“La Iglesia está en decadencia, pero Bergoglio es una esperanza”

El sacerdote y periodista Eduardo Pérez habló sobre la elección del papa Francisco. Dice que una nueva asamblea católica (concilio más reducido) debe tocar todos los temas.

image Página Siete / La Paz, Bolivia

Eduardo Pérez (centro) con periodistas de Página Siete.



Para dialogar sobre la sorpresa causada por el nombramiento del cardenal Jorge Bergoglio como el papa Francisco conversamos esta semana con el conocido sacerdote jesuita y director de la radio Fides y del canal Fides TV, Eduardo Pérez Iribarne.

Página Siete.- ¿Cuál es la relevancia de tener un papa latinoamericano, argentino y jesuita?

(Se pone las manos en la cara y casi susurra) Miren, no sé, honestamente’ Creo que esa elección es fundamentalmente espiritual, a mi entender. Ratzinger, que fue elegido en un escrutinio menos intenso que Bergoglio, empezó como gran inquisidor y teólogo’ después Ratzinger nos sorprendió con su renuncia, que hacía 598 años no ocurría. Y eso para mí fue un toque progresista.

Donde se equivocó fue en la teología. En Alemania, en la universidad de Ratisbona, recordó una cita equivocada, no por inexacta, pero sí por inadecuada sobre un musulmán y sobre el tema de la lucha militar de la propagación del Islam que, sabemos, siempre fue a golpe de espada y muerte. Y ello generó la ira de los musulmanes.

Creo que nuestra Iglesia ahora está en decadencia. Es mi percepción. Y creo que la Compañía de Jesús también. Es mi opinión, que, claro, no es compartida por mis camaradas, mis hermanos.

Tengo pruebas concretas de decadencia, no de crisis, porque una crisis es un proceso de discernimiento y análisis; la decadencia es cuando hay fatiga institucional, porque los que mandan no son líderes y ésa es mi definición de decadencia.

No es un buen momento para la Iglesia, pero Bergoglio es una esperanza. Que sea jesuita no me parece que sea una anécdota porque él ha sido protagonista de una suerte de división en la Compañía de Jesús en Argentina, a favor y en contra de él

Página Siete.- Los jesuitas se han caracterizado por ser muy críticos con la jerarquía eclesiástica, ¿cómo se puede entender que ahora sea un jesuita el que encabece la Iglesia?

(Pérez toma aire). Ésa es una gran pregunta. Quiero ser sensato y razonable: no tengo respuesta. Quiero ver’ ¿Por qué Bergoglio lleva décadas al margen de la Compañía de Jesús?

Hay un tema que relaciono recién. Él tuvo mucha votación hace ocho años, junto con Ratzinger, en la anterior votación para papa. En teoría, Carlo Martini, el ahora fallecido cardenal de Milán, era el “progre” por excelencia de la Compañía de Jesús. Era tan “progre” que no podía ser papa. Y pidió que los cardenales no voten por él, sino por Bergoglio. ¿Qué tal?, los dos jesuitas. Y Bergoglio dijo: “No voten por mí, voten por Ratzinger”, y aun así tuvo más de 40 votos. Y cuando ahora lo eligieron, lo ovacionaron cuando llegó a los 77 votos, pero después siguió recibiendo más votos.

Son temas muy finos; es un papa conservador que va a cambiar la Iglesia Católica. No sé ni cómo ni cuánto, pero la va a cambiar.

Uno de los problemas de la Iglesia -por creer que es dueña de la verdad- es que ya no tiene que hacer nada pues todos tienen que acatar esa verdad, y el Evangelio es exactamente lo contrario.

Página Siete. Cuando usted dice que la Iglesia está en decadencia, expresada en una fatiga institucional, ¿podrá ser ésta más fuerte y estar por encima de la espiritualidad de la Iglesia?

Creo que la elección del cónclave ha sido espiritual. Si la Iglesia no fuera expresión del espíritu, sino fuera el testamento del Señor Jesús, ya hubiera desaparecido hace siglos.

