Los niños bolivianos de San José de Chiquitos deslumbran en Europa con su música barroca

La ciudad de Toulouse, Francia, tuvo la oportunidad de descubrir el talento de estos músicos en un festival dedicado a Bach, antes de viajar a España donde, a partir del 11 de mayo, darán conciertos en tres localidades de Extremadura (Badajoz, Llerena y Santa Cruz de la Sierra).

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Archivo Página Siete. Una niña toca el violín en un festival de música barroca en Santa Cruz.



Los 26 niños y adolescentes de la orquesta boliviana de San José de Chiquitos deslumbraron este fin de semana en Francia con su música barroca, en una gira europea que también les llevará a España.

La ciudad de Toulouse, en el sur de Francia, tuvo la oportunidad de descubrir el talento de estos músicos en un festival dedicado a Bach, antes de viajar a España donde, a partir del 11 de mayo, darán conciertos en tres localidades de Extremadura (Badajoz, Llerena y Santa Cruz de la Sierra).

«Es una orquesta excepcional porque los niños tienen 14 o 15 años de media y ensayan todos los días en la iglesia de San José de Chiquitos. El aprendizaje se basa en un sistema de orquesta-escuela que pone directamente a los niños a tocar sin cargarlos con teorías que no entienden», explica su director, Antoine Duhamel.

Este francés de 69 años está instalado en Bolivia desde hace nueve años y aplica a la orquesta métodos inspirados en «El Sistema», una red de orquestas y coros de niños y adolescentes fundada en 1975 por el músico venezolano José Antonio Abreu que ha sido imitada en todo el mundo.

«El secreto es usar el sistema venezolano. Los pequeños que todavía no tienen buen nivel ensayan con los buenos y se proponen ser mejores», explica Ricardo Rojas, de 14 años.

Este fue el caso de Gonzalo, de 8 años, el más pequeño de la orquesta, que empezó a tocar hace dos años escuchando «todo lo que tocaban ellos».

«Fue muy bonito y empecé a querer tocar el violín. Voy a la escuela y después violín de las 5 hasta las 8 cada día, es muy fácil aprender», asegura.

«Cuando un niño se presenta por primera vez, simplemente le decimos ‘Ven a las 5, hay ensayo'», explica Duhamel.

«Empieza a tocar directamente, imitando a los demás. El primer día nada, el segundo una nota, el tercero dos notas.. Y rápidamente la orquesta empieza a tocar piezas importantes, el ‘Aleluya’ de Handel o el primer movimiento de la quinta sinfonía de Beethoven: no tocan bien pero tocan, es lo importante».

Misiones jesuitas

La ciudad de San José de Chiquitos, de 30.000 habitantes, está situada a 265 kilómetros al este de Santa Cruz, una zona donde a finales del siglo XVII llegaron religiosos españoles de la Compañía de Jesús.

Esos jesuitas fundaron seis misiones -entre ellas la de San José, en 1697- que hoy forman parte de la lista del patrimonio mundial.

Según la Unesco, las misiones estaban inspiradas en las «ciudades ideales» de los filósofos humanistas del siglo XVI y mezclaban el catolicismo con las tradiciones locales.

«Los jesuitas utilizaban la música para su obra de evangelización. Y cuando fueron expulsados de Sudamérica por el rey de España en 1767, sus enseñanzas sólo perduraron en Bolivia, en estas misiones de Chiquitania», la región donde está San José, explica Moira Carmichael, una boliviana instalada en Toulouse.

Hablando de la colonización, el alcalde de San José, Germán Caballero, asegura que en la región «el proceso de integración universal fue menos traumático que en otras partes».

«No hubo el sometimiento, no hubo la tortura, no hubo el robo de los bienes propios de la gente. Fue un proceso de integración y estas artes que se cultivaron y se guardaron en el tiempo son la mejor muestra de que el hombre nativo de esta tierra está orgulloso de su pasado, de su mestizaje», asegura.

Dos siglos y medio después de la salida de los jesuitas, la orquesta juvenil sigue tocando este «barroco chiquitano» gracias a las partituras que se redescubrieron hace treinta años en las iglesias.

AFP (Página Siete digital)