Bolivia es el país de tránsito, origen y destino para la trata

Distintas instituciones identificaron las rutas que usan los delincuentes. Víctimas de trata y tráfico de origen africano y asiático pasan por nuestro país desde Brasil y Paraguay. Los bolivianos son llevados a cuatro estados vecinos.

imagePágina Siete / La Paz

El territorio boliviano dejó de ser considerado  sólo un país de tránsito para las víctimas de trata y tráfico. Es también de origen y destino de estos ilícitos. Distintas instituciones identificaron las rutas que utilizan las redes internacionales para cometer los delitos  en Bolivia.



Fue el viceministro de Justicia y Derechos Fundamentales, Gabriel Machicado, quien dijo a Página Siete hace días que «Bolivia es un país de tránsito, origen y destino de las redes de tratantes y traficantes”.

De acuerdo con la Ley 263, se entiende a la trata como la explotación de una persona con distintos fines (sexuales, laborales, extracción de órganos, etcétera). El tráfico es el traslado ilegal de una persona de un Estado a otro con un propósito lucrativo.

Según información del Viceministerio de Justicia y Derechos Fundamentales, la Dirección de Migración y la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), el tránsito de víctimas de trata y tráfico por Bolivia ocurre cuando éstas son captadas en África y Asia.

Se las transporta por vía aérea hasta Colombia o Ecuador. Algunas van para Estados Unidos, otras recorren Perú e ingresan a Bolivia -por el norte del país- rumbo a su destino final: Brasil (ver infografía).

Agencias de empleo, ofertas para conseguir pareja, continuar  estudios y hasta técnicas de enamoramiento son estrategias utilizadas para reclutar bolivianos. Las redes tienen como finalidad llevarlos a Argentina, Brasil, Chile, Perú  y también a España. Sin embargo, su situación -lejos de sus expectativas- no mejora en estos países. 

«Las víctimas pueden considerarse cómplices. Saben los riesgos, se les advierte, pero no hacen caso”, dice el director de la Interpol en Bolivia, Óscar Soliz.

Por otra parte, el territorio boliviano se convierte en destino de trata cuando ciudadanos brasileños y paraguayos son transportados principalmente a Santa Cruz.

Son casi 7.000 kilómetros de extensión fronteriza que mantiene Bolivia con sus cinco vecinos sudamericanos, por lo que al Estado Plurinacional le resulta difícil mantener un control permanente. La Interpol tiene 18 puestos de vigilancia en los puntos fronterizos.

Distribución del «trabajo”

Las redes de trata y tráfico se dividen, según Soliz -quien advierte sobre la complejidad del tema por lo que nada es definitivo-, en las que reclutan a las futuras víctimas, las que las transportan,  las que las reciben y, por último, los tratantes, aunque estas dos últimas actividades ilícitas pueden ejecutarse a la vez.

Detrás de todos ellos suele estar «un pez gordo, a quien es muy difícil atrapar porque maneja un nivel de seguridad elevado, mucho dinero y camufla sus negocios en actividades lícitas como agencias de modelaje”, sostiene el jefe policial.

El balance del «negocio”

La trata y tráfico (delitos distintos pero que en su comisión casi siempre están ligados) es considerada la tercera actividad ilícita más lucrativa a nivel mundial.

Se estima que en América Latina mueve anualmente 6.600 millones de dólares. En el mundo la cifra casi se quintuplica a 32.000 millones. Un traficante recibe más de 2.000 dólares por  víctima.

Dos millones de personas son víctimas de trata y tráfico por año en el mundo.  80%  son mujeres y más de la mitad, menores de edad. Entre 2011 y 2013 los casos atendidos por la fuerza anticrimen se incrementaron en un 40%.

  En 2009, la Interpol emitió 170 notificaciones de personas desaparecidas en Sudamérica. El año pasado subieron a 762.

Con estas cifras queda claro que son delitos en aumento.  Soliz recomendó aunar esfuerzos para detener este incremento. Recordó: «Nosotros tenemos fronteras, los tratantes no”.