El Concilio Vaticano I (que estableció la infalibilidad del papa) fue nefasto, estampilló a la Iglesia en el pasado, y cuando Juan XXIII -de gran bondad pero intelectualmente muy limitado- convocó al Concilio Vaticano II murió antes de que éste concluyera; Paulo VI, más intelectual e inteligente, que tuvo miedo ante lo que estaba debatiendo el Concilio Vaticano II, puso freno de mano. Siendo optimista, a mi juicio no hemos hecho ni el 30% de lo que manda el Concilio Vaticano II.

Con Paulo VI la Iglesia retrocedió. La encíclica Humanae Vitae, escrita por Paulo VI, referida al control de la natalidad, nos plantó con freno de mano rígido.

La curia vaticana siempre se ha caracterizado por su corrupción, siempre. Porque es ahí donde el poder terrenal y espiritual se confronta como en ninguna otra parte. Pero la Iglesia ha salido siempre de sus cenizas. “Los que perseveren se salvarán’”, dice el evangelio, y la falta de perseverancia es el principal problema de la humanidad.

Página Siete.- Usted dice que el papa Francisco es un conservador que puede cambiar la Iglesia. También señala que se aplicó sólo el 30% del Concilio Vaticano II. ¿Se puede pensar en un nuevo concilio?

Más que un concilio, que tendría más de 5.000 obispos, me gustaría una asamblea más reducida, quizá en Brasil o México, donde la Iglesia está más viva. Y creo, como mariano fanático que soy, que esa reunión tendría que realizarse en un santuario mariano. Debe notarse que tanto en la carta de Ratzinger de despedida como en el primer discurso de Bergoglio está presente la Virgen. El aporte de la madre de Dios ha sido fundamental en toda la historia, hoy más que nunca.

Página Siete.- ¿El hecho de que el papa sea latinoamericano no es una forma de acudir a la región donde el catolicismo es fuerte?

Lo que voy a decir puede parecer escandaloso, pero lo voy a decir. Creo que el hecho de que Bergoglio sea argentino es una anécdota. Se debe tener en cuenta que es Bergoglio (por el apellido) y sus primeras palabras fueron en italiano. Es una anécdota en el aspecto que nació en Buenos Aires, pero forma parte de porqué lo eligieron. Es un italiano extra-Italia, es un latinoamericano y es -por ser jesuita- disciplinado y exigente.

Página Siete.- Usted le augura al papa Francisco que cambie la Iglesia, ¿pero el horizonte de vida que tiene será suficiente?

¡Le auguro! y ojo, tiene un solo pulmón desde el año 1969. Y se lo auguro porque la Iglesia se maneja por signos. Y los papas se han destacado por los signos y la gente tiene devoción por las personas que dan signos.

Por ejemplo, Hugo Chávez no dio signos, dio ideología con dinero. Una vez, según el propio Chávez, Fidel Castro le dijo que no había revolución en Venezuela porque no había partido y había demasiado dinero.

Página Siete.- Sobre la asamblea que plantea en vez de un concilio, ¿qué podría tratar?

Esa asamblea tiene prerrequisitos, como cumplir el Vaticano II y la construcción de la colegialidad en la Iglesia. No será mañana, pero en la Iglesia Católica en Bolivia son los obispos los que tendrían que manejar nuestra Iglesia, con elecciones en el colegio episcopal. No hacer que el nuncio elija y pida autorización a Roma para hacer designaciones. Que los obispos se elijan entre ellos y que después vayan a Roma a prometer obediencia.

Si se logra la colegiatura de la Iglesia, con voto de los obispos, se cambia estructuralmente, el Vaticano se achica, la curia se achica, se hace más transparente. De esa manera serían no más de 2.000 personas en esa asamblea para reformar la Iglesia.

Página Siete.- El papa Francisco encabeza una Iglesia afectada por la enorme cantidad de acusaciones de pedofilia. ¿Cómo se podrá encarar este problema?

