Dilma Rousseff en la cuerda floja

Andrés Oppenheimer

OPPENHEIMER En una reunión reciente con importantes analistas económicos y políticos de toda Latinoamérica, me sorprendió la audaz predicción del economista brasileño Paulo Rabello de Castro de que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no ganará las elecciones de octubre.

Cuando lo escuché decir eso, sonreí y le dije que si Rousseff pierde la reelección se va a convertir en el pronosticador político más famoso de Brasil, porque virtualmente todas las encuestas coinciden en que Rousseff será reelecta, probablemente en una segunda vuelta programada para el 26 de octubre.



Pero cuando leí una encuesta titulada “El descontento en Brasil antes de la Copa del Mundo”, publicada la semana pasada por el Pew Research Center, me pregunté si no tendría que tomar más en serio la predicción de Rabello de Castro.

La encuesta concluye que “el clima nacional en Brasil es sombrío”, tras un año en el que más de un millón de personas han salido a las calles en todo el país para protestar por la corrupción, la inflación y el enorme gasto del gobierno en obras públicas para el Mundial, muchas de las cuales permanecen inconclusas.

Muchos de los manifestantes dicen que Brasil debería haber gastado más en educación de calidad, salud y transporte público, y menos en el fútbol. Entre los resultados de la encuesta se cuentan:

• El 72% de los brasileños están insatisfechos con el rumbo de las cosas en su país, comparado con el 55% poco antes de que se iniciaran las manifestaciones contra la Copa del Mundo en junio del 2013, y con el 49% en el 2010.

• El 67% de los brasileños dicen que la economía no está bien, comparado con el 41% del año pasado, y el 36% en el 2010.

• El 61% de los brasileños dice que ser anfitriones de la Copa del Mundo es algo malo, porque le quita dinero a las escuelas, los servicios de salud y otros servicios públicos. Solo el 34% piensa que la Copa del Mundo contribuirá a mejorar la economía.

• El 52% de los brasileños dice que Rousseff está ejerciendo una mala influencia sobre los asuntos del país, mientras que el 48% opina que su influencia es buena.

La única buena noticia de la encuesta para Rousseff es que, a pesar de todo, el 51% de los brasileños dijo que tienen una opinión favorable de Rousseff, mientras que solo el 27% dijo lo mismo del candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, y el 24% opinó de manera similar sobre el candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos.

Tras leer la encuesta, llamé a Rabello de Castro, el economista que predijo la derrota de Rousseff, y le pregunté si mantendrá su pronóstico si Brasil gana el Mundial. Me dijo que sí.

“Si Brasil gana, será un empate para Dilma. No va a influir sobre el voto”, me dijo. “La mayoría de los brasileños está mostrando gran madurez, y no va a cambiar de opinión por el hecho de que Brasil haga un gol”.

Agregó: “Si Brasil no gana, en cambio, eso se sumará al mal humor reinante, y fortalecerá la idea de que hemos gastado miles de millones de dólares para nada. La gente va a estar aún más furiosa”.

Brasil es el único país que ha eximido a la FIFA, la federación organizadora del mundial, de pagar impuestos por sus operaciones y ganancias, algo que convertirá este torneo en un negocio “indecentemente rentable” para los organizadores, me dijo Rabello de Castro.

Además, hay denuncias diarias sobre corrupción y costos excesivos, como en el caso del estadio Garrincha de Brasilia, cuyo presupuesto se triplicó a $900 millones en parte por lo que una auditoría describió como “sobreprecios” pagados por materiales de construcción, agregó.

Mi opinión: Las cosas no le están yendo muy bien a Rousseff, quien no aprovechó los años de las vacas gordas —cuando el boom de los precios de las materias primas ayudó a que Brasil creciera a un 5% anual durante la última década— para hacer la economía más competitiva. Este año, se proyecta que Brasil crecerá un 1.8%.

Con todo, aún no creo que Rousseff pierda en la segunda vuelta. Los subsidios sociales gubernamentales del programa “Bolsa Familia” llegan a unas 15 millones de familias que seguramente votarán por ella, y el gobernante Partido de los Trabajadores tendrá el doble de tiempo gratis en televisión y radio que sus contendientes.

Lo que me hace dudar un poco sobre su victoria son las últimas encuestas, y la posibilidad de que si Brasil no gana el Mundial los brasileños se preguntarán aún más que ahora adonde fue a parar su dinero. O sea, sigo pensando que Rousseff ganará, pero no me animo a apostar un real que pasará eso.

El Nuevo Herald – Miami