Yo evoluciono, mi pareja no: ¿Qué hago?

yo-evoluciono-mi-pareja-no-1Cuando llevamos muchos años con nuestra pareja, especialmente si hemos comenzado la relación siendo muy jóvenes, la evolución personal gana al equilibrio de la pareja, provocando ciertos sentimientos que pueden estallar de un momento a otro. De modo que vamos a adentrarnos en esa espinosa situación en la que tú pareja sigue igual pero tú no.

Cuando nos volvemos desconocidos…

La desigualdad laboral o diferente realización puede llegar en diversos períodos y situaciones: bien cuando hemos comenzado con nuestra pareja siendo adolescentes y hemos atravesado juntos esas épocas de universidad y primeros trabajos, bien cuando ambos hemos empezado de cero en un nuevo destino o sí, aunque aceptemos las diferencias, intentamos ocultarlas fracasando a los pocos meses o años.



En ese momento, te sientas con tu pareja y descubres que sigue igual: mismo y odioso trabajo, misma personalidad negativa, conversaciones poco interesantes e incluso viste esos pantalones deportivos comprados en el 99. Nosotros nos observamos y descubrimos que tenemos constantes inquietudes, amistades nuevas y un trabajo por el que hemos luchado durante muchos años. Evidentemente la evolución no ha sido lo mismo para uno que para otro.

Es entonces cuando se forma un cocktail explosivo: demasiada costumbre, miedo a eclipsar y una cierta resignación ante la poca motivación de la otra persona, la cual, puede que no acepte nuestra situación y se dedique a enfocar toda su frustración contra su pareja. Sin embargo, todo empieza en ti.

 

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El arte de motivar

Posiblemente, esa pareja hastiada por su trabajo y vacía de interesantes conversaciones dibuja bien, tiene maquetas grabadas hace años o escribe poesías que antes te encantaban. Sino, desde la jardinería o las manualidades simbolizan un modo de evasión para ciertas personas. Motívale a explotar esas aficiones que dejó de lado por centrarse en un trabajo que tan poco le satisface. Intenta sonsacarla una mínima inquietud y propónle hacer cualquier curso, por barato o simple que sea, para que encuentre ese cebo con el que pueda avanzar un poco más.

Por otra parte, no nos engañemos, nuestra posición nos encanta, pero muchas veces el ego puede jugarnos una mala pasada ante esa infravalorada persona. Intenta contenerte, no seas un torrente demasiado inspirador pero tampoco te reprimas de comentar esas inquietudes. Procura hablarle de todo esto pero no en exceso. Presenta a nuevos compañeros de clase o trabajo para que conecte con ellos algunas de sus inquietudes y puedas verle aceptar todo lo que haces desde otra perspectiva. Interésate por lo que hace aunque lo veas demasiado banal o (a estas alturas) tenga poco que ver contigo.

Estas diferencias suelen surgir con mayor frecuencia ante la rutina, por lo que regalarse un fin de semana para estar solos y centrarse en lo que de verdad importa los alejará de las tensiones cotidianas y les permitirá dar paso a una mayor comunicación que puede desembocar en ciertas negatividades pero una mayor claridad para afrontar el tema.

Pero, especialmente, motívalo y olvídate de ti misma por un momento, pues tú ya lo has conseguido, pero él no.

El problema que suele surgir cuando tú has evolucionado pero tu pareja no es una lucha de egos en la que uno tiene las de perder, o quizás los dos. Deja a un lado toda esa realización por un momento y céntrate en si los sentimientos, las bromas que siempre tenían o las caricias pueden seguir aportándote algo; esa es la verdadera materia prima de la relación. Y, como repetiré hasta la saciedad, motívalo. Sino, siempre puedes buscarle ese algo que siempre desconoció y que en realidad le encante.

Fuente: www.imujer.com