Estatizaciones ruinosas

evonohaya Evo Morales ha dado un traspié en La Haya. No con la demanda marítima, que tal vez congele de facto para viabilizar el diálogo bilateral con el gobierno de Michelle Bachelet, sino con otro proceso, interpuesto por la empresa británica Rurelec a raíz de la expropiación de sus acciones en la generadora de electricidad Guaracachi.

De acuerdo al fallo emitido por la Corte de Arbitraje de La Haya, la nacionalización fue ilegal, incumpliendo los tratados internacionales de protección de inversiones de los que es suscriptor el Estado boliviano.

De ahí que la sentencia condene al gobierno evista a pagarle 41 millones de dólares a la citada compañía, monto que representa un daño a las arcas públicas y, por ende, al bolsillo del ciudadano, que es de donde salen finalmente los fondos estatales.



Pero por mucho que pataleen los voceros del régimen e intenten achacarle al tribunal ese daño, lo cierto es que fue la propia administración de Morales la que generó esta pérdida para las finanzas nacionales, al impulsar una expropiación irregular.

Es solo un capítulo en todo un proceso de estatizaciones ruinosas, varias de las cuales han ido a parar a estrados judiciales internacionales, donde podrían tener resoluciones parecidas a la del caso Rurelec.

Se trata de un desaforado asalto a la inversión privada, por parte de un gobierno que cree en la hegemonía estatal sobre la economía, tesis tan errónea como peligrosa.

Hay quienes hablan en altos niveles gubernamentales de desconocer el fallo, lo que posiblemente les serviría de excusa para corregir la metida de pata de la demanda marítima, aduciendo que los tribunales de La Haya están “vendidos al imperialismo” o alguna patraña por el estilo…

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