Por qué le dicen Octubre Negro

Dante N. Pino Archondo

dante Negro es el color del luto y luto es lo que los bolivianos tienen en el corazón desde ese octubre de 2003, yo también tengo el corazón vestido de negro, pero no por las razones que usted imagina sino por otras:

Octubre se ha convertido en una fecha simbólica, dos acontecimientos lo señalan así: el retorno a la democracia después de veinte años de dictaduras militares y el quiebre democrático después de la asonada planificada y ejecutada en este mes.



La recuperación de las libertades y derechos sociales, económicos y políticos tuvo un largo andar desde aquel octubre en el que la dictadura militar se rindió a las fuerzas populares. Fue el momento de la democratización, del esfuerzo colectivo para recuperar el control de sus instituciones y decidir un nuevo camino. Esa lucha social tuvo ideales, tuvo principios y se desarrolló en medio de fuerzas y condiciones adversas que con el coraje de trabajadores, estudiantes y clase media se superaron

De esa lucha y la inclaudicable defensa de la democracia se desarrolló todo un proceso de enseñanza y aprendizaje en la valoración del principio constitucional de la alternancia. La alternancia en el mando o, mejor dicho, en el gobierno, entendiendo por tal, strictu sensu, al Poder Ejecutivo, es un elemento esencial de la democracia. La continuidad indefinida en sus cargos del o de los mismos titulares del Ejecutivo, aún en el caso hipotético de que ello sea el resultado de un pronunciamiento electoral libre del pueblo, sin coacción ni fraude, es, en principio, un factor negativo y distorsionante para la democracia (Héctor Gros S.).

La defensa y convencimiento de que este principio era el eje central de la democracia, hizo que el Presidente Hernán Siles Suazo prefiriera renunciar a su mandato un año antes de plazo constitucional dispuesto, hizo que los sucesivos Presidentes decidieran por la alternancia constitucional definiendo coaliciones en la búsqueda de la gobernabilidad.

La continuidad constitucional se basó en la alternancia y esa fue la causa que fortaleciera a los movimientos sociales, que los revitalizara y que les permitiera llevar sus derechos de reclamo hasta los extremos de la violencia. Quede claro que octubre de 1982 fue el parto lúcido de la democracia.

Pero no podemos decir lo mismo de octubre de 2003 ni de este octubre de 2013, el primero quebró la alternancia constitucional democrática y a partir de ese momento la discontinuidad constitucional fue la norma, hasta el presente. El resultado de la lucha social de octubre del 82 fue para fortalecer la democracia, el resultado de octubre de 2003 para debilitarla.

Esta diferencia es la que debía hacernos reflexionar al cumplirse estos diez años de la asonada narco delincuencial que planificó y financió las movilizaciones de ese año. Ahora podemos comprender y valorar lo actuado a partir de octubre de 2003. Esa famosa Agenda de Octubre que fue el marco de acción que la traición política asumió como suya y de la cual lo único que se llevó a cabo fue la parodia de un juicio de responsabilidades basado en una distorsión gravísima de la realidad y convertido en el juicio de la mentira gracias al decreto de amnistía que dicto Carlos Mesa.

No solo el juicio de octubre de 2003 fue una burla a las propias víctimas de esos días, sino la misma democracia desvalorizada y transgredida desde el Poder Ejecutivo con la anuencia descarada de un Congreso y luego Asamblea Nacional compuesta por verdaderos levanta manos, repletos de soberbia e ignorancia masticada con coca.

Hicieron prevalecer su propia constitución política para irrespetarla, mataron en su nombre y persiguieron y encarcelaron a los ciudadanos que se resistieron. Urdieron complots criminales para destruir las autonomías departamentales, entregaron nuestras riquezas naturales al a voracidad de burócratas delincuentes que están engordando las billeteras de la transnacionales petroleras, de maleantes que se denominan mineros cooperativistas y que no son otra cosa que depredadores medio ambientales con dinamita en la mano, de contrabandistas que asesinan y desafían abiertamente a sus autoridades internando basura de cuatro ruedas y línea blanca para uso del narcotráfico, todo en nombre del proceso de cambio.

Octubre de 2003 ha servido para que el narcotráfico se empodere, con el fin de destruir la institucionalidad que tanto costó edificar y controle las máximas instancias del Poder desde el Ejecutivo, pasando por el Congreso y terminando en Poder Judicial, todo está corrompido, por esta lacra social.

Así que no tenemos nada que festejar de esa fecha aciaga, sino mucho que lamentar. Vivimos bajo la egida de grupos de poder que se sostienen en el dinero que la droga les proporciona. Y esta ya no es una afirmación de difamación política sino un hecho comprobado desde el mismo vientre del gobierno y denunciado en medios de comunicación que tienen pruebas de esas denuncias, que no pueden ser refutadas a pesar de haberse enviado embajadores para cumplir esa tarea.

Ya no hay alternancia democrática y se prepara el continuismo amparado por el narcotráfico, frente a ello no se puede jugar con reglas democráticas, es como querer enfrentar a los cañones con palos, es creer que quienes tienen ahora el uso del Poder para extorsionar y corromper conciencias, para asesinar a sangre fría y perseguir sin piedad a ciudadanos como José María Bakovic, quieren lidiar democráticamente, creen en las reglas de una justa competencia. Es simplemente pecar de ilusos y convertirse en tontuelos demócratas.

Octubre de 2003 es negro, porque desde ese día la democracia en Bolivia perdió el rumbo y está atrapada por las garras de la coca verdosa, de la infamia y la corrupción hecha gobierno.