Karen Arauz
La serie de alegorías experimentadas a raíz de la re re asunción del MAS al mando del país ha logrado provocar una severa confusión. Desde el acto de entronización de Evo Morales en Tiwanaku, con escenografía digna de una gran producción fílmica y concluyendo en el republicano palacio legislativo en casimir inglés, el tercer y último período de administración masista parece que viene recargado.Entristeció un poco a los pueblos originarios que observaban la representación que subyugaba en lo onírico, el que SE no se expresara en ninguno de los idiomas autóctonos. En nueve años, hubiera sido muy interesante que aprendiera el aymara por ejemplo. Eso hubiese sido una prueba de amor hacia los indígenas de quienes se precia de ser su máximo y exclusivo líder. La identificación y consecuente emoción, hubiera tomado ribetes descomunales. En fin, sino lo hizo en nueve años, es dudoso que lo haga en los siguientes cinco, más aún cuando (en teoría) ya no tendrá chance de una nueva campaña electoral. La apariencia democrática que se le ha dado a la institucionalidad en Bolivia para copar todos los poderes del Estado, encontrará una vía de escape que no es otra que la presión que vendrá de la calle.Porque contrariamente a lo que muchos vaticinan, difícilmente habrá una reforma a la constitución, al menos no para tratar la reelección vitalicia. Aunque es claro para todos que estos años de alegre adjudicación de recursos en obras de gran impacto visual, ha rodeado todo con un aire festivo. Pero serán razones ajenas a la voluntad del binomio gobernante, que se recupere cierta objetividad sobre la importancia de observar una simple pero dorada regla: no se puede gastar más de lo que se gana y menos aún hacerlo en pomposos y emperifollados emprendimientos que no redundarán en un solo peso de retorno. La creación de empleos, como una manera de generar bienestar a los ciudadanos, -amén de paliar la desbocada delincuencia- ha sido por una década, descaradamente soslayada. El programa Evo Cumple, va varios meses sin ser siquiera mencionado. Pareciera que se espera que la bruma del tiempo sea la que se encargue de esfumarlo.Pero la tentación es grande y para ello- por si acaso-a un día de iniciado el nuevo período y sin mayores sutilezas, se lanza la construcción de seis líneas más del teleférico, que serán inauguradas paulatinamente hasta el 2019, como una forma de mantener latente la clientela electoral de La Paz.La intención de uniformar la administración, todos bajo el paraguas del MAS, en un sistema de partido único, tiene muy poco de democrático. Las hipérboles de García Linera, que intenta nuevas definiciones para un sui géneris socialismo, no se pasa por alto. Por mucho que aparente, no es más que su verdadera vocación comunista, aunque sus gustos burgueses se refinan cada vez más. En realidad, el totalitarismo es el ideal soñado porque da la oportunidad de decir una cosa y hacer otra.La debacle de Venezuela deja mal parado al socialismo caricaturizado. Como castillos de naipes, todo se está desmoronando. Los dados han estado cargados hasta ahora en beneficio de gobierno del MAS. Pero el más novato de los jugadores sