Repasando a Bastiat; la perversión de la ley en Bolivia

Roberto Ortiz Ortiz*rortizMe encuentro repasando un libro de Claude Frédéric Bastiat a cuya vida es inevitable dedicar unos cuantos párrafos antes de analizar su brillante aporte al derecho, para luego hacer una comparación con la penosa realidad boliviana.Este economista francés, legislador y escritor, fue –desde mi punto de vista- uno de los más grandes intelectuales del siglo XIX. Nacido a comienzos de siglo, en 1801 y fallecido tan solo 49 años después, exactamente a mediados del siglo XIX, podemos darnos ya una idea, de la situación histórica en la que este hombre desarrolló su intelecto.Habiendo finalizado ya la Revolución Francesa en 1799, el terreno donde Bastiat desarrolla sus ideas, su negocio familiar de exportaciones y su implacable defensa por el libre mercado, fue un terreno marcado, si bien por una base democrática primitiva en lo político y una nueva soberanía popular en lo civil, también lo fue por un fuerte proteccionismo hacia el comercio de estas nuevas clases sociales que empezaban a surgir entre los burgueses de aquella Francia.La posibilidad de Bastiat de vivir en carne propia la pesadilla del proteccionismo, lo llevó a su primera aparición, levantando la voz en contra de los privilegios para productores agrícolas y logró convencer a los mercaderes de la época, utilizando una frase que determinó la historia, la cual dice: “Ustedes demandan privilegio para unos pocos, mientras que yo demando libertad para todos».Bastiat no fue solamente un paladín del libre mercado y gran opositor de los impuestos, fue un liberal por excelencia: riguroso defensor de la vida, la propiedad privada y sobre todo un verdadero entendedor de lo que llamo “La organización colectiva del derecho individual de legítima defensa” en resumidas palabras: La ley.De esta forma, Bastiat titula su último libro, “La Ley”, el cual se publica dos años después de La Tercera Revolución Francesa de 1848, pocos meses antes de su muerte en el 1850.El leer “La Ley” siempre es muy refrescante para el intelecto, pues a mi parecer, es la dedicatoria al derecho, más pura que se pueda encontrar en obras de pluma y letra, además, el simple hecho de que sus ideas prevalezcan hoy en día, casi dos siglos más tarde, es simplemente una muestra de su brillantez y coherencia sobre la vida humana. Exhorto a todo intelectual, legislador o defensor de la libertad a que estudie la –sencilla, ergo, espléndida obra de este personaje.Uno de los subtítulos del libro que más me llama la atención, por su semejanza con el Estado de Derecho boliviano fue el llamado “Completa Perversión de la Ley” el cual dice en una parte lo siguiente.“La ley, ha procedido en forma contraria a su propia finalidad; ha destruido su propia meta; se ha aplicado a aniquilar aquella justicia que debía hacer reinar, a anular, entre los derechos, aquellos límites que era su misión hacer respetar; ha puesto la fuerza colectiva al servicio de quienes quieran explotar, sin riesgo y sin escrúpulos, la persona, la libertad o la propiedad ajenas; ha convertido la expoliación, para protegerla, en derecho y la legítima defensa en crimen, para castigarla”.Analizando este párrafo con la realidad boliviana, Bastiat guarda mucha razón. En Bolivia, las leyes son utilizadas para destruir al individuo en vez de defenderlo, para expropiar la propiedad en vez de protegerla, para controlar el mercado en vez de abrirlo y para engrandecer al estado en vez de regirlo.No existen en Bolivia leyes legítimas ni claras, la misma constitución es una suerte de contradicciones, donde los artículos, como si fueran versículos de una biblia, pueden ser vistos de la manera en que al juez le convenga, juez que además juega a la justicia en completa parcialidad con el estado.Una constitución con palabras y términos raros, los cuales no se encuentran especificados. Y sobre toda, una constitución ilegítima, cuyas leyes, no identifican a sus ciudadanos.Existe hoy en día en Bolivia, para dar uno de muchos ejemplos, un supuesto caso terrorismo, el cual, creo yo, será en el futuro, un caso para estudio y análisis, como si fuera una antítesis de lo que significa justicia, o ¿por qué no? Una antítesis de la “La Ley” de Bastiat. En este -llamado por los ciudadanos- proceso del terror, que tiene más de 5 años, se han utilizado las leyes para violar derechos humanos, para perseguir a los buenos y para presumir culpas en vez de inocencias. Este proceso, mediante la ley, se ha cobrado varias vidas y sobre todo ha dejado muy claro en el país que, la ley se ha convertido en un instrumento solo y únicamente del estado, en detrimento de su verdadero amo e inventor, el individuo.Quiero finalizar con una famosa frase de Bastiat la cual dice así: “La Ley solo puede ser coercitiva, si es para proteger la vida, la libertad y la propiedad privada”.*Director de Estudiantes por la Libertad BoliviaEl Día – Santa Cruz