son infinitamente más bajas que las practicadas por los cursos de Medicina privados en Brasil, lo que lleva a mucha gente desinformada a caer en el armadilla.¿Y cuál es el destino de esas personas cuando regresan a Brasil? Solo tienen tres salidas: dar un examen de revalidación, pero casi ninguna vencerá las pruebas; iniciar un nuevo curso desde cero, rindiendo antes el vestibular (**) o intentando una transferencia; o, entonces, ejercer la medicina ilegalmente en Brasil, lo que transformará a la persona en una criminal.He aquí un enorme problema para el país. Para evitar la peligrosa actuación de “médicos” formados en esas condiciones, la solución pasa por el fortalecimiento del Revalida, el Examen Nacional de Revalidación de Diplomas Médicos Expedidos por Instituciones de Educación Superior Extranjeras.A pesar de las irresponsables propuestas y tentativas de flexibilizar las reglas, continuaremos defendiendo el Revalida, un examen nacional unificado, serio y de calidad, hecho por el MEC (Ministerio de Educación y Cultura), con el apoyo y el rigor de las mejores universidades públicas.El caso de los brasileños que buscan cursos de Medicina en Bolivia es un ejemplo más para demostrar que ya es hora de que las autoridades den oído a la sociedad brasileña, que exige calidad y no apenas cantidad de médicos a cualquier costo. / Editorial de la revista Ser Médico, del Consejo Regional de Medicina del Estado de San Pablo, Brasil / Edición Nº 61, octubre a diciembre de 2012.(*) El ‘supletivo de segundo grado’ equivale al CEMA en Bolivia (Centros de Educación Media Acelerada). Así lo valora, incluso, el servicio consular de Brasil en Bolivia.(*) El vestibular es un tradicional examen de ingreso tomado por las universidades brasileñas a fin de seleccionar candidatos para las vacantes ofrecidas. Se trata de una prueba que evalúa los conocimientos adquiridos tanto en la escuela primaria como en la secundaria, siendo el principal medio de acceso a la educación universitaria en Brasil.Ver el artículo de Ser Médico en PDF:SemanarioUno 496