Venezuela: ahora hay problemas con las arepas

Emilio J. Cárdenas*cardenasLa ineptitud del gobierno de Nicolás Maduro es realmente enorme. Pasmosa, más bien. De ello hay muestras concluyentes a cada paso. Por esto es que Venezuela está empantanada en un insólito montón de frustrantes problemas, que además sigue creciendo. Muy particularmente en el sector de la alimentación, sobre el cual hemos escrito con relación al extraño mecanismo de fijación de precios al productor tan sólo luego de que los cereales han sido ya sembrados. Lo que transmite fragilidad, desconfianza, riesgo y naturalmente desalienta a los productores.Los cables anuncian que ahora es el turno de las “arepas”, un gran placer culinario del pueblo venezolano, al que en el país caribeño se recurre constantemente.Ellas se hacen con harina precocida de maíz. Nuevamente, el problema es el precio que, como todos, está fijado por el gobierno, que cree saberlo todo. Controlado, entonces.El precio actual es el que oportunamente se fijara, en agosto de 2013. Hace un año ya. En un país con el 60,9 % de inflación anual esto es simplemente insostenible. Casi absurdo. El precio se desajusta aceleradamente y el poder adquisitivo del “bolívar” se evapora constantemente, en rigor, por minuto. Ya ese precio, como era de esperar, no cubre ni los costos.Si esto continúa, la única solución que los fabricantes tienen para evitar el suicidio económico provocado desde el gobierno bolivariano, es simplemente la de dejar de fabricar harina precocida de maíz. Para que la demanda vaya, en todo caso, a los productos que son sus sustitutos, cuando los haya. O recurrir a la importación, como suele hacerse en Venezuela, cuando se está contra las cuerdas. Alternativa en la que florecen los favoritismos y la corrupción. No hay otro remedio, salvo que el gobierno corrija más rápido los precios de venta del producto, lo que supone otro empujón más a la ya acelerada espiral inflacionaria venezolana.Por esto, los empresarios tradicionales están preocupados. Seriamente. Como sucede con “Alimentos Polar”, la firma alimenticia líder del país caribeño, que produce el 48% del tipo de harina del que hablamos. Que, quizás acostumbrada al nivel de incapacidad de la administración de Maduro y/o el de las empresas públicas, ha ofrecido nada menos que comprar la capacidad estatal productiva de harina precocida de maíz o alquilarla, en un esfuerzo fuera de lo común por tratar de movilizarla en dirección a la producción, con un mínimo de sensatez.El tema recién empieza. Y tiene seriedad social. Porque es parecido a intentar dejar a Uruguay sin yerba mate, o a la Argentina “sin asado de tira”. O a los brasileños, sin su “feijoada”. Nada fácil de manejar.*Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones UnidasEl Diario Exterior – Madrid