Experto en sexualidad: ¿Cuándo es mucho o muy poco?

La sexualidad forma parte natural del ser humano, pero cuando se convierte en una prioridad que interfiere en la vida diaria, en el trabajo, afecta a las relaciones personales y sociales y, además, causa ansiedad y estrés, entonces se convierte en una adicción.

Por adicción sexual se entiende una conducta irrefrenable, reiterativa e irreflexiva, dirigida a establecer un tipo de relación sexual estereotipada de la que queda una abrumante sensación de insatisfacción.

En resumidas cuentas, adictos son aquellos que tienen demasiado sexo, al punto de afectar sus vidas, sus relaciones familiares o incluso su situación económica. Pero, ¿cómo saber cuándo es demasiado? ¿Cuándo se trata de un adicto y no de un simple conquistador (ra)? ¿Puede un adicto establecer vínculos emocionales?



El psicólogo clínico y sexólogo argentino Roberto Rosenzvaig, responde a estas interrogantes y asegura que un adicto es una persona  que tiene demasiado sexo porque este no lo satisface del todo, por lo que busca constantemente repetir la experiencia.

“Poco sexo es cuando no te satisface, y mucho sexo, cuando te genera una insatisfacción constante y buscas repetirlo sin límite para llenar un espacio que en definitiva, nunca se llena”, explica Rosenzvaig, autor del libro “Demasiado sexo” (Aguilar 2014).

Según explica este experto la satisfacción que experimenta un adicto al sexo es demasiado instantánea, por lo que repite la búsqueda una y otra vez, con distintas parejas, incluso en un mismo día.

De acuerdo con su hipótesis, esta insatisfacción provendría de un vacío emocional, que con terapia y meditación, puede llegar a superarse. “Todos los problemas profundos o adicciones tienen que ver con una historia, donde hay marcas evolutivas, hay abuso, trauma, sobresexualización o estimulaciones inadecuadas a cierta edad, lo que genera un marco de ansiedad que se canaliza a través de esta droga”, explica y asegura que “una adicción siempre tiene que ver con un vacío, que a mi juicio, de acuerdo con mi camino y mi forma de comprensión, es un vacío espiritual”.

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Lamentablemente para los adictos, solo entre un 30 y un 40 por ciento de los tratamientos tienen resultados positivos, y el paciente logra controlar su sexualidad. Solo ellos, logran desarrollar vínculos afectivos regulares a largo plazo, pues quien se mantiene en la adicción es incapaz de cultivar la fidelidad en una relación y vive en un permanente "chipe libre".

Consecuencias de la adicción y terapias

No existen hasta la fecha datos nacionales disponibles respecto al tema. Sin embargo, algunas de las consecuencias de esta adicción han sido estimadas por el National Council of Sexual Addiction (NCSA) de EEUU: un 40% pierde a su pareja, otro 40% sufre embarazos no deseados, un 72% tiene ideas obsesivas sobre el suicidio, un 17% ha intentado quitarse la vida, un 36% aborta, un 27% tiene problemas laborales y un 68% tiene riesgo de contraer el sida u otras enfermedades de transmisión sexual.

Roberto Rosenzvaig, quien es autor de otros cinco libros sobre relaciones de pareja y sexualidad, editados en Chile, Argentina y España, basa su nuevo texto en diversos testimonio de su experiencia clínica, y cómo ha logrado tratarlos, algunos con más éxito que otros.

Para empezar, Rosenzvaig, hace hincapié en la importancia de que el paciente acuda por voluntad propia de sanación. “Muchos llegan a la consulta por que la señora los pilló, y los obligó a ir, pero si ellos no quieren cambiar, no hay nada que hacer”, asegura.

De acuerdo con su experiencia, señala que por lo general aquellos que no quieren realmente un cambio son quienes tienen un discurso elaborado acerca de que van a cambiar y nunca más van a caer en infidelidades por esta adicción, en contraposición a quienes sienten vergüenza y no reconocen en sí mismos el tipo de persona que quieren ser.

Las terapias para esta adicción comportamental son de estilos muy diversos. Rosenzvaig explica por ejemplo que es muy común aquellos modelos restrictivos vinculados a algún culto religioso o bien al esquema de alcohólicos anónimos, pero que a su juicio, no son útiles, porque "puede llegar a funcionar con un alcohólico o un drogadicto, porque dejan de consumir el motivo de su adicción por siempre, pero no se le puede pedir a una persona que no vuelva a tener relaciones sexuales".

“La terapia de un adicto al sexo debe estar basada en el aprender a auto regularse, enseñarle a identificar la causa de su vacío y a controlar su angustia”, concluye el autor de “Demasiado Sexo”.

Fuente: http://vidayestilo.terra.cl/