Los otros ojos de la tragedia de Tarajal

Reconstrucción de la madrugada del 6 de febrero, según el relato de los subsaharianos



Un grupo de supervivientes de la tragedia de Tarajal. / julián rojas



Dos versiones distintas de una misma historia. Por un lado, la ofrecida por el Ministerio de Interior —que ya ha desmentido las anteriores del delegado del Gobierno en Ceuta y del director de la Guardia Civil—. Y, por otro, la narrada por las ONG y los inmigrantes que el 6 de febrero se lanzaron al Mediterráneo para cruzar a nado el espigón situado junto al paso fronterizo que separa la ciudad autónoma de Marruecos. Un incidente que acabó con, al menos, 14 muertos. Desde un primer momento, los subsaharianos han repetido que la Guardia Civil les disparó pelotas de goma y gases lacrimógenos cuando estaban en el agua. Aquí el relato detallado de los supervivientes de la playa de Tarajal, con las horas aproximadas que ellos mismos han calculado:

00.00. Los inmigrantes que viven ocultos en las montañas marroquíes que bordean Ceuta, cerca de Fnideq (Castillejos), se concentran a medianoche en una explanada redonda de piedras localizada entre dos montes. Más de 300 personas, según su versión, se citan en este punto de difícil acceso, rodeado de densa maleza y arbustos, al que denominan «campo de fútbol».

02.00. El grupo inicia su marcha. «Era una noche muy fría», subraya Buback, un maliense de 17 años, que participó en el intento de entrada a España. Varios de los inmigrantes llevaban flotadores por si, como así sucedió, trataban de acceder a nado a Ceuta.

05.00. Pasadas las cinco de la madrugada, llegan a la valla entre la ciudad autónoma y Marruecos. A la carrera, bajan las lomas del Auyal y se dirigen contra la verja, cerca del paso del Biutz. Pero los subsaharianos —unos 200 según Interior, frente a los más de 300 que cifran los inmigrantes— fracasan en este primer intento de sobrepasar la frontera.

07.30. El grupo alcanza el paso de vehículos y viandantes que existe entre Ceuta y Marruecos, junto a la playa de Tarajal. Los subsaharianos, cuentan ellos mismos, se dividen entonces en varios grupos. Uno trata de atravesar sin éxito la frontera por los carriles de los automóviles. Otro se dirige hasta la zona de costa.

07.45. Decenas de inmigrantes se meten en el mar para llegar a nado a suelo español. Con el Mediterráneo en calma, apenas unos treinta metros y un pequeño espigón los separan de Europa. Entonces, según denuncian, los agentes de la Guardia Civil les disparan pelotas de goma al cuerpo y gases lacrimógenos mientras se hallaban en el agua. Esta versión, en un primer momento, la negó el delegado del Gobierno en Ceuta y el director de la Guardia Civil. Pero, este jueves en el Congreso, Jorge Fernández Díaz reconoció que sí se habían producido esos lanzamientos, aunque «lejos» de donde estaban los inmigrantes. Aún así, desde el punto de vista de las ONG y de los propios subsaharianos, esta intervención causó el pánico y provocó las muertes de las 14 personas.

La vuelta atrás. Tras el choque con los agentes, desiste la mayor parte de los subsaharianos, que regresan a la playa de Marruecos. Allí, ellos mismos sacan a los primeros muertos del agua, los depositan sobre la arena y los homenajean en una improvisada ceremonia. Se escuchan rezos, cánticos y llantos.

Los que llegaron. El número de subsaharianos que alcanzó la costa española, según la versión de los inmigrantes, varía. No ofrecen una cifra exacta. Eso sí, todos coinciden en que más de veinte pisaron suelo ceutí. «Pero los agentes los devolvieron», incide Musa Khalifa, un nigeriano de 20 años. Este joven recalca que 26 de sus compañeros alcanzaron la ciudad autónoma. El delegado del Gobierno dijo el primer día, en cambio, que ninguno consiguió llegar a Ceuta

Los enfrentamientos violentos. El director de la Guardia Civil, el delegado del Gobierno ceutí y el ministro del Interior han denunciado en reiteradas ocasiones la actitud «violenta» de los inmigrantes. De hecho, para defenderse de las muertes, el instituto armado difundió un vídeo editado donde se observaba a varios subsaharianos lanzando piedras (ya de día) contra la frontera. Los supervivientes de Tarajal, ocultos en las montañas, relatan que empezaron a tirar los cantos por la «indignación» tras la «devolución» de quienes habían pisado suelo español y después de conocer la muerte de sus compañeros.

Fuente: elpais.com