Vargas Llosa, Popper y la verdad

Luis Christian Rivas Salazar

LUIS CHRISTIAN En agosto de 1991 en Santander – España, se realizó un “Encuentro con Karl Popper” donde Mario Vargas Llosa presentó su ponencia: “Mi deuda con Karl Popper” frente al mismo filósofo, posteriormente se dio paso al coloquio, Pedro Schwartz introdujo la siguiente interrogante: ¿es posible llevar adelante la política sobre la base de ideas que uno cree verdaderas sin tergiversar, sin desfigurar, sino directamente ofreciendo al pueblo el programa que se quiere luego realizar en el gobierno?

Se conocía la experiencia de Vargas Llosa en las arenas de la política, como candidato presidencial en el Perú de 1990 perdió por haber prometido decir la verdad de sus intenciones en el gobierno durante su campaña, porque se propuso hacer de la política algo “limpio y transparente, como el cielo de Arequipa”, y su programa político se basaba en el respeto irrestricto de la propiedad privada, liberación completa de la economía, la apertura del país al mundo y la transferencia de todo el sector público a la sociedad civil, pero perdió frente al populismo del candidato Alberto Fujimori, quien luego se copió algunas ideas.



Entonces, Vargas Llosa tomó la palabra y le contó a Popper que junto a sus partidarios, decidió no usar la política de una manera tramposa, decir una cosa y hacer otra, además, estaba la condición de que si Perú quería salir de su crisis económica debía seguir ciertos pasos, y los peruanos debían ser conscientes de eso, y asumir las consecuencias. Pero se dio cuenta que mientras decía la verdad, sus adversarios usaban la mentira para rebatir sus argumentos, entonces muchos sucumbían a los cantos de sirena populistas, así, lamentaba que en Latinoamérica los candidatos ganan las elecciones mintiendo.

Reconoció que fracasó una campaña electoral montada en torno a las ideas y la verdad, los electores no votan por convicciones racionales sino por motivos emocionales; se le preguntó a Popper, si Mario Vargas Llosa le hubiese preguntado antes de la campaña electoral si debía o no mentir ¿Qué le hubiera dicho?

El filósofo respondió: “Solo los estúpidos mienten. Aparte de que la mentira es inmoral, los que mienten creen que son más listos que los demás, que llevan por mentir la delantera a los demás. Y esta creencia en su superioridad es señal de su estupidez”.

Posteriormente, el 13 de julio de 1992 en su columna Piedra de Toque, Mario Vargas Llosa presenta: “La moral de los cínicos”, donde expone la teoría de Max Weber sobre dos formas de moral a las que se ajustarían todas las acciones humanas “éticamente orientadas”: la de la convicción y la de la responsabilidad.

El hombre de convicción dice lo que piensa y el hombre de la responsabilidad adecua sus actos a las posibles implicaciones futuras. Así tenemos al intelectual y al político, tenemos a un Sartre y a un De Gaulle frente al problema de Argelia, uno completamente honesto y el otro cauteloso, pero resalta Vargas Llosa, que el político miente sin escrúpulos por captar el voto de la mayoría y termina aconsejando: “abolir la moral de la responsabilidad… que en la práctica solo sirve para proveer de coartadas a los cínicos, y exigir de quienes hemos elegido para que nos gobiernen, no las medias verdades responsables, sino las verdades secas y completas, por peligrosas que sean…”

Entonces conviene recordar esto, porque los políticos que se entrevistarán con el intelectual peruano, no tienen un norte ideal, carecen de un programa de gobierno concreto, es más, pretenden gobernar sobre las reglas de juego de los actuales gobernantes, sobre las órdenes del estatismo y el intervencionismo económico, estos opositores que ayer estaban en contra de la constitución, mañana pretenden gobernar con ella.

El Día – Santa Cruz