Sorprende la escasa cobertura dada por muchos medios de comunicación al audio donde el presidente Evo Morales habla en forma sumamente despectiva hacia las mujeres y los cruceños, en comparación con la inflación mediática de otros temas, particularmente de los que sirven para dañar la imagen de candidatos de oposición.
Todo parece indicar que los medios paraestatales, como los denominara Raúl Peñaranda, son cada día más, contando entre éstos a: 1) los que tienen parte de su capital accionario comprado por actores cercanos al gobierno; 2) los que dependen en buena medida de la publicidad estatal; y 3) aquellos donde periodistas alineados con el Movimiento Al Socialismo controlan áreas estratégicas y definen la línea editorial.
Humberto Vacaflor cuantificaba tiempo atrás a estos medios pro-oficialistas en un 60% del total de los órganos de prensa de Bolivia, cifra que habría que actualizar y que probablemente llegue ya a un 70% o más.
Por supuesto, hay también los medios ingenuos o simplemente banales, que corren detrás del escándalo y siguen inconscientemente las estrategias comunicacionales del régimen.
Habrá que recordar que sin prensa independiente no hay democracia, y que ambas cosas vienen eclipsándose al unísono en el Estado Plurinacional…