El avión presidencial retenido en Viena

Marcelo Ostria Trigoostria-trigoEn esta primera semana de julio resaltaron dos noticias: el golpe de Estado en Egipto y la incómoda situación en que se encontró el presidente de Bolivia, Evo Morales, cuyo avión presidencial tuvo que aterrizar en el aeropuerto de Viena, Austria, donde permaneció por varias horas, por la negativa de los gobiernos de Francia, España, Italia y Portugal a que la aeronave sobrevuele sus territorios, y que aterrice en sus aeropuertos. El presidente Morales volvía a su país, luego de participar en la segunda cumbre de productores de gas que se reunió en Moscú, Rusia.Esta noticia alborotó a varios gobiernos y dirigentes latinoamericanos. Hubo protestas airadas como las de la presidente argentina, Cristina Fernández de Kirchner que afirmó que el incidente devela «Vestigios de un colonialismo que creíamos totalmente superado. Creemos que constituye no solamente una humillación a una nación hermana, sino también al continente sudamericano” y no dejó de mencionar el reclamo por las Islas Malvinas. Por su parte, el presidente ecuatoriano Rafael Correa decía; «¡Increíble! ¡Niegan ingreso a espacio europeo de avión de Evo Morales! ¿Y después nos hablan de cumbres EU-AL? ¡A reaccionar Patria Grande!, Nuestra solidaridad con Evo y el bravo pueblo boliviano. ¡Nuestra América no puede tolerar tanto abuso! Lo que es con Bolivia, es con todos». Por supuesto, que estas reacciones fueron acompañadas por los gobiernos afiliados a la ALBA y por otros que se sintieron obligados a reaccionar. Pero la condena no fue solo contra los gobiernos que impidieron el paso del avión presidencial, sino, como ya es usual, contra Estados Unidos.Dos días después del confuso incidente, no hay aclaraciones convincentes. El presidente del gobierno español Mariano Rajoy, desde Alemania, donde participaba en una reunión de la Unión Europea, afirmó que España había autorizado que el avión presidencial aterrizara en las Islas Canarias para hacer una escala técnica. Por su parte, el presidente de Francia, François Hollande, dijo: “Hubo informaciones contradictorias sobre los pasajeros que estaban a bordo. En cuanto supe que se trataba del avión del presidente boliviano, autoricé inmediatamente el sobrevuelo” (AFP), lo que sugiere que, por esas “informaciones contradictorias”, hubo la sospecha de que viajaba en la aeronave Edward Snowden, a quien el gobierno de Estados Unidos acusa de haber revelado las acciones secretas de la Agencia Nacional de Seguridad de ese país, y que, tras pasar unas semanas refugiado en Hong Kong, viajó a la capital rusa, y pidió asilo político a 21 países, entre ellos a Bolivia.Se afirma que todo se inició con las declaraciones del presidente Evo Morales durante su permanencia en Moscú. En una publicación boliviana, se dice que “Evo Morales fue a Moscú (y), habló de más en la cadena RT (al decir que no descartaba darle asilo al infidente Edward Snowden) y como consecuencia se complicó el retorno a Bolivia” (Eju.tv). Hay otra contradicción: La radio La Voz de Rusia, informó que el vicecanciller de Austria, Michael Spindelegger, declaró que «durante la inspección (del avión presidencial boliviano) que se realizó de forma voluntaria, los servicios competentes se convencieron de que no había nadie más en la aeronave, excepto los ciudadanos de Bolivia». «Hemos visto –añadió– que no se encuentra a bordo», refiriéndose a Edward Snowden.También aclaro que la propuesta para la inspección del avión provino de las autoridades bolivianas. Sin embargo, anteriormente se informó que Morales se negaba rotundamente a la inspección de la aeronave. “No voy a permitir que revisen mi avión, pues no soy un ladrón”, expresó el presidente de Bolivia.Son ya conocidas las malas relaciones del actual gobierno de Bolivia con el de Estados Unidos. La actitud beligerante de Morales persiste desde los tiempos en que encabezaba a los productores de coca, y resistía las campañas, apoyadas y financiadas por Washington, para erradicar las plantaciones ilegales de coca, como parte de la lucha contra el narcotráfico. Esto explica las expulsiones en 2008 de la agencia antidrogas estadounidense (DEA) y del Embajador Philip Goldberg, y de la agencia de cooperación para el desarrollo (USAID) en 2013, así como las continuas acusaciones de que Washington conspira contra el gobierno boliviano.El incidente del avión presidencial atribuido a la influencia de Estados Unidos sobre los países que habrían negado el sobrevuelo y aterrizaje de la aeronave, ciertamente beneficiará al presidente Morales quien, según las encuestas realizadas antes de este escándalo diplomático, fue perdiendo apoyo ciudadano, precisamente cuando ya se había proclamado candidato a una nueva reelección en 2014. Inclusive algunos de los más enconados adversarios del gobierno de Morales, criticaron la “afrenta” al país.Mientras tanto, el empeño del gobierno boliviano y los solidarios, es continuar con la confrontación. El canciller David Choquehuanca subió el tono: “Querían –dijo aludiendo a los países que negaron los permisos de sobrevuelo y aterrizaje– amedrentarnos pero no lo van a lograr, más bien, ahora nuestro presidente Evo Morales es un líder mundial, si en algunos países no sabían del presidente (…) ahora con esta acción se está convirtiendo en un líder mundial”. «Estamos analizando –añadió– con nuestros abogados, con los abogados de países amigos y con internacionalistas, que nos han hecho llegar sus propuestas, para ver qué acciones legales podemos tomar para que esto no quede impune”.Está visto que, con esto, “se ha hecho –como afirma el columnista Fernando Molina– un flaco favor a la lucha por la democracia y contra el autoritarismo en América Latina”. Pero también es posible que la burbuja que se creó con este incidente se vaya desvaneciendo, pues persisten problemas económicos y sociales acuciantes para el chavismo venezolano y aún para el gobierno de Evo Morales, acosado por una reciente ola de protestas de trabajadores que paralizaron el país.Seguramente, habrá más de esto, solo por un tiempo.América Economía