El caso del Assange boliviano: un año encerrado en una embajada

El senador boliviano Roger Pinto es un hombre de familia, o al menos así lo definen los suyos. Pero en su álbum de fotos del último año sólo aparece una de sus tres hijas, Denise, y el escenario siempre es el mismo: una habitación de 20×20 del céntrico edificio de La Paz en la que está confinado.

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Es la embajada brasileña donde el parlamentario de la región amazónica de Pando se refugió el 28 de mayo de 2012, diez días antes de que el gobierno de Dilma Rousseff le concediese asilo político y de donde no ha salido en los últimos 365 días.



El senador opositor de 52 años, cuyo caso tiene ciertas similitudes con el del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, no puede abandonar el país ya que el ejecutivo de Evo Morales le ha negado el salvoconducto necesario para hacerlo, alegando que tiene varios procesos judiciales ordinarios pendientes en donde se le acusa de corrupción.

Como le sucede a Assange en la embajada ecuatoriana de Londres -donde está desde junio de 2012-, Pinto tampoco puede dejar el edificio diplomático ya que, de hacerlo, se arriesga a ser detenido por la policía boliviana.

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La solución a su encierro no parece cercana y ahora el caso de unos hinchas del equipo de fútbol brasileño Corinthians detenidos en Bolivia podría complicar aún más su situación.

Pese a haber pasado los últimos 12 meses en un espacio reducido, el senador de Convergencia Nacional (CN) se mantiene activo gracias a unas máquinas para hacer ejercicio que le facilitó la embajada, ve la televisión y tiene acceso a internet.

Además, todos los días lee la prensa, trata de tomar el sol a través de las rejas de su ventana, almuerza con su hija y habla de manera regular por teléfono con el resto de la familia -su esposa, dos hijas y cuatro nietos- que están refugiados en Brasil.

"En el momento en que mi papá entró en la embajada, los movimientos sociales amenazaron con tomar mi casa y quemarla para que mi papá salga. Entonces mi mamá con mis hermanas y mi abuelita de 97 años y mis sobrinos todavía bebés salieron con la ropa en el cuerpo para poder cruzar la frontera hacia Brasil", explica la hija del senador.

Este martes, cuando se cumple un año en la embajada brasileña, no podrá ver a la mayor parte de su familia. Pero recibirá, como le ha sucedido en ocasiones anteriores, el apoyo de sus partidarios que se concentrarán a las afueras de la sede diplomática.

"Mi papá está en un espacio de 20×20 donde se encuentra una cama, un escritorio, una televisión, un frigobar pequeño y una mesa. En ese espacio está su escritorio, su lugar para dormir, su ropa, el lugar donde come y no tiene un baño donde asearse disponible. Tiene que caminar un poco para usar el baño común", explica Denise Pinto.

"Creo que hasta los reclusos de una penitenciaria tienen la posibilidad de conversar con otras personas, la posibilidad de tener aire fresco, de tener sol, de poder moverse por un lugar amplio. Mi papá no tiene eso", lamenta en declaraciones a BBC Mundo.

Al principio, el senador podía recibir a compañeros y amigos. Pero en marzo, el gobierno brasileño le restringió las visitas alegando que debía ajustarse a los convenios internacionales y ahora sólo su hija y su abogado pueden entrar a la habitación donde vive.

Y aunque dice que eso afectó a su padre, Denise afirma que se encuentra bien tanto de salud como anímicamente.

Roger Pinto solicitó refugio hace un año alegando ser un "perseguido político". Temía ser detenido por alguno de los más de 20 juicios que impulsó el gobierno boliviano en su contra.

Según su hija, el senador tenía la opción de cruzar la frontera a Brasil y pedir asilo una vez allí, pero prefirió "que un país dijera que es un perseguido político".

"Mi papá no es un delincuente. Nosotros vivimos a pasos de la frontera con Brasil. Él hubiera podido dar un paso y que le dieran el refugio pero no quiso", afirma la joven al insistir que el gobierno de Morales debe darle el salvoconducto.

