“Es muy difícil que Evo pueda eludir la segunda vuelta”

Alejandro Almaraz, exviceministro de Tierras. El exaliado de Evo, critica las intervenciones de DDHH y Chaparina. Dice que fue peor que en dictadura.

PÁGINA SIETE, La Paz

imageFoto: Alejandro Almaraz (centro) con periodistas de Página Siete.



Alejandro Almaraz, uno de los líderes e ideólogos de los disidentes del Movimiento Al Socialismo (MAS), los llamados librepensantes, afirmó que el presidente Evo Morales difícilmente podrá eludir la segunda vuelta si se presenta una mínima unión de al menos dos fuerzas opositoras.

Entrevistado por Página Siete, el exviceministro de Tierras expresó su temor de que el Gobierno pueda realizar un "fraude electoral” para garantizar su victoria. Asimismo, dijo que los librepensantes tienen la intención de participar en las elecciones de octubre con "identidad y candidatos propios”. Aunque aclaró que la participación del grupo será decidida en una próxima asamblea. Adelantó dos nombres entre los "liderazgos visibles”, el de la diputada Rebeca  Delgado y del líder indígena Fernando Vargas.

Página Siete – ¿Cuál es su diagnóstico  de la coyuntura política a ocho meses de las elecciones?

Veo graves acechanzas para la democracia boliviana. Para empezar,  tengo la angustiosa duda de que tengamos las elecciones seguras y libres que espera la gran mayoría de los bolivianos. Me pregunto si un Gobierno que ha hecho todo lo que ha hecho, por los menos  en los últimos  tres años, aceptará la voluntad ciudadana libremente expresada en elecciones sujetas a la ley. Yo advierto que este Gobierno no  tiene los escrúpulos de orden ético ni el  compromiso democrático que le impidan hacer un fraude electoral. Por el contrario, tiene mecanismos  constituidos para hacerlo a partir de una regresión de la institucionalidad democrática gestada en el periodo anterior. Me refiero específicamente a la conducta del Tribunal Electoral, que se ha manifestado en varios hechos, evidentemente  parcializada con el Gobierno. Es uno de los temas sensibles de regresión democrática, porque mal que bien, cuando se desplazó por voluntad de la gente a la famosa "banda de los cuatro”, que operaba con parcialización  en la Corte Electoral, se conquistó la imparcialidad del Órgano Electoral. Esa imparcialidad se ha perdido. Veo una Corte parcializada, un gobierno que no tiene compromisos firmes con la democracia,  y esto supone graves riesgos sobre el panorama electoral, que ya está lesionado por la habilitación inconstitucional de Evo Morales.

Página Siete – ¿Por qué tendría que hacer fraude el Gobierno?

Porque yo creo que marcha hacia su derrota. Más allá del entusiasmo desbordante y a veces poco objetivo que muestra el mismo Presidente, el Gobierno debe estar haciendo encuestas verdaderas, de las que tengo alguna noticia, que están mostrando que está muy difícil que pueda eludir la segunda vuelta. Y creo francamente que en una segunda vuelta le va a ganar cualquiera,  hasta el Chapulín Colorado.

Página Siete – Coincide su diagnóstico con el del sociólogo Luis Tapia, quien afirma que el Presidente no ganará la mayoría y que puede perder en la segunda vuelta…

Completamente. Veo realmente difícil para el Gobierno eludir la segunda vuelta, porque para ello, de acuerdo con las normas constitucionales,  necesitaría más del 40% y  adicionalmente una distancia de 10 puntos sobre el segundo candidato más votado.

Página Siete – No le sería difícil con la división de la oposición…

Con la división, claro que  puede conseguir esos 10 puntos de diferencia, pero a mí me parece que es muy posible que por lo menos dos de las fuerzas que están apareciendo en el panorama electoral se unan. Por ejemplo,  Samuel Doria Medina y Rubén Costas. Si se da una unión de por lo menos dos,  sean ésos  o digamos Doria Medina y Juan Del Granado para desplazarse hacia la izquierda, no será muy difícil pelear esos 10 puntos.

Página Siete – ¿Qué función tienen en este panorama los librepensantes?

Hemos anunciado nuestra voluntad de iniciar la construcción de una nueva alternativa política, preservándonos de las impaciencias electorales  y también de los vicios de la política tradicional y privilegiando un horizonte de mediano y largo plazo,  sabiendo que las soluciones no vienen de la participación electoral, sino de una estructuración política capaz de interpretar el sentido de las profundas movilizaciones sociales, un proyecto estratégico  que pueda legítimamente servirse de las elecciones, que pueda tener una participación  electoral en cuanto se subordine a esa estrategia del largo aliento, y que yo diría que es la retoma de ese impulso de la movilización  social popular que hizo posible el proceso constituyente y la apertura del proceso de cambio, que se ha visto brutalmente coartado por la gestión del segundo gobierno de Morales.

Página Siete – Sin embargo, las elecciones obligan a una definición, ¿cuál es su posición, más allá del proyecto a mediano o largo plazo?

La primera expectativa es la de participar con identidad propia, con candidatos propios, subordinando la propuesta a esa perspectiva estratégica, pero es algo de lo que no podemos tener certeza todavía, dado que a ocho meses de las elecciones nosotros recién estamos lanzándonos y tenemos que resolver muchas cosas. Nos hemos propuesto tener dentro de un mes un encuentro nacional en el que tomaremos definiciones elementales: un programa que nos una, una organización que no la tenemos y, en un tercer momento, definiciones  electorales. Quisiéramos estar en las elecciones de octubre, pero si no lo logramos no nos vamos a desalentar ni muchísimo menos, porque si de elecciones se trata, tenemos otras ahí cerquita, las de 2015. Más allá  de las elecciones tenemos lo más importante, que es intervenir con una organización adecuada, una línea y un programa adecuados en las luchas sociales, que  es el terreno que claramente privilegiamos por sobre el electoral.

