El agua inunda casas y calles cercanas a la plaza de Cliza en Cochabamba

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En la zona de Wañakhawa, a pocas cuadras de la plaza principal de Cliza, la familia Camacho sacaba camas y otros muebles, los subía a una camioneta para trasladarse a la casa de un familiar.
En su patio, había bañadores, ropa, muebles y sus animales, como los patos, se resguardaban en algunos techos, otros ya habían muerto, como los conejos. En un ambiente destinado a la elaboración de chicha ya no ingresaban porque la mitad ya había caído.

Por fuera, en horas de la mañana, las paredes estaban apuntaladas, pero en la tarde ya quitaron los apoyos y las paredes cedían mientras la vivienda se partía y los adobes se dividían de otra pared hecha de ladrillos.



DESANGRADOS Ovejas amontonadas, igual que cerdos pequeños estaban en el patio de la familia Villarroel. Se desangraban luego de haber sido sacrificados para que no sigan agonizando porque el agua inundó los corrales y los afectó.

Doña Salomé Villarroel lloraba mientras sus familiares trabajaban también con bombas tratando de extraer el agua que parecía que continuaba ingresando de las acequias que habían desbordado del lado sur.
Desde la calle se observaba las puertas abiertas por donde salía el agua con ayuda de bombas y en las partes más bajas se trasladaban a un río.
Los muros de adobe se abrían y el agua pasaba por el medio. Los techos de calamina y teja colonial se exponían desplomados.
“¡Mira, mira, esa pared se ha caído. Mira!”, se escucha gritar al fondo.

Mientras, trabajaban familias enteras, entre adultos y niños para llevar sacos con tierra y hacer muros de contención.

“Necesitamos más tierra, por lo menos tres volquetas más”, pedían a cualquier autoridad que pasaba por ese sector.

Fuente: Red Uno, Opinión