Evo y el gato de Deng Xiaoping

El gobierno de Evo Morales es pragmático en economía; controla la renta del gas, pero hace falta mayor inversión pública y privada.

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La economía da buenas señales. El presidente Evo Morales marcó un hito al asistir a la Expocruz en 2013. Archivo Página Siete..



Si Evo no fuera pragmático, no habría logrado controlar la renta del gas. Si fuera dogmático, para ser coherente con su ideología, tendría que haber echado a las  petroleras, lo cual no hizo.

No, esta vez la referencia no es al satélite en órbita desde hace poco ni a la creciente presencia empresarial china en el país.

En esa nación milenaria, tan adicta a las órdenes de los hombres fuertes, como las de los emperadores que habitaban, rodeados de eunucos, la Ciudad Prohibida o, después, a las de Mao Zedong -o Mao Tse Tung-, el líder del Partido Comunista, nunca se ha  dejado de producir frases y proverbios para la posteridad.

En particular, es célebre la respuesta que dio Deng Xiaoping, el sucesor de Mao, a una periodista que inquiría sobre si las reformas en China no deformaban, por ejemplo, la Revolución Cultural impulsada por el autor del Libro rojo: "No importa -dijo el líder chino- que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato”.

En el país que inventó los espaguetis y los tipos móviles antes que en Italia y que en Maguncia, habían comenzado los cambios que remataron en lo que se conoce ahora como la díada "un país, dos sistemas”, es decir,  una nación en la cual conviven el socialismo y el capitalismo. Aunque, si se considera el actual rol de China en la economía global -es el principal acreedor de EEUU-, habría que concluir que se debe escarbar mucho para encontrar algo de Marx entre los letreros luminosos de las grandes multinacionales que prácticamente han sepultado Pekín.

La frase de Deng Xiaoping tiene una formulación más concisa: "No importa el color del gato, sino que cace ratones”. Esto es, no interesa si eres socialista o capitalista si obtienes excelentes resultados, en especial en la economía. Creo que si habría que resumir lo que ha sucedido en estos ocho años, la frase refleja a la perfección los cambios en la economía; el presidente Evo Morales es, me parece, uno de los políticos más pragmáticos de la región.

La renta petrolera

En 2006, Evo Morales llegó al poder en medio de un clima de incertidumbre y, por supuesto, de miedo. El panorama era poco menos que apocalíptico. En el sector privado  se temía que el nuevo Gobierno emprendiera estatizaciones al estilo de las que se llevaron a cabo en Cuba y en otros regímenes pro socialistas: una lucha sin cuartel contra la propiedad privada.

Hasta 2008, la denominada "media luna” articuló un frente de resistencia que luego se desplomó, lo cual dio paso al proyecto hegemónico del MAS. En lo político, este nuevo orden se reflejó en la Constitución Política del Estado que rige desde 2009 y, en lo económico, en el control de las renta de los hidrocarburos.

La renta del gas es el pilar de lo que en el Gobierno llaman "nuevo modelo”. Si en el denominado periodo neoliberal se había anatemizado al Estado como actor central de la economía y se dio preponderancia a la iniciativa privada, en el actual no sólo se ha eliminado el marbete de ineficiencia que pesaba sobre el ámbito público, sino que no hay grandes emprendimientos en los cuales  no participe el Estado. 

El nuevo esquema económico tiene como fundamento la creación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), que grava la producción con una alícuota de 50%; el IDH revirtió una relación hasta entonces favorable a las transnacionales contratistas y luego fue complementado con la nacionalización de 2006.

El IDH actuó como un dique que ha evitado que los excedentes de la producción hidrocarburífera del país salgan al exterior como ganancias de las inversiones extranjeras y representa el mayor y más determinante ingreso para el Estado.

A lo cual se debe agregar un segundo factor no menos importante: el creciente aumento del precio internacional del petróleo y, en general, de las materias primas, a raíz del dinamismo de la economía china y las de los países BRIC -Brasil e India-, que en la actualidad actúan como los motores que impulsan la economía global.

Lo que ha configurado el actual período de bonanza ha resultado de la combinación entre una oportuna medida política, la recuperación estatal del excedente de los hidrocarburos, mediante la modificación de la ley petrolera y la nacionalización, y un contexto internacional favorable, que impulsa hacia arriba el precio de los hidrocarburos y de las materias primas.

Una dificultad

Si Evo no fuera pragmático, no habría logrado el control de la renta del gas. Si fuera dogmático, como muchos izquierdistas, para ser coherente con su ideología, por ejemplo, tendría que haber expulsado a las empresas petroleras, lo cual no hizo.

Percibo que los temores en torno a la inestabilidad política y económica  se han disipado. Cuando converso con empresarios, suelen confesar que prefieren a Evo que a otras corrientes radicales, más ideologizadas. Y eso no deja de sorprenderme.

Pero veo una debilidad: los hidrocarburos se consumen y no se reponen con nuevas reservas. Hace falta nueva inversión, no sólo nacional sino, principalmente, extranjera. ¿Logrará el Presidente vencer esta dificultad? En China, donde hay gatos de todos  los colores, la resolvieron hace mucho.

Puentes con el sector privado

Hasta hace poco era inimaginable, por ejemplo, que el presidente Evo Morales asistiera a la Expocruz, como lo hizo en septiembre de 2013.

La asistencia del Primer Mandatario a la mejor feria del país reveló que hay un puente con el empresariado cruceño, como el que ha tendido con el sector privado de occidente.

Si Evo no fuera pragmático, no habría impulsado el Rally Dakar, al cual se acusa de ser la expresión más cruda del capitalismo.

Tampoco tendría que haber levantado la Copa de la FIFA, en un acto auspiciado  por la Coca-Cola.

Hace poco se ha informado que grandes marcas , como Hard Rock Café, Kentucky Fried Chicken y Starbucks, entre otras, ingresarán al país.

Son buenas señales que establecen hitos en el octavo año en el poder de Evo Morales.