¿Dejaría que un extraño lo asesore mientras tiene sexo?, conozca los ‘Sex coach’

sin-titulo-1_6 Imagínelo: una persona al pie de su cama, diciéndole a usted y a su pareja qué hacer y qué no, mientras hacen el amor. Una especie de entrenador o árbitro, dándoles instrucciones como: “Así está muy bien, muchachos, respiren profundo”. “Tú, cambia de posición”, “Un poco más de velocidad”, mientras ambos responden al unísono: “Sí, sí, sí”.

Parece un ‘ménage à trois’, pero no lo es, se trata de una sesión con un ‘Sex coach’ o entrenador de sexo. Sus formas de ayuda son variadas: están los que se limitan a dar consejos para trabajar en la intimidad, otros que brindan asesoría ‘en el acto’ vía telefónica o Skype, y están los que apuntan a una terapia de shock dando indicaciones ‘in situ’.

Su público objetivo son parejas que superan los 35 años y que necesitan encender de nuevo la chispa del amor.



No se necesita estar loco para ir al sicólogo, ni tener una patología sexual para ir al ‘Sex coach’. Esta persona formada en sexología, brinda asistencia a las parejas en el desarrollo de los recursos eróticos, las ayuda a descubrir sus zonas erógenas, a erradicar creencias erróneas, a lograr su sincronía para encontrarse con el otro, a tomar la iniciativa y a liberarse del sexo esquemático o rutinario.

De ‘Sex coaching’ se empezó a hablar en Manhattan, cuna de las tendencias extravagantes -y de ‘Sex and the City’- pero cada vez es más común ver terapeutas del estilo en varias partes del mundo, como en Nueva York donde la estrella es Eric Amaranth; en Argentina, Paula Kullock; y en Londres están Namita Caen y Mike Lousada.

El País contactó a este último, quien explica que el ‘Sex coach’ “ayuda a las parejas a mejorar su vida sexual, a encontrar lo que quieren con respecto a su sexualidad y cómo experimentarlo. Muchos entrenadores lo hacen a través de una mezcla de educación sexual, ejercicios en casa (autoplacer) y entrenamiento. Otros observan a las parejas mientras hacen el amor y hacen una retroalimentación para que enfrenten sus temores y tengan una experiencia más placentera para ambos”.

Mike trabaja con cada persona intentando entender sus respuestas sexuales y miedos respecto a la intimidad. “Hablo de las experiencias sexuales de mis clientes, los ayudo a entender su cuerpo y a brindarles herramientas, ejercicios y pautas que puede implementar para que disfruten mucho más del sexo”.

Una de sus grandes satisfacciones ha sido ayudar a una mujer que frenaba sus orgasmos porque no sabía manejar la respiración y porque le daba miedo liberar sus emociones.

Pese a su omnipresencia, el ‘Sex coach’ tiene sus límites. Según Mike “no podemos compartir nuestras propias experiencias o deseos durante el tratamiento. Nuestro rol es ayudar a un mejor entendimiento de la sexualidad para que cada persona tenga una sexualidad propia, auténtica”.

Y no hay que confundir al ‘Sex coach’ con un terapeuta. “En la terapia la persona se fija en sus problemas y en su historia, asociados con su infancia. Eso tiene un gran impacto en la manera como nos sentimos, en nuestro cuerpo, en nuestra sexualidad, pero el objetivo del ‘Sex coaching’ se basa en los comportamientos futuros”, afirma Mike. Y es tajante al aclarar que “algunos trabajan en la intimidad de su cliente, pero siempre ofreciendo apoyo, más qué entretenimiento”, dice Lousada.

En eso concuerda otro de los más famosos ‘Sex coach’ y pionero, Eric Amaranth, quien asiste a los encuentros sexuales de sus clientes por una razón: “Soy de más ayuda para ellos si estoy sentado junto a su cama, mientras practican sexo. Así los observo, les enseño, los guío sobre qué hacer y qué no, pero sin tocarlos o tener ningún contacto sexual con ellos”, especifica.

No todo es práctico, la teoría también importa, según Eric, “para que las personas se conozcan a sí mismas, sus límites y jueguen con el lado menos convencional de su personalidad”.

Amy Jo Goddard, otra pionera del ‘Sex coaching’, es ‘menos invasiva’, prefiere dar las indicaciones por teléfono o a través de Skype a la pareja en pleno acto sexual.

La mayoría de sus clientes son mujeres entre los 30 y 40 años, independientes y profesionales, quienes convencen a sus parejas de la asistencia que puede brindarles un ‘Sex coach’, que barato no es.

Michelle, una alumna suya, admite que cuando dice a la gente que tiene una entrenadora para el sexo creen que es frígida. Para Amy, esta empresaria sólo quiere algo muy natural “alcanzar en su vida íntima el mismo nivel de éxito que tiene en su trabajo”.

Fuente: http://www.elpais.com.co