Putin, Hitler y el eterno retorno

PUTIN La anexión de Crimea a Rusia, forzada por Vladimir Putin mediante una combinación entre presión militar y referéndum, se parece demasiado a la estrategia seguida por Adolf Hitler en 1938 para absorber los Sudetes de Checoslovaquia en el territorio del III Reich.

En efecto, Putin alegó la “reunificación rusa” como excusa, basado en la existencia de una mayoría rusoparlante en la citada región de Ucrania. Ni más ni menos que el discurso asumido por el “Führer” para justificar la anexión de los Sudetes, donde existía también una mayoría de origen germánico.

En el 38, bajo la amenaza militar nazi se llevó a cabo un plebiscito donde los habitantes de la zona germanoparlante de Checoslovaquia decidieron incorporarse a la “Gran Alemania” de Hitler.



Pero la débil actitud de las democracias occidentales -principalmente la Inglaterra de Chamberlain- ante este suceso alentó al dictador nacional-socialista a repetir la estratagema, esta vez buscando “reincorporar” los territorios de mayoría alemana dentro de Polonia, lo que acabó precipitando la Segunda Guerra Mundial.

Igualmente envalentonado por la tibieza de Occidente, Putin se dispone también a repetir lo hecho en Crimea, ahora enfocado en la región industrial ucraniana de Donetsk.

El filósofo italiano Giambattista Vico decía que la historia vuelve a repetirse cíclicamente en un corsi e ricorsi, una suerte de eterno retorno donde ciertos fenómenos políticos y sociales tienden a reaparecer de manera periódica.

Tal parece que el anexionismo impulsado por gobiernos autoritarios resurgirá de nuevo, mientras persista la falta de liderazgo en las potencias democráticas para poner freno a estos abusos…

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