¿Primer paso hacia el fraude electoral?

Fraude Más allá del debate interregional -que tal vez esté en el cálculo político del oficialismo- sobre qué departamento tiene más habitantes, debería ponerse la atención sobre el riesgo de que la manipulación de los datos demográficos sea un primer paso hacia la distorsión de la voluntad popular en las elecciones nacionales del 2014.

Sucede que las cifras de población del Censo son la base para la asignación de escaños parlamentarios, y lo más probable es que los asesores gubernamentales hayan estado cotejando en los últimos meses los datos reales de ese estudio demográfico con los resultados de las encuestas, donde se muestran las fortalezas y debilidades regionales del partido oficialista.

Es fácil deducir que los nuevos resultados presentados ayer, en los que desaparecieron nada menos que 362.659 ciudadanos, sean la consecuencia de un rediseño con fines electorales.



Para las zonas de influencia del MAS un mayor número de habitantes, y reducción demográfica para las áreas de incidencia opositora. Esa podría haber sido la consigna.

Lo cierto es que la crisis de credibilidad inducida por el abrupto cambio entre los resultados preliminares y los finales -difícilmente justificable por percances técnicos- puede poner en entredicho la veracidad de los resultados en los comicios del próximo año.

Urge por razones de transparencia democrática una auditoría del Censo a cargo de organismos nacionales e internacionales con garantías de imparcialidad.

De no hacerse así, posiblemente estaríamos ante un primer paso hacia el fraude electoral…

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