Anomia en la sociedad cruceña

Marcelo S. Dabdoub Peña

dabd Cuando Émile Durkheim introdujo la teoría de la “Anomia” a finales del siglo XIX, vivía en una sociedad enfrentada a los cambios sociales y culturales provenientes de la Industrialización. Las ciudades europeas del siglo XVIII se habían convertido en grandes metrópolis a través de grandes migraciones poblacionales del campo hacia la ciudad y del aumento de la natalidad.

El crecimiento de estas benefició sin duda a la evolución de la humanidad, pero también trajo consigo un sinnúmero de dificultades por resolver, entre ellas, el aumento de la criminalidad.



Un preocupado Durkheim, intentó entonces aclarar este aumento con el concepto de la Anomia (del griego, significa “sin orden, sin ley”), un estado de falta o debilidad de normas, reglas y orden.

Concluyó que la disminución de normas religiosas y valores morales serían las causantes de desviaciones y, por ende, de la reducción del orden social. La falta de legalidad (leyes y su fiscalización) y de normas sociales (presión por parte de la sociedad para hacer el bien) no garantizaría la integración de ciertos individuos en la sociedad. La consecuencia es el aumento del crimen, suicidio y otros.

Santa Cruz de la Sierra está viviendo un momento histórico similar al que vivió el renombrado sociólogo. El aumento del crimen y el de la sensación de inseguridad ha puesto en alerta a los cruceños.

Las tragedias que han tenido que sufrir numerosas familias como la Calvo Aponte nos ha movilizado a cuestionar, nuevamente, las graves falencias de los servicios estatales de seguridad y orden. Son cada vez más frecuentes e intensas las demandas sociales y, hasta el momento, no han sido escuchadas significativamente. Se pueden también observar excusas absurdas y humillantes de autoridades gubernamentales que no merecen ser toleradas: Sobran declaraciones como la Policía “no puede estar en todos lados” y de que las familias deben “formar mejor a sus hijos”. Es intolerable también la ofensiva declaración del candidato oficialista Zabala que pretende “enseñar a las mujeres como comportarse”.

Durkheim atribuye a la sociedad civil cierta responsabilidad respecto al aumento del crimen. Es válido que la falta de presión social para que el individuo “haga el bien” en la sociedad cruceña ha disminuido. La sociedad civil debería comprometerse a tener “Cero Tolerancia” con cualquier tipo de conductas delictuosas, sin importar su grado de gravedad. Además, la formación moral dentro de la familia debería ser revalorizada.

Pero, lamentablemente, lo anterior no es suficiente y desempeña un rol menor en la disminución del crimen en nuestra ciudad. Más aún si consideramos que necesitamos soluciones a corto plazo y no podemos esperar por una mejor e incierta formación de nuestra juventud.

Otro aspecto que Durkheim acentúa es la falta de legalidad como detonante para el aumento del crimen. Este aspecto se desglosa en a) falta de leyes necesarias para mantener el orden y en b) la falta de fiscalización de las mismas.

En las últimas semanas se han reclamado reformas legales que contemplen condenas más severas, incluyendo la pena de muerte para ciertos delitos. Se persigue, de esta manera, desmotivar a posibles autores de delitos mediante el miedo que podría causar una condena más severa. Lo anterior ha sido marginalmente exitoso en un puñado de países occidentales. Con respecto a la pena de muerte, los resultados de numerosos estudios criminológicos en Estados Unidos demuestran que el “factor miedo a la pena máxima” no es significativo. En Europa, 46 de 50 países prohibieron en 1997 la pena de muerte con la ratificación del 6. Protocolo Facultativo de la Convención Europea de Derechos Humanos.

Aún obviando la latente ineficacia de penas más severas a las actuales para disminuir el crimen, éstas también traen consigo dificultades de naturaleza técnica e incluso moral.

También se ha propuesto la construcción de centros penitenciarios adicionales a Palmasola. Esto, sin duda, ayudaría a resolver los problemas de hacinamiento que ésta presenta. Pero el mayor impacto se vería reflejado en el bienestar de los reos, no así en la disminución del crimen. Que es lo que realmente nos preocupa.

Lo que realmente necesita Santa Cruz para disminuir el crimen de una manera significativa es la fiscalización de las leyes. En Bolivia, contamos con las leyes adecuadas para reducir el crimen, no necesitamos nuevas. Es más, en este país lo que sobran son las leyes. Cada vez que tenemos una emergencia, políticos oportunistas de cualquier color, saltan a la palestra pública ofreciendo reformas legales o nuevas leyes. Estimado lector, no se deje engañar. Fácil es redactar o reformar una ley, más difícil es el ejercicio de diseñar la manera de fiscalizarla y más costosa, su aplicación.

La tarea de fiscalización de delitos de naturaleza penal comienza con la Policía Boliviana. Y aquí es donde reside el verdadero problema de la lucha contra el crimen.

La Policía Boliviana es una institución históricamente diseñada para mantener el orden dentro del país, no así para mantener la seguridad. Es decir, está diseñada para proteger al aparato gubernamental de sus ciudadanos, no para protegerlos. Para garantizar la subordinación dentro de la institución, no para garantizar la seguridad de la sociedad. ¿No le sorprende que, cuando participa de una manifestación, siempre están presentes en números?; ¿pero, cuándo los necesita como ciudadano, tardan, todos los efectivos están ocupados o simplemente no vienen?

Es también muy poco transparente: No podemos informarnos de su desempeño, puesto que la Policía Boliviana no presenta estadísticas policiales públicas. Tampoco sabemos si las elaboran.

Es vergonzante vivir en un país oscurantista, dónde nos tenemos que enterar de “cómo va el crimen” a través de organismos no gubernamentales y no así a través de estadísticas policiales, judiciales y de la fiscalía.

En Santa Cruz vivimos en un estado de Anomia, es indiscutible.

Si Usted ciudadano cruceño, anhela seguridad ciudadana, tiene que tener la valentía de gritar a todo pulmón lo que todos sabemos y no todos se animan:

¡Policía Departamental! ¡De cruceños y para cruceños!

Solo así será usted requisado por un oficial que hable como usted, que venga de y conozca su departamento y particularidades. Sólo así tendremos los efectivos necesarios por habitante y no seguir siendo discriminados e insultados por el centralismo.

Solo así podrá usted levantar la voz, exigirle un buen desempeño y ser escuchado. Y más importante aún, ¡solo así podrá usted sentirse más seguro!