Bolivianos atacados vuelven a sus casas sin tener garantías

Los ataques y saqueos que sufrieron las casas de migrantes en Las Delicias siguen, pese a la pacificación. Hay malestar por la estigmatización de la comunidad boliviana como asesinas

La comunidad boliviana está en alerta por lo que pueda suceder en el barrio Las Delicias. Foto: La Voz del Interior



RUY D’ALENCAR – Enviado a Río Cuarto (Argentina)

Para los bolivianos de la villa Las Delicias, algo se ‘pudrió’ esta semana. Y es que este barrio bravo de migrantes albañiles y comerciantes de verdura y de fruta de Río Cuarto, segunda ciudad de la provincia de Córdoba (Argentina) no se recupera del todo de la ola de ataques xenófobos y saqueos que sufrieron luego de que una turba culpase a toda la comunidad boliviana por el crimen del joven argentino Jorge Alexis Rodríguez, la madrugada del domingo; hecho que derivó en el arresto de cuatro sospechosos, dos de nacionalidad boliviana y dos argentinos.

Francisco Cruz Menacho, un potosino de 28 años con hijos, es miembro de una de las 16 familias que entre el lunes y el martes fueron expulsadas por el pánico en esos días de histeria y de gritos. “Bolivianos asesinos, ¡fuera de acá!. Los vamos a cagar a palos”. Pero ayer ha vuelto a casa, dolido, dice él, pero fiado en el resguardo que encuentra en una casetita improvisada, de cuatro por cinco metros, donde se instaló la Policía de Córdoba, aunque ni siquiera tiene electricidad.

Las Delicias de Río Cuarto recuerdan se parece al barrio Satélite Norte de Warnes (Santa Cruz). La mayoría de las casas son de ladrillo visto y a medio hacer; las calles son torcidas y algunas no tienen salida. Allí viven argentinos y bolivianos muy modestos. Uno de esos migrantes es Luis Mamanillo Arriola, también potosino y padre de otra familia que dice que solo decidió volver porque “las autoridades han prometido que el destacamento se va a quedar en el barrio”.

Ninguno de los agentes de la Policía antidisturbios ha querido dar detalles de su trabajo. “No estamos autorizados a hablar”, dicen al unísono los hombres de azul camuflado y que se pasean en dos patrullas o a pie, exhibiendo sus rifles de asalto. Pero mientras Francisco y Luis hablan, uno de ellos se acerca para decir: “Che, ¿cómo vamos a hacer para el tema de la luz? Ya es tarde y los chicos (agentes policiales) no tienen energía ahí, ¿o compramos velas?”, le dice.

Entonces Luis rompe la charla y corre a alzar un par de cables enchufados dentro de su casa. Él les va a dar luz a los policías; no sea que los agentes quieran irse por falta de condiciones y los dejen solos de nuevo, como cuando saquearon su vivienda. Ese día, dice, “algo se pudrió y no sé si volverá a ser igual. Yo he pensado en volver al país”.

Una comunidad en alerta

Los bolivianos ya han vuelto a Las Delicias, en buena medida, dice Félix Gutiérrez, presidente de la comunidad, gracias a la intervención del cónsul boliviano en Córdoba, Óscar Sanjinés, y a la Defensoría del Pueblo y al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo de esa provincia argentina. “Pero seguimos en estado de alerta, nos comunicamos entre compatriotas porque la amenaza aún se percibe latente”, dice.

Y es que, pese a la promesa de que la Policía se quedará, las familias bolivianas de Río Cuarto saben que eso no cambiará la opinión de esa minoría xenófoba que los atacó

Un ‘paraíso privado’ vive a espaldas de las delicias

“Llegamos, aquí es Riverside, un ‘country’ exclusivo donde tiene casa gente de plata, como el gobernador de la provincia de Córdoba, José Manuel de la Sota. ¿No le parece una ironía que viva de espaldas a Las Delicias?”, explica el guía cordobés al visitante extranjero.

A unas cinco cuadras de donde fue asesinado Jorge Alexis Rodríguez, a machetazos y con dos disparos de arma de fuego, está uno de los más elegantes condominios cerrados de Río Cuarto, a pocos pasos de donde luego ocurrieron los ataques y saqueos de las casas de los bolivianos de Las Delicias.

Tal como dice el guía, la prensa local de Córdoba hace hincapié en que allí tiene una casa el gobernador, un reconocido político del Partido Justicialista argentino.

Para activistas de derechos humanos cordobeses y representantes de la Universidad Nacional de Córdoba, ese contraste de condiciones sociales y económicas es probablemente la expresión más gráfica de los orígenes de episodios de violencia como los que se desataron esta semana. Félix Gutiérrez, presidente de la comunidad boliviana, opina que no se debería ‘criminalizar’ a todos por los delitos de uno.

Fuente: eldeber.com.bo