De manoseos y manoseados

Maggy Talavera

maggy-talavera Cada vez que escucho decir “cada pueblo tiene los gobernantes que se merece”, siento como una puñalada en la espalda. Es que me cuesta aceptar que sea cierto eso de que un pueblo –el nuestro, el cruceño, o cualquier otro– merece padecer en vida los abusos y desatinos de quienes se turnan en el poder, ya sea porque los ha elegido con su voto o, aun sin haberlos votado, los aguanta estoicamente. ¿Acaso es una maldición? Me hago la pregunta ahora forzada por dos circunstancias que malograron mi semana y que tienen que ver, precisamente, con la actuación de algunos de esos elegidos por el pueblo. Uno de ellos es el alcalde Percy Fernández. Los otros son los asambleístas departamentales. Todos de Santa Cruz y cada uno, a su estilo, sin escrúpulos para abusar del poder y de la ignorancia política que cunde entre la gente.

Mientras uno manosea a su antojo, de mano y lengua, los otros se dejan manosear. Vamos por partes. Percy volvió a protagonizar un acoso sexual contra una reportera, esta vez de Red Uno; no solo le tocó el muslo con la fuerza de una tenaza, sino que respondió a las preguntas de la reportera con un doble sentido que fue otra agresión; y ¡no pasó nada! La única indignación estuvo en las redes. En el palco oficial, nada. Del otro lado están los asambleístas departamentales, manoseados de lo lindo por el poder formal del Tribunal Supremo Electoral, que ya anunció que, ante la incapacidad de los primeros en designar a los vocales del Tribunal Electoral Departamental, será él quien administrará el proceso electoral convocado para octubre. Grave, por supuesto. Y no vale pretextar mañas y artimañas del MAS, que es oposición en lo local.



Aunque ambos casos no tienen que ver uno con el otro, es indiscutible que hay un nexo que los vincula: la gente, esa que a los gobernantes les encanta llamar de ‘pueblo’. Y señalo ese vínculo porque veo ahí el problema de fondo, la razón por la que hasta hoy oímos el refrán “cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece”. Percy y los asambleístas están ahí porque ‘el pueblo’ votó por ellos, mayoritariamente.

La pregunta que resta responder es si fue a sabiendas de que uno manosea y otros se dejan manosear. Creo que muchos votos han sido lo que se llama ‘conscientes’, o sea, con conocimiento de causa (o manoseos). Pero muchos más, fruto de la ignorancia o de un enamoramiento que nubla la razón. Un pecado que ya no podemos darnos el gusto de seguir cometiendo si creemos que merecemos mejores gobernantes. Si es así, es hora de interesarnos en serio por la política. Estamos a prueba.

El Deber – Santa Cruz