Los signos de mejores tiempos políticos

Susana Seleme Antelo

susana s 1) Se formó el primer binomio para las elecciones de octubre y es el resultado de una alianza ¿Cuál es su análisis?

Todo análisis político y sociológico debe partir no solo del presente inmediato, sino de hechos políticos sucesivos en el pasado cercano. Entre estos, la alianza en Beni entre Unidad Nacional (UN) dirigida por Samuel Doria Medina, el Movimiento Demócrata Social (MDS) presidido por el gobernador Rubén Costas y Primero Beni, agrupación de Ernesto Suárez que postulaba a Carmelo Lenz para gobernador. Contra todo presagio de encuestas y analistas, esa alianza ganó por 10 puntos al oficialismo y a su candidata en enero de 2013. Hoy la reediten y presentan el binomio Samuel Doria Medina-Ernesto Suárez, ex gobernador de Beni, al que el régimen de Morales acosó política y judicialmente hasta hacerlo renunciar.



No menos importantes son las denuncias de corrupción destapadas por UN. En esa tónica, está el discurso del gobernador Costas en la inauguración del G77 + China, que marcó la diferencia: puso el dedo en las llagas del régimen al hablar de presos, perseguidos y exiliados políticos. Se refirió al centralismo andino y las batallas cruceñas por autonomía, e instó a poner los pies sobre la tierra cuando se proponen nuevos sistemas económicos, al margen del mundo globalizado de hoy, al que no eximió de injusticias. A esos signos, se suma la huelga de hambre del Comité Cívico pro Santa Cruz, durante seis días, exigiendo la aprobación de una terna para el órgano departamental electoral.

2) Sobre la huelga de hambre del Comité, ¿por qué cree que Evo Morales instruyó al poder Legislativo que atienda el pedido de Santa Cruz para que se levante la huelga?

Es otro signo que apunta a un nuevo tiempo político, después de que por instrucciones del propio Morales, la terna no fue aprobada en los últimos tres años. No lo ha hecho por ser demócrata ni porque ha dejado de lado su naturaleza autoritaria y autocrática. Es una prueba más del tutelaje del poder Ejecutivo sobre el Legislativo, pero tiene otro trasfondo mayor: ganarse el electorado de Santa Cruz, pues en los datos de la última encuesta (principios de junio) Morales está estancado en un 40% y no remonta ni con la propaganda millonaria y masiva. Doria Medina, aun sin alianza ni nuevo binomio, ascendía entonces a 22%. La asistencia de Morales a los festejos del solsticio de invierno en Samaipata, en los valles cruceños, también apunta a ganar votos. Ambos hechos son las primeras respuestas oficialistas a la ya consolidada unidad de la oposición democrática y al nuevo binomio, que en Beni puede arrasar y en Santa Cruz rondaría una cifra alentadora.

3) ¿Por qué cree que dejaron marginado a Juan Del Granado de la alianza? ¿Desconfianza? ¿Celo político?

No lo dejaron marginado, él mismo se automarginó cuando dijo que con Doria Medina no se iba a aliar, y hoy anuncia que lo atacará por haber sido parte del gobierno de Jaime Paz Zamora (1989-1993). Asumo que Samuel le refrescará la memoria, pues del Granado y su partido -el Movimiento Bolivia Libre- definidos de izquierda, fueron el principal aliado del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997), neoliberal sin complejos, que capitalizó -una forma de privatización- las principales empresas estatales. En su calidad de aliado, del Granado aprobó en el parlamento todas las políticas económicas de ese gobierno neoliberal. También lo hizo siendo aliado de Morales de 2006 hasta 2010, cuando lo secundó en su aventura nacionalista-centralista-indígena-aymarizante, para luego convertirse en detractor. En todo caso, podría sumarse a la nueva alianza que representa a Occidente y a Oriente. Si no lo hace, sería funcional al oficialismo, al que puede darle sus votos, que según encuestas oscilan ente 4/ 5%, y a nadie le vendrían mal.

4) ¿Qué tipo de propuesta electoral cree usted que está esperando la gente de la oposición?

En mi criterio, el binomio opositor Samuel Doria Medina-Ernesto Suárez responde a la unidad política esperada por la sociedad boliviana. No se trata de creer que puede ganar fácilmente, al margen de la realidad que habla del manejo absoluto de poder que ejerce Morales sobre toda la superestructura del Estado: poder Legislativo, Judicial, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, movimientos sociales, cocaleros, cooperativistas mineros, contrabandistas y afines. Pero la unidad de la oposición puede forzar a una segunda vuelta en octubre, y si no gana, sí podría imponer un equilibrio de fuerzas ajena a la mayoría absoluta antidemocrática de hoy.

No debe ser solo el discurso para recuperar el Estado de Derecho y la separación de poderes, sino para restablecer el poder de las instituciones públicas, el debate democrático, circulación de ideas y propuestas entre representantes de partidos políticos y la sociedad civil, sobre políticas públicas, desarrollo sustentable sin trampas rimbombantes, transparencia en los gastos y rendición de cuentas ausentes hace casi nueve años. La sociedad espera que la oposición haga respetar la alternabilidad democrática sin prórrogas inconstitucionales y un organismo electoral imparcial, hoy sometido al presidencialismo autocrático y continuista de Morales.

5) Sobre ese tema ¿puede la sociedad esperar nuevas políticas económicas de esta alianza y de su nuevo binomio?

Creo, por sus hojas de vida, que no van a reeditar la economía atada a recursos naturales no finitos, como gas y minerales, sino a hacerla competitiva e industrializada, dejando de lado el actual “narcisismo económico”, según apuntaba el economista Gonzalo Chávez, en el coloquio sobre “El estado de la economía”. Ahí se desnudó que las cifras macroeconómicas, alabadas por organismos externos, nada tienen que ver con la microeconomía ni con una planificación a mediano y largo plazo. Se dijo que Bolivia es víctima de una estructura extractivista y rentista, sin inversión productiva, que no piensa cómo hará el país cuando bajen los precios de las materias primas, por las ya desaceleradas economías emergentes. De hablar con taxistas, que son un excelente termómetro social, una buena parte de la sociedad espera que la alianza democrática, aun si no ganara la presidencia, tenga fuerza política para construir una Bolivia donde sea realidad el famoso “vivir bien no se siente por ningún lado”. Esperan una sociedad que no esté “bombardeada por la propaganda del gobierno que dice que gasta miles y miles y que han ido a sus corruptos bolsillos”, apuntan. “Este trabajo es duro, pero no hay otro estable que cubra mi seguro social y el de mi familia para tener por lo menos salud” agregan.

6) Esa percepción habla de un desencanto…

Desde luego. Ese es el sentir de una buena parte de la sociedad. Es un desencanto que la oposición democrática debe escuchar, para decirle al país cómo piensa revertir la actual situación, sin promesas que no podrán cumplir. El binomio Samuel-Ernesto tiene en su haber argumentos para atraer a esa sociedad desencantada de la política, sumar más adeptos y votos, sin que la alianza llegue a ser una amorfa mezcolanza. Acumulan experiencias exitosas en la gestión pública y privada, tienen sensibilidad social, que no es un atributo solo de la izquierda, tienen ganas y compromiso con Bolivia.

El Día – Santa Cruz