La ‘maldad’ de la especulación

Roger Mario López Justiniano*

ROGER MARIO ¿Qué haría usted si se da cuenta que la próxima semana existe una probabilidad bastante alta de que se corten los suministros de agua? La elección óptima que tomaría sin duda, sería la de almacenar grandes cantidades de la misma hoy para poder hacer frente a sus necesidades futuras. Seguramente este mayor consumo aumentaría el gasto en agua, pero sería más que compensado si efectivamente ésta escasea como pensó. Si no se cortan los suministros habrá empeorado su bienestar debido a que incurrió en un mayor gasto y no obtuvo nada por ello.

Imagínese ahora, de ser cierta la escasez de agua, que sus vecinos menos previsores o desinformados, se enteran que usted tiene cantidades extras del bien para hacer frente a sus necesidades y le ofrecen comprar un poco. ¿Cuál sería el precio ‘justo’ para que se efectúe la transacción? ¿Cuánto tendría que cobrarles a sus vecinos? Obviamente, dada la ausencia transitoria del agua en la localidad es ésta más valorada, sus vecinos estarían dispuestos a pagarle un precio mayor que el que imperaba en el mercado antes de la escasez y usted estará de acuerdo en venderla –y dejar de usarla- sólo si cree que al nuevo precio cubre su costo y además el riesgo en que incurrió al almacenarla. (Mayor será el precio cuando el bien en cuestión se considere más ‘necesario’ y/o no existiesen otras alternativas. En este caso la alternativa a no comprar sería, probablemente, la deshidratación). De cualquier forma, el precio habría aumentado y, si se llegase a efectuar la transacción, ambos, el vecino y usted, estarían en mejor situación que antes del intercambio.



Sin embargo, ¡se ha convertido en un especulador! de los mismos que se ‘aprovechan’ de los demás en situaciones críticas. Ha traspasado bienes de un estado bueno de la naturaleza (abundancia) a uno malo (escasez), recogió los frutos de su previsión y el riesgo que implica obteniendo un precio más alto, salvó la vida a varios menos previsores y ahora le toca pagar ante la sociedad y el gobierno por la ‘maldad’ de la especulación.

*Estudiante de Economía