Sin seguridad, cárcel de Patacamaya ya tiene al primer interno

La vivienda no tiene condiciones para ser cárcel; en las celdas no hay catres ni camas y pese a ello Régimen Penitenciario decidió abrir ese penal y cerrar el de San Pedro de La Paz a los nuevos internos

imageUn interno solitario y sin ninguna ocupación José Luis F. (24) es el primer detenido del penal de Patacamaya. Él añora volver con su familia, que está en la región tropical de Caranavi, en el norte de La Paz. Fotos: Ángel Illanes, La Razón.



La Razón / Patacamaya, Bolivia

José Luis F. (24) es el primer detenido preventivo de la cárcel de Patacamaya, a 101 kilómetros de La Paz. A una semana de la apertura del edificio adecuado para ese fin, éste aún no brinda las condiciones de seguridad y de albergue para los futuros internos.

Son las 10.30 del lunes e incluso cuando el sol brilla en todo su esplendor, el clima frío del altiplano paceño golpea con fuerza los rostros del único interno, los cuatro oficiales que lo resguardan y un portero, funcionario de la Dirección de Régimen Penitenciario.

Todos ellos están en el patio del recinto carcelario, pues el privado de libertad no debe permanecer en su celda. A esa hora, dos albañiles trabajan sin descanso para hacer algunas refacciones en el edificio.

Régimen Penitenciario decidió abrir ese penal y cerrar el de San Pedro de La Paz a los nuevos internos. Sin embargo, tras una reunión con autoridades del Tribunal Departamental de Justicia determinó que el cierre de la penitenciaría será parcial.

Hasta el 19 de agosto la cárcel estará abierta a todos, pero desde el 20 sólo irán quienes sean menores de 26 años, mayores de 60, los enfermos o los reincidentes.

imageFoto: El cuarto lo tiene sólo para él. Hace tanto frío adentro como afuera, pero el detenido preventivo debe permanecer sólo por las noches en su celda. Aprovecha el sol del patio grande a su alrededor.

José Luis es de Caranavi, fue trasladado a Patacamaya el viernes a solicitud de su abogado, ya que fue acusado de violar a una menor y temía por su vida al quedarse en la carceleta de esa población. Él prefiere soportar el frío y el hambre, pero no arriesgar su integridad, ya que espera demostrar su inocencia para seguir cuidando de su esposa e hijos.

Sin embargo, debido a que él tiene 24 años es posible que lo trasladen al penal de San Pedro.

Desde su llegada a Patacamaya, él estuvo a merced del favor de los policías, quienes le dieron comida.  “Han bajado de sus platos un poco y me han dado”, relata a La Razón.

La única cocina que está conectada a la cañería de gas natural domiciliario no funciona, según los uniformados, porque la presión del energético no es suficiente como para una de las tres hornallas que se utilizan habitualmente en restaurantes.

Sin embargo, tampoco hay una cocinera, utensilios o provisiones como para preparar alimentos.

Estadía. El detenido preventivo duerme en una habitación de tres por cuatro metros, pero ahí dentro hace tanto frío como afuera. Al lado de su cuarto está la morada que comparten los cuatro policías.

Por el momento —explica el cabo José Villacorta— están en el mismo espacio que el arrestado y sólo los separa una pared, lo que no debería ser así. Los cuatro efectivos llegaron el lunes para hacer relevo a sus colegas, que estuvieron ahí desde el martes de la semana pasada, día en que se abrió oficialmente ese recinto. La infraestructura era un alojamiento que fue incautado al narcotráfico.

image Foto: La pared está resquebrajada. En la parte posterior de la construcción, la pared que es de adobe está agrietada, por lo que los policías temen que vaya a derrumbarse en cualquier momento.

Igual que el detenido preventivo, los uniformados no tienen qué comer, por lo que deben ir a comprar su almuerzo o cena. Ellos también tienen previsto compartir parte de su comida con José Luis. Esperan que Régimen Penitenciario les devuelva ese gasto.

No sólo eso, los baños no funcionan y en los otros dormitorios aún no hay catres ni camas.

Villacorta asegura que por sus características, la actual cárcel se asemeja más a una carceleta. “Una cárcel debería tener mayor seguridad, torres, una secretaría, una dirección, malla perimetral… Tampoco hay una pared posterior”, señala.

Pero su preocupación no es menos, pues al estar la pared posterior de las habitaciones cerca de un río, el cabo teme que con el tiempo los internos caven túneles o perforen las paredes para huir. Recuerda que en penales de alta seguridad, los privados de libertad incluso excavaron seis a ocho metros para escapar.

Propiedad común

La cárcel de Patacamaya es una construcción en forma de L con dos patios, uno grande y otro chico. Tiene 20 piezas y dos baños inservibles.