Entre la inoperancia y la mala fe

Maggy TalaveramtLo ocurrido el 12 de octubre y los días subsiguientes en el Tribunal Supremo Electoral bien podría dar lugar a una “crónica de una manipulación anunciada”, en la que no faltarían antecedentes para alimentar una gran duda sobre si lo que estaba por ocurrir sería un proceso serio o una farsa electoral. No hay exageración en lo dicho; tal es así, que hasta la condescendiente misión de la OEA tuvo que admitir “problemas” y “demasiada lentitud” en el cómputo oficial de votos.Demasiados problemas no justificados en un proceso tan vital para la democracia en Bolivia como han sido estas elecciones generales. Lo más grave es que no se trata solo de inconvenientes irrelevantes, sino de una serie de acciones dirigidas claramente a favorecer a la candidatura oficialista. Un extremo que lleva a afirmar que el trabajo del Órgano Electoral no solo se ha caracterizado por la inoperancia de sus funcionarios, sino también por su mala fe; o malicia, dirán otros, dadas las barbaridades vistas hoy. No hay posibilidad de elegir una de las dos, ni da para plantear un dilema entre una u otra, porque los hechos muestran que inoperancia y malicia se combinaron y se siguen combinando en la forma de operar del Órgano Electoral. Los cambios de reglas del juego, en la distribución de circunscripciones, en el padrón electoral (al que no tuvieron acceso las candidaturas opositoras) y en la regulación de campañas, encuestas e información pública son nada frente a las irregularidades vistas el día de la votación –muertos habilitados para votar y vivos que no lograron hacerlo- y las que están siendo denunciadas en el cómputo (aparecen más votos que electores, modifican resultados finales, etc., siempre con saldo a favor del oficialismo).Son demasiadas fallas como para pasarlas por alto y creer que son resultado apenas de la inoperancia de los administradores del proceso. Yo creo que obedecen a la presión política del oficialismo, innecesaria además, dado el margen de votación que lo separa de sus contrincantes, pero que se explica en su afán de tener a como dé lugar 2/3 en la Asamblea Plurinacional. No le basta ganar. Tiene que copar, así sea urdiendo trampas.Ahora el tema es si se le será permitido hacerlo. Me parece que es tiempo de decir ¡basta de abusos! Es hora de asumir la defensa del voto y de demandar una inmediata auditoría al proceso que, si es correcta, derivará en un pedido de renuncia del actual TSE y en la obligada postergación de los comicios municipales y departamentales ya adelantados para el 1 de marzo próximo. Elecciones sí, pero no así.El Deber – Santa Cruz