Página Siete – ¿Cómo ve el  panorama de la oposición?

No quisiera emplear términos peyorativos, pero tengo una pobre impresión de la oposición en general. Creo que la derecha ha recibido golpes lo suficientemente duros  a partir de la propia actitud violenta y sediciosa que tuvo en 2008, que puso en peligro la unidad del país, y que le impide presentarse como una alternativa  fuerte, viable y creíble a la continuidad del gobierno de Morales. No se ve mucho más, porque lo que  ha pasado desde el quiebre de la vinculación ideológica y política del gobierno de Evo Morales con  el proceso de cambio ha tenido efectos muy graves en las organizaciones  populares, que son la cimiente de las posiciones de izquierda, además que el propio Gobierno se  ha propuesto de una manera clara, expresa si se quiere, destruir todo aquello que no esté  subordinado a él.

Eso está impidiendo  que se puedan regenerar con la prontitud que sería deseable las iniciativas políticas del campo popular, es decir que se configure una oposición de izquierda. Pero yo creo que los logros del Gobierno en ese plano son circunstanciales  y que a lo largo de este año vamos a ver la recomposición de la iniciativa política desde el campo popular.

Página Siete – ¿A tiempo para las elecciones?

Eso no lo sé. Me imagino que podría haber una candidatura, pero tal vez sin mucha fuerza.

Página Siete – ¿Hay algún liderazgo visible?

Yo creo que hay varios. Me parece que el de Rebeca Delgado es un  liderazgo que va creciendo con cierta rapidez. Hay un liderazgo en el movimiento indígena, como el de Fernando Vargas, de tierras bajas, y  hay intelectuales entre los pueblos indígenas que puedan ir adquiriendo un perfil político y hasta electoral. Es importante que no rifemos las perspectivas por la impaciencia electoral, porque puede derivar en alianzas inconsistentes, estas convocatorias a unir a toda la oposición, porque además de que comprometerían esa perspectiva, creo que son  claramente ventajosas para Evo Morales. La polarización lo beneficia en su perspectiva electoral. Una división muy marcada también lo beneficia,  pero si hay un bloque de oposición de derecha y un bloque de oposición de izquierda, ahí sí se le dificultan las cosas. Yo no creo que la derecha le pueda disputar ese electorado que está perdiendo en los últimos dos a tres años, esa  diferencia que hay entre el 64% que lo reeligió y el 39% que votó a favor de su propuesta en las elecciones iniciales. Esa diferencia no creo que esté al  alcance  de la convocatoria electoral de la derecha. Para disputar ese saldo es necesaria una propuesta de izquierda, digamos de recuperación del proceso de cambio.

"El proceso de cambio ha dado un viraje dramático”

Según Alejandro Almaraz, el proceso de cambio "ha dado un viraje dramático”, un "viraje de 180 grados” que pone al MAS ante el riesgo de perder la mayoría en las elecciones de octubre de este año. Explicó que el Gobierno ha pasado de impulsar el proceso de reconducción comunitaria de la reforma agraria a eliminar los mecanismos legales institucionales de la redistribución; de comprometer el respeto y la promoción de la libre determinación de los pueblos indígenas a la obstrucción de esos derechos y a la agresión  y escarnio del movimiento indígena. Sin embargo -agregó-, ese viraje "no le ha brindado el apoyo de los sectores conservadores, como se ha demostrado en las elecciones de Beni”.

En este sentido, afirmó que su acercamiento a la élite empresarial cruceña tampoco le aportará ningún beneficio electoral, porque el electorado conservador "no ve a  Evo Morales como representante suyo, aunque aprecie los servicios que le está haciendo desde el Gobierno. Yo creo que ese sector va a tomar nomás a Rubén Costas como su expresión política”.

Con relación a las clases medias urbanas, dijo que las señales que envía el Gobierno son "muy débiles”, y no bastarán para persuadirlas de que voten por el MAS. "Un teleférico no es suficiente”, señaló. "Los principales problemas  que tiene la clase media no sólo que no están siendo resueltos, como la justicia, sino que están  siendo profundizados”.

"Hay una brutal conculcación de derechos elementales”

Alejandro Almaraz sostuvo que la "intervención del Gobierno” en la CIDOB, el Conamaq y la Asamblea de Derechos Humanos "es realmente muy grave” y supone una "brutal conculcación de derechos elementales”.

"Es una forma regresiva de conculcación del derecho de libertad de asociación,  que en el caso de las organizaciones indígenas va más allá, porque es la conculcación del derecho de libre determinación, que es el derecho fundamental de los pueblos indígenas”, afirmó.

"Esto coloca al Estado en una posición tan profundamente antiindígena como no la ha habido en el último medio siglo”, comentó. "Este Gobierno ha intervenido tanto en la CIDOB como en el Conamaq con la Policía en sus sedes. Es algo que ningún otro gobierno ha hecho. Lo de Chaparina ha sido brutal. El Gobierno parecía cantar victoria por el hecho de que no hubo muertos”.

Con relación a otros sectores sociales, Almaraz afirmó que no ve "nada de bueno en  utilizar medios prebendales para controlar la acción del movimiento obrero”, y "tampoco en utilizar la violencia para impedir el funcionamiento normal de una institución tan importante como la Asamblea de Derechos Humanos. Se ha hecho algo que no se había hecho en democracia, pero tampoco en dictadura”.