Licencias plurinacionales

Eduardo Bowles

BOWL Con el escándalo del Himno Cruceño, ha quedado claro que al Gobierno nacional le molesta todo lo que no tenga el rótulo de “originario”, aunque esa premisa deba tomarse grandes licencias como destruir el Tipnis para darle paso a los nada originarios cocaleros, petroleros y nuevos bandeirantes.

Hace unos días, durante un recorrido de inspección que se hizo por la ruta del Rally Dakar 2014 en Bolivia, surgió la orden de cambiarle el nombre de la comunidad de “Salinas de García Mendoza” y reemplazarlo por “Salinas de Tunupa” en honor a una divinidad andina. El cambio surge por el rechazo al nombre de un colonizador, quien fue virrey de Perú, gobernador de Chile y quien se caracterizó por su carácter despótico y soberbio.



En esa parte este asunto parece coherente, pero obviamente el propósito no tiene nada de descolonizador, ya que simplemente se trata de remozar algunas comunidades, darle su toque “originario” como forma de bienvenida a los corredores montados en sus Yamaha, BMW, Honda y Kawasaki, que no dejarán más que polvo y algunas lindas fotografías de nuestro pobre y olvidado altiplano.

Obviamente, esa es otra licencia que solo el Estado Plurinacional se puede tomar.