Dilma sacrifica a Amorim

Humberto Vacaflor Ganam

VACAFLOR OK La historia de la requisa del avión del ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorim, en diciembre de 2012, tendría que haber merecido una explicación, pero parece destinada a ser cubierta por una cortina.

Así como no se dan explicaciones sobre los infiltrados en la marcha del TIPNIS y aprovechando que hay tantas informaciones que entretienen a los medios, y la gente está tan ocupada gozando de la bonanza, no habrá explicación sobre este hecho.



Los brasileños tendrán que resolver este problema que mella el honor de ese país y pone al PT en una situación que en otros tiempos podía ser definida de incómoda, pero ahora, dado el cinismo que ha invadido la política, quizá no pase nada.

Para los bolivianos, este episodio deja algunas impresiones muy fuertes.

¿Tanto miedo le tiene el gobierno a la salida de Róger Pinto que se atreve a cometer un atropello que se podría definir como casus belli? ¿O existen secretos compartidos entre el PT y el MAS que los convierten en partidos unidos por una alianza de sangre? ¿De sangre y de otras cosas?

Así como Vladimir Putin dice que Estados Unidos mantiene preso a Edward Snowden en el aeropuerto de Moscú, se puede decir que el gobierno de Bolivia tiene preso a Pinto en la embajada de Brasil.

Ha llegado el gobierno boliviano a conseguir que Pinto sea mantenido incomunicado dentro de la embajada. Exactamente como lo está Snowden en Moscú.

Cuando la embajada brasileña aludió a la posibilidad de sacar a Pinto por tierra en un auto diplomático, el gobierno boliviano le hizo saber que no se responsabilizaba por los accidentes que pudiera tener en el largo trayecto.

Traducción: no estaba autorizado el vehículo diplomático brasileño a recorrer territorio boliviano.

Antes de que surgiera esa idea que resultó frustrada, Amorim había llegado a La Paz en un avión militar brasileño para obsequiar unos helicópteros y hablar sobre Pinto. Cuando debía partir de regreso, ante la sospecha de que Pinto estuviera a bordo, el gobierno boliviano, dicen las denuncias publicadas en Brasil, hizo requisar la nave con policías y perros.

Este clima de atropellos va a seguir. Esperemos que Pinto esté escribiendo sus denuncias y que en algún momento se sepa cuál era el motivo por el que el gobierno boliviano tenía tanto miedo.

Pero qué vergüenza Brasil.