El Beni abandonado

Humberto Vacaflor Ganam VACAFEl soldado Antonio Montes Calderón tuvo la idea de denunciar, en la letra de una cueca, el estado de abandono en que estuvo la guarnición boliviana de Boquerón en la guerra del Chaco, durante la épica batalla. “Boquerón abandonado, sin comando ni refuerzos”.Todo podrán decir los comandantes militares de ese momento heroico, pero el soldado dejó la constancia de que no hubo ni comando ni refuerzos: los militares se aplazaron. Un testimonio irrebatible.Ahora, ochenta años después, mientras las aguas cubren el Beni, se puede decir lo mismo de esa situación, donde no hay ni comando ni refuerzos. Mientras tanto, el gobierno de Evo Morales hace cálculos para decidir si ayuda o no a una población que le dio la espalda a su partido en siete elecciones seguidas.Si hasta parece una confabulación. Desde arriba, desde los Andes, llega los ríos cargados mientras que aguas abajo hay unas represas construidas por el Brasil que no dejan fluir la corriente. Resultado: un lago gigantesco.El presidente Morales se niega a visitar la zona. Le duelen las derrotas de su partido en la región y no quiere atender el pedido del gobernador opositor para hacer las paces en alguna isla del lago.Esta larga guerra contra el oriente rebelde le ha costado mucho al país. Hubo una invasión a Santa Cruz, que se frustró por cálculos militares. Fue necesario provocar una batalla en Pando para derrocar a un gobernador, con varias traiciones y muertos de por medio. La estrategia de consuelo era ganar el Beni con votos, pero el plan se fue a pique en ese gran lago amazónico.Ahora queda un Beni repudiado por el poder central. Lo prefieren como inundación más que como territorio, porque así no habrá votos contrarios.Los gobernantes están necesitando alguna lección de humildad pero también de magnanimidad. Los benianos deben ser perdonados. Es cierto, rechazan al partido de gobierno, pero habrá que admitir que tienen el derecho de hacerlo.Está mal condenarlos por ser opositores. Alguna razón tendrán para decirle no al proyecto hegemónico del Chapare. Quizá tengan principios diferentes. Algo de moral han de tener. Sabrán lo que es la ética. Quien sabe qué los mueve, pero son opositores. No es un pecado mortal.