Éste es uno de los problemas más complejos del tiempo presente, pero qué curioso que sólo a los sacerdotes católicos se los acuse de estos problemas. Una vez un obispo anglicano fue acusado pero la prensa inglesa lo tapó enseguida…

Yo creo que hay una campaña, que además fue pésimamente manejada por la Iglesia. Creo que ese carácter centralista y vertical socapa todo. Bergoglio ha dicho, hay mucha ambición y arribismo’ quieren escalar puestos. Y en el Vaticano hay una carrera profesional, como en cualquier otra institución. Yo le tengo fe, primero al Espíritu Santo. Creo en la palabra del Señor.

Página Siete.- Usted dice que Bergoglio puede cambiar la Iglesia. ¿El cambio del que usted habla tiene que ver con posiciones de la Iglesia frente al aborto, el matrimonio gay y esos temas?

Tiene que ver con todo, son problemas muy difíciles, pero tiene que ver con absolutamente todo, sin excepciones. Creo que la Iglesia tiene que entrar en un proceso de profundización científica, pero un proceso muy serio. Estoy convencido de que el problema moral es, no exclusivamente, fundamentalmente un problema genético. Entonces la conducta de las personas no la podemos elaborar con base en el decálogo, así nomás.

Sabe, no creo mucho en Bergoglio’ creo todo en el Espíritu Santo y como soy un católico, apostólico, romano, mariano y fanático, tengo esperanzas. Tenemos un papa con un profundo amor a Jesucristo. Y eso es lo más importante.

“Tanto en la carta de Ratzinger de despedida como en el primer discurso de Bergoglio está la Virgen”.

HOJA DE VIDA

Eduardo Pérez Iribarne

“Conocí a Bergoglio, una persona muy cálida, muy cariñosa. Me impactó su inteligencia”

“Yo lo conocí cuando viajé a la Argentina el año 1983 y me alojé en San Miguel, con los jesuitas donde él era rector superior. Sólo pasé a saludarlo y agradecerle por el hospedaje. Y la charla, que debió ser sólo de cortesía, fue de casi dos horas”, comentó el padre Eduardo Pérez Iribarne sobre su inolvidable encuentro con Bergoglio, hace 30 años.

Consultado sobre cómo fue la charla sostenida, sin dudar dijo: “Cuando yo decía algo con lo que él no estaba de acuerdo no me retrucaba, sonreía nada más. No me retrucó nada. Tampoco me pidió mi opinión, yo era un sacerdote y él ya era un rector muy prestigioso. Me impactó su inteligencia, un hombre conservador, pero, claro, conservador en una Argentina que salía de las dictaduras militares, que tenía mucha confrontación. No eran sólo los militares los que actuaban, acuérdense de los atentados, los montoneros del ELN”.

Y con relación al lado humano, Pérez destacó varias cualidades. “Era una persona muy cálida, muy cariñosa, cosa que me sorprendió (‘) me pareció un hombre de gran calidad humana y yo nunca he sido muy de fobias o filias”. Y añadió: “Yo me sentí muy chiquito a su lado”.

También comentó sobre el ambiente que se vivía en Argentina en 1983, que salía del duro periodo de las dictaduras, y cuál era la percepción desde la óptica boliviana. “Él no tenía en ese momento una buena imagen en la Compañía de Jesús de Bolivia porque era muy conservador. Pero no tocamos el tema ni discutimos nada, nada”.

“Hablamos de cosas generales de la Compañía, de la política argentina. Una cosa que me dijo fue: ‘Aquí todos somos peronistas, en mayor o menor grado’. Lo dijo como devaluando el tema o quitándole importancia, pero añadió algo así como: ‘Aquí es así la situación’. Lo dijo muy libre. Me impactó. Yo noté que él era conservador’ pero me encantó lo que me dijo, su inteligencia y su personalidad”, concluyó Pérez.

Es un italiano extra Italia, es un latinoamericano y es -por ser jesuita- disciplinado y exigente.

En la Iglesia Católica en Bolivia son los obispos los que tendrían que manejar nuestra Iglesia.

No es un buen momento para la Iglesia Católica, pero Bergoglio es una esperanza.