Dolores enmascarados

Karen Arauz

karen-arauz Resulta muy complicado hacer conocer la realidad de las cosas que suceden en Bolivia. Cuando la publicidad es profusa y contundente en su falsedad pero que es como música a los oídos de ciertas personas, el descorrer velos y enrostrar realidades provoca miradas recelosas y negativas arraigadas en el subconsciente, mediante el cual, la gente escoge qué oír acorde con la realización de sus anhelos y sus expectativas.

Incluso ese movimiento del codo que hace que se desdibuje lo que se hizo con la mano es convenientemente pasado por alto. Cuando la realidad puede causar frustración y cuando un pueblo está urgido de cubrir los espectros que necesita ignorar para hacer su realidad más llevadera, surgen los argumentos subjetivos, insolentes, necios y que vicia lo que pudo haber sido favorable.



La emergencia que está viviendo el país debido a las extraordinarias lluvias, desnuda del modo más crudo -como en toda crisis- las verdaderas intenciones. Es muy impactante ver al Presidente enlodándose los zapatos a tiempo de ofrecer inmensas extensiones de tierras, como otrora los latifundistas que beneficiaban a su ahijado con una parcela de su propiedad siempre y cuando trabajasen para él. Y observar al Vice-Presidente descender de un helicóptero cargando en sus manos un par de kilos de fideos, es la imagen que la gente opta por retener.

Si se mencionara un momento en que se haya evidenciado que no importa cuán dura sea la coyuntura, y que el sentimiento de revancha está siempre presente en el accionar oficialista, éste ha sido la detención momentánea del Gobernador de Beni -la más castigada de las regiones del país- por llevar personalmente doscientos mil bolivianos en efectivo (en fin de semana) hacia una ciudad tremendamente necesitada de un auxilio impostergable. Se alzaron las voces de los más connotados y poderosos miembros del gobierno para denunciar falta de transparencia y exigir una investigación.

Esto raya en lo más deplorable de la doble moral de la que el país está siendo testigo por dos razones fundamentales. La primera, es que están haciendo gala de haber autorizado a Gobernaciones y Municipios, el uso irrestricto de 4 mil millones de bolivianos para auxilio de damnificados. Y la segunda, esos 30 mil dólares transportados -no ocultados- y que serían utilizados para comprar alimentos y vituallas indispensables en la emergencia, no llega a ser ni el 0.1% del costo de uno sólo de los aviones adquiridos por gusto y capricho, mediante una invitación directa que infringe todas las normas y viola hasta la más elemental transparencia en el manejo de la cosa pública.

La victoria del opositor Lenz en el Beni, es una afrenta desde la perspectiva totalitaria del gobierno. En esa línea, que otra cosa más puede significar, la desaparición del malhadado fiscal Sosa para el que los servicios de inteligencia -vergonzosamente- no hacen ni siquiera el ademán de ubicar. Existe un dirigente cívico en Tarija detenido, sin proceso siquiera, por más de cinco años. Incluso, de ser juzgado y condenado por los "delitos" que se le pretende imputar, el período de encarcelación, ya ha rebasado los límites del tiempo apuntado en el código de justicia.

Como una clara demostración de la relevancia que le dan los oficialistas a cualquier cosa que no sea en su directo beneficio o que se interponga en sus planes perfectamente definidos, hace unos días, mientras una alud sepultaba vivas a varias familias en Cochabamba, y ahora cuando las personas en el Beni y en el Norte de La Paz están al borde de tener que escoger si morir ahogados o por la picadura de una serpiente, los masistas estaban ocupan tiempo, recursos y esfuerzos, en reinscribir a sus conmilitones.

¿Qué accionar del Gobierno puede ser aquilatado y respetado cuando las fotos para la figuración pública, adquieren mucha mayor relevancia que la dramática movilidad de una sociedad sumida en la tragedia? ¿Cómo no resentir las caravanas de lujosísimos vehículos atravesando míseras comunidades con pequeños niños indígenas estirando sus manos por un pedazo de pan? ¿Por qué se tiene que hacer las cosas que podrían ser buenas, añadiéndole el elemento ponzoñoso de la revancha y el resentimiento?

No es entendible el por qué no le dan a la oposición argumentos de peso para sus enfrentamientos. Es inadmisible que los opositores tengan que estar ocupándose de denunciar constantes violaciones a la Constitución, observando el despilfarro del gobierno, intercediendo ante jueces y fiscales por presos políticos sin procesos ni sentencias y haciéndole el quite a la judicialización de la política por delitos imaginarios o urdidos arteramente.

Tiene que llegar el tiempo en que la oposición en legítimo juego democrático, asuma los riesgos y deje de articular la maniobra de los que están dilapidando ese futuro que nos es común a todos.