La paradoja de la planificación

Roberto Ortiz Ortiz*

RORTIZ F.A Hayek en su libro Camino de Servidumbre, expresaba que “Lo que nuestros planificadores demandan es la dirección centralizada de toda la actividad económica según un plan único, que determine la “dirección explícita” de los recursos de la sociedad para servir a particulares fines por una vía determinada”.

Los “planificadores” a los cuales hacía referencia Hayek, son ni más ni menos que los gobernantes de un país -de tendencia socialista- que pretenden tener el completo conocimiento de las preferencias (subjetivas y objetivas) de las gentes.



Para estos planificadores, la economía es algo parecido a un juego de ajedrez, donde el individuo se convierte en un objeto que se puede mover a costa del beneficio del colectivo, dejando a un lado su libertad de elegir y hacer.

El problema con este tipo de planificación es que nunca se llegan a cumplir los supuestos “fines” a los que los gobernantes se refieren, como ser: la redistribución de la riqueza y la igualdad social, puesto que los medios que se utilizan para tratar de lograr estos fines son netamente opuestos a la creación de riqueza.

Los métodos que utiliza el socialismo para lograr sus fines son: la abolición de la empresa privada y la confiscación de los medios privados de producción. Es decir, se crea un sistema de “economía planificada”, en la cual el empresario que actúa en busca de su propio beneficio satisfaciendo espontáneamente a los demás, es reemplazado por un organismo central de planificación económica y social.

Bolivia no es la excepción, el organismo central de planificación económica y social, es decir el Estado, crece día tras día en el país fortaleciendo su poder coercitivo en detrimento de la sociedad y dejando de lado la competencia empresarial, la libertad de emprender y la propiedad privada.

En fin, no se vaya a pensar que la planificación es innecesaria, al contrario, resulta políticamente de mucho beneficio para un país, si y solo si, se entiende por planificación, el hecho de tratar los problemas comunes de las gentes tan racionalmente como sea posible y con toda la previsión que se nos alcance, sin pretender nunca tener el conocimiento y control total de sus necesidades.

*Estudiante de ingeniería comercial