Pero el gobierno boliviano alega que Pinto debe responder ante la Justicia y recuerda que, pese a que Brasil le otorgó el asilo, nada les obliga a entregarle ese documento.

"Nosotros no podemos obstruir las investigaciones que está llevando adelante el órgano judicial (…) y Bolivia ha manifestado que no es posible dar salvoconducto porque las normas no nos permiten", dijo el canciller boliviano, David Choquehuanca, en declaraciones a la agencia estatal ABI.

Esta semana, el senador Pinto solicitó al Supremo Tribunal Federal de Brasil para que inste al gobierno de Dilma Rousseff a buscar una solución a su problema, ya sea un acuerdo con Bolivia o la facilitación de medios para su salida del país como, por ejemplo, salir en un auto diplomático.

BBC Mundo trató de contactar con varios miembros del gabinete boliviano para conocer su postura al respecto pero no obtuvo respuesta.

¿Hasta cuándo?

Roger Pinto y su hija Denise en Navidad

Denise es la única familiar que puede acompañar a Pinto. El resto están refugiados en Brasil.

Pero, ¿hasta cuándo puede extenderse esta situación?

"La Constitución da el derecho de asilo para cualquier ciudadano que sea perseguido políticamente (…) Sin embargo, hay un vacío de carácter jurídico que es el salvoconducto. No hay una norma ni un tratado que hable de manera clara sobre este tema", le explica el abogado constitucionalista William Bascopé a BBC Mundo.

A juicio de Bascopé, pese a ser un asunto jurídico, el tema se ha vuelto político, por lo que tendrá que ser tratado por la vía diplomática. Por eso, el analista cree que al senador Pinto no le quedan muchas más opciones que seguir esperando "otro buen tiempo" en la embajada.

"Como estamos entrando en un año electoral (2014) va a ser muy difícil que el estado boliviano le de un salvoconducto", asegura.

En esa posible solución diplomática entró recientemente otro elemento que afecta a los dos países y que tanto políticos bolivianos -opositores- como brasileños han vinculado con el caso.

Se trata de la detención en Bolivia de 12 hinchas del club de fútbol brasileño Corinthians que están acusados de la muerte de un joven boliviano de 14 años por el impacto de una bengala durante un partido de la Copa Libertadores disputado el pasado mes de febrero en Oruro.

Los brasileños están detenidos desde entonces en una cárcel boliviana de manera preventiva.

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"Moneda de cambio"

Hinchas del Corinthians en la cárcel de San Pedro de Oruro

Tanto en Brasil como en Bolivia han surgido voces que establecieron vínculos entre ambos casos.

El canciller brasileño Antonio Patriota ha negado que exista un vínculo entre ambos casos e insistió en la "voluntad negociadora y de diálogo" de su gobierno.

Sin embargo, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado brasileño, Ricardo Ferraço, aseguró tras una visita a Bolivia que le retención de los hinchas -pese a que no han sido juzgados y a que un joven en Brasil declaró haber lanzado la bengala- es una consecuencia del asilo otorgado al senador Pinto.

"La conclusión a la que llegamos después del viaje es que los 12 brasileños están siendo usados como moneda de cambio por el hecho de que Brasil haya concedido asilo político a un senador de la oposición", afirmó Ferraço en una comparencia parlamentaria después de visitar a sus compatriotas detenidos.

Denise Pinto también cree que el caso de los seguidores del Corinthias tendrá consecuencias en el tratamiento de la situación de su padre.

En su opinión, los gobiernos de Brasil y Bolivia tratarán de resolver primero el tema de los hinchas y dejarán a su padre hasta que "él se canse", algo en lo que cree que tiene que ver la reciente restricción de visitas.

"Es una guerra psicológica, es querer afectar la salud mental de una persona para que mi papá se canse y abandone la embajada", lamenta.

Y pese a que considera que el gobierno de Morales "utiliza la justicia para chantajear a las personas", advierte que su padre no se cansará: "Mi papá tiene la fuerza de que él está haciendo lo correcto".

Fuente: BBC