¿Censo para qué?

Norah SorucoSORUCONadie está libre de encarar el difícil trance de un familiar enfermo y verse obligado a buscar atención médica en un servicio público, dándose de frente con la tragedia: pacientes hacinados “donde se pueda” con el esfuerzo sobrehumano del personal para evitar negar atención a los pacientes, aunque luego peregrinen por instituciones y canales de televisión rogando ayuda para medicamentos y exámenes.A principios de año, son cientos los padres que deben dormir a la intemperie en una insólita carrera por un espacio en escuelas y colegios públicos, sin descontar después el pago de profesores para cursos abarrotados lejos del racional número de alumnos que deberían tener para una educación mínimamente aceptable. Superada penosa y precariamente esta etapa, otros tantos miles de bachilleres pugnan por una universidad para profesionalizarse, en cursos masivos saturados que destierran una buena formación de recursos humanos, incluyendo docentes trabajando horas y horas sin remuneración. Ni hablemos de los trabajadores habitantes muy lejos de sus centros de trabajo y viceversa, que los días de lluvia, además de desaguar sus viviendas, deben hacer una espera sin fin para conseguir el transporte que se suspende y disminuye porque esos barrios pobres están inundados y erosionados. Estas y no otras son las connotaciones de realidad dramática a la que alcanza el desconocimiento de una cantidad de población, que tiene DERECHO a la satisfacción de necesidades tan fundamentales, en un Censo de Población y Vivienda.A la gente que, también por necesidad de futuro, migra de un departamento a otro o del campo a ciudades más grandes, no se le puede responder que vuelva a buscar soluciones a su lugar de origen o al pueblo donde fue censado. Esto es, entiéndase de una vez, la definición y razón por la que un censo se hace, planificar y formular políticas públicas para los bolivianos allí donde se encuentren; las políticas sociales por definición, no pueden ser objeto de más cálculo que la eficiencia y la eficacia en el logro de soluciones a los problemas de la gente.Y son los pobres de los que tanto se habla, los que más necesitan de los servicios públicos, que se hacen con recursos y no con especulaciones conceptuales o cálculo político, de si somos indígenas o mestizos, de si estamos en zonas de oficialismo u oposición.