Aún hay más René Eduardo

Retorna después de ocho años de radicar en España. Anuncia una canción.

SONY DSCResucitó como el ave fénix y, aunque no volvió para quedarse, está aquí porque extrañaba a sus familiares, a sus amigos y a "su" Santa Cruz. Hace ocho años el cantante boliviano René Eduardo, más conocido como el tamalero, atravesó el océano Atlántico y llegó al viejo continente persiguiendo un sueño que, después de mucho esfuerzo, pudo palparlo. Quería vivir de la música y lo consiguió, quería estabilidad económica, y la alcanzó, y quería experimentar qué se sentía vivir alejado de su país y de su gente, y lo vivió.

Su vida lejos de casa.
En 2005 René Eduardo pisó suelo europeo, después de que tres empresarios lo invitaron para que cante en España. Al comienzo, ver ciudades tan grandes, como Madrid y Barcelona le provocó temor, pero después se armó de coraje para quedarse; pensó que regresaría a Bolivia, sin embargo no fue así.

Las tres presentaciones se multiplicaron en 30 y cuando se dio cuenta se convirtió en uno más de los 47 millones, que habitan en la madre patria. Recorrió el país de punta a punta (excepto Sevilla) y cantó en Francia, Italia y Suiza.



Antes de subirse al escenario una voz crujía: "Con ustedes el rey del folklore boliviano: ¡René Eduardo!" Y, aunque eso le provocaba risas, no le importaba, porque quería sentir otra vez los aplausos y las ovaciones sobre él. "Soy famoso cuando quiero serlo y no soy famoso cuando no quiero", apunta, pero sabe que esa palabra: fama, tiene un precio y él tuvo que pagar su pase hace mucho tiempo en Bolivia.

El incidente quedó atrás. Cuando estuvo en Santa Cruz fue acusado de una violación a una jovencita, pero salió airoso. Ahora, eso es un episodio que pertenece a su pasado y del cual atina a decir: "Algunos periodistas de esa época hablaron aumentado y corregido. Fue una situación triste, aprendí de que tenés que vivir la vida en sus buenos y en sus malos momentos, y sacar lo positivo".

No se calla y continúa: "Hubo un año de desprestigio de algunos medios, pero yo dije la verdad y se me dio la razón. Aprendí que solo se quedan esas personas que realmente quieren estar con vos, ¡de "verdasinga" que estoy con la gente que quiero estar!".

Delgado y con la misma pinta. Lleva una gorra blanca que no puede ocultar su cabeza rapada y aún sigue usando los pantalones holgados y zapatos tenis. Está flaco. Perdió 10 kilos y quizás ahora esté bordeando los 70, pero eso no lo atribuye a un problema emocional, solo a una cuestión de salud y hasta bromea cuando dice que antes no podía ni atarse las trenzas de los zapatos.

Esa sombra de hace ocho años ya no lo persigue y consiguió sacudírsela de encima. Ahora es otro, más maduro y dispuesto a renacer de nuevo. Reconoce que "los problemas son buenísimos, porque ayudan a dar templanza y a comprender a las personas" y, además, eso lo llevó a encontrarse consigo mismo. Se rehúsa a hablar de su vida privada y también a revelar qué se compró en tan largo tiempo, solo asegura que vive de la música y no se declara rico, pero tiene una estabilidad económica. Lo único que cuenta es que vive en Benidorm, un municipio de la provincia de Alicante, a orillas del mar. Cuando llegó allí exclamó: "¡Este es el lugar donde quiero vivir!". Y así fue. Quizás el parecido con Santa Cruz de la Sierra hizo que tome esa decisión.

Tiene a las ‘paelleras’.
Vive en el sur de España, pero se mueve por todo el territorio y cada vez que canta "Latinoamericano" arma la fiesta con el grupo de las "paelleras". "Las bauticé así por la paella, no pueden ser las tamaleras porque esas son de mi región", bromea de nuevo. Si acá lo acompañaban como 20 bailarinas, allá son apenas cuatro, pero está feliz con ellas, las está "cambalizando" e incluso les invita salteñas.

"Tengo un café con algunas de las tamaleras, me muero por darles un beso", indica. Mientras tanto, se encarga de besar a todo aquél que se acerca a saludarlo. Cuando camina por la calle o se sube a un taxi, la gente todavía lo reconoce. "Al comienzo dudan de que sea yo, pero después me preguntan: ¿usted es René Eduardo? Y les digo que así es", cuenta y con los ojos rojos transmite una emoción, esa que sintió después de que bajó del avión y se reencontró con su gente. El aprecio y el cariño lo hicieron retornar, y se reflejan en fiestas y cumpleaños, donde todavía truena el hit "La viborita".

En Santa Cruz
Recibirá la Navidad con sus familiares

La sorpresa. René Eduardo se quedará hasta enero en el país. Tiene una canción en puerta, que desea lanzarla en España, pero no descarta hacerlo antes en Bolivia.
Para saber. En España estudió Técnico Superior en Sonido, Negocio de la Música y Creación Musical. Su hermana, Jenny Caballero, es su mánager, y Javier Yabeta hace la parte musical. Su ritmo desenfadado se oye en discotecas, festivales y eventos municipales.

Fuente: www.eldia.com.bo