¿Y qué fue del censo?

Manfredo Kempff Suárez

manfredokempff21_thumb ¿Será tan difícil hacer un censo en Bolivia? ¿Faltaron computadoras o falló el software? ¿Es una operación manual la que se está haciendo o qué? Porque han transcurrido más de ocho meses desde aquel 21 de noviembre del año pasado, en que permanecimos encerrados en nuestros hogares, con auto de buen gobierno para colmo, esperando llenar los extensos formularios del Censo Nacional de Población y Vivienda y hasta ahora sólo quienes guían el Estado Plurinacional de Bolivia saben qué sucedió con los resultados.

Primero se informó que conoceríamos lo acontecido en cuestión de unos meses, lo que ya nos defraudó un poco. Y luego se sumaron las semanas y a partir de enero, por boca de S.E., empezamos a saber algunos datos sueltos, a cuenta gotas, pero nada más. Por fin se dijo que a fines de junio estarían los resultados oficiales, y luego que a fines de julio, es decir en el curso de la semana que comienza. Si se conocían algunas cifras es que la estadística estaba concluida, supusimos, pero al parecer no había sido así. Eran datos que sólo manejaba el Gobierno. Es decir que el INE le entregaba la información de que disponía al Gobierno, pero los ciudadanos, tan interesados como quienes mandan, nos quedamos en las sombras, curiosos, molestos.



Esta Administración del MAS es muy extraña, porque todo lo hace a escondidas, todo está envuelto en un halo de misterio, siempre da la sensación de que existen trampitas por ahí. Nada es claro, y tanto peor cuando a quienes nos gobiernan se les ocurre hablar porque entonces el enredo es total. Cuando quieren aclarar algo nos enloquecen del todo. Pero el pálpito que tenemos ahora los ciudadanos es: ¿habrá algo en el censo que no le haya gustado a S.E.? ¿Sucedería que algunos datos pueden perjudicar políticamente al MAS que ya está en plena carrera electoral? ¿Dónde está esa información urticante que se quiere esconder? ¿O simplemente no pueden concluir con algo que el año 2001 se hizo de manera tan normal? Esas son dudas justificadas en la población, justamente porque las autoridades no informan cuando dicen que van a informar. Entonces, cunde la duda. Es que hasta en los tiempos de don Mamerto Urriolagoitia, en 1950, cuando las computadoras eran algo de ciencia-ficción, el empadronamiento de población y de vivienda fue correcto y dentro de los términos esperados.

Entonces estamos mal. A más tardar hasta el miércoles próximo, 31 de julio, vamos a tener, por fin, los ansiados resultados. Estos resultados que, por otra parte, deberían interesar mucho más que a nosotros los ciudadanos a los actuales gobernantes, porque se supone que un censo se realiza no para aplaudir que hayan más personas en un país, o más viviendas, sino para saber cómo se puede gobernar mejor, donde aplicar más recursos, donde invertir mejor para crear empleo, a qué sectores de la población beneficiar más, cuáles necesidades se deben encarar de inmediato.

¿Qué es lo que el Gobierno ha soltado como primicia hasta ahora? En enero S.E. ha anunciado que los bolivianos somos 10.389.913 millones. Dos millones y pico más que el 2001. Y algo que interesa mucho a los cruceños: Santa Cruz es el departamento más poblado, superando por algunos miles a La Paz. Otro dato, en este caso bastante descorazonador, es que si bien la pobreza en general se ha reducido, la pobreza extrema, es decir la miseria, continúa igual que en el año 2001, bordeando el 24 por ciento, lo que significa que uno de cada cuatro compatriotas vive abrumado por el hambre.

Santa Cruz, siendo el departamento más poblado, sabe que le corresponderá una mayor asignación de recursos. Ya lo ha dicho el ministro de Economía, señor Catacora, que los recursos no se distribuirán a través de “pacto fiscal” alguno, sino en proporción al número de habitantes de cada departamento. Asimismo, quedará en manos del Órgano Electoral Plurinacional la distribución de los escaños parlamentarios, también, se supone, tomando en cuenta el número de habitantes que tenga cada región. No vemos cómo podría hacerse de otro modo, es decir buscando un consenso que sería a todas luces inconstitucional.

Ha impactado negativamente el hecho de que la pobreza extrema continúe igual que en el año 2001. Cuando el miércoles veamos los datos oficiales, será más fácil comentar sobre el tema. Pero, desde ya, algunos entendidos en la materia se extrañan que habiendo recibido el Estado seis veces mayor cantidad de ingresos en este decenio largo que en el 2001, la pobreza extrema continúe igual.

Quiere decir que en el Gobierno existe, mucha cháchara, muchísima propaganda, mucho “Evo Cumple”, a la par que mucha hambre entre los miserables, que son un cuarto de los habitantes de Bolivia. Si ya han transcurrido ocho meses desde el día del censo, ya no es nada esperar tres o cuatro días más para conocer estos resultados “tapados” que los bolivianos esperamos con ansias y dudas.