Desde el 79, Bolivia fue sede de seis reuniones internacionales

La Cumbre del G77 será el séptimo encuentro que se efectúe en el país.  Tres se realizaron en Cochabamba, dos en Santa Cruz y una en La Paz. Los temas recurrentes que se trataron fueron la pobreza, el cambio climático y el mar.

imagePágina Siete / La Paz

El 31 de octubre de 1979, Bolivia  logró un punto alto en  su demanda histórica de lograr una salida soberana al Pacífico. La  IX Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), efectuada en La Paz, declaró el tema como asunto  de interés hemisférico permanente e instó a encontrar una solución justa, que proporcione a Bolivia un acceso soberano al océano Pacífico. 



Al día siguiente, el coronel Alberto Natusch Busch  dio  un golpe de Estado al presidente Walter Guevara Arze. En ese contexto concluía la cita internacional.

Después de ese encuentro, Bolivia organizó cinco  actividades internacionales, la mayoría tuvo lugar en Cochabamba: la X Reunión Grupo Río – Unión Europea (1996), Conferencia Mundial sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (2010) y la 42° Asamblea de la OEA (2012).

Otras dos reuniones internacionales   se desarrollaron en Santa Cruz: Cumbre Hemisférica, también denominada de Las Américas,   sobre Desarrollo Sostenible (1996),  y la XIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado (2003). Finalmente, un encuentro internacional  tuvo lugar en La Paz y fue la IX Asamblea de la OEA del 79 (más detalles en la infografía).

Los temas más destacados en las distintas ocasiones  fueron la lucha contra la pobreza, el desarrollo sostenible, la educación, ciencia y cultura, además del  marítimo.

A la  Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, que se llevó a cabo en noviembre de 2003 en Santa Cruz, asistió la mayor cantidad de presidentes (23) con respecto a las demás reuniones.

Para la Cumbre del G77, que tendrá lugar el  14  y 15 de junio,   se espera el arribo de al menos 34 presidentes, además del arribo de  más de 90  delegaciones de países miembros del organismo, según informó esta semana Reymi Ferreira, embajador adjunto de Bolivia en la ONU.

Esta reunión será la séptima  que Bolivia organice y, en cuestión de recursos, será  la actividad internacional en la que más se invierta (más de  23 millones de dólares), según el diplomático Gustavo Aliaga.

Sin embargo, sobre ello hay visiones contrapuestas. Aliaga sostiene que  «esto no significa gasto, sino una inversión” de cara a posicionar la imagen del país en el mundo. Mientras que el especialista en Comercio Exterior Julio Alvarado cree que se trata de un «despilfarro” y que se utiliza  la Cumbre como «instrumento político”.

Puntos de vista

Andrés Ortega. Diputado CN

«Beneficios reales son menores”

Primero hay que revisar cuál es el objetivo de las cumbres. En algún momento, sobre todo con la falta de comunicación y los medios tecnológicos de otras épocas, se constituían en un escenario muy importante para poder debatir temas de profundidad. Eso hasta la década del 90.

Después de eso las cumbres se convierten en una especie de dinosaurios o jarrones chinos, porque todos saben que son muy importantes pero nadie sabe dónde ponerlos. Son resabios del pasado, cuando la tecnología no les permitía comunicarse de una manera adecuada.

Los beneficios reales son cada vez menores. Cada vez sirven menos y cada vez nos cuestan más. El problema de la administración pública es que no se pueden calcular los costos ni los beneficios que genera su inversión. Ha generado una serie de privilegios a los empresarios aliados al Gobierno y eso significa que a los demás los pone en un estado de incompetencia.

Marianela Paco. Diputada MAS

«Es una buena inversión”

Es una buena inversión porque Bolivia ha de ser el centro del mundo. No (hay que olvidar) que son 133 países que han de estar acá. Creo que hemos tratado de darles la comodidad, la garantía necesaria para quienes nos han de visitar. (No hay que olvidar) que si antes se hacían cumbres no eran de la envergadura, uno. Dos,  significaba un hito histórico porque trata de la revolución misma de los pueblos.

Cuando hablamos de inversión para esta naturaleza de hechos hablamos de la nada que teníamos como Estado, es decir, hemos tenido 180 años de república, 20 años de neoliberalismo y jamás se ha hecho una inversión para dar la cualidad que Bolivia se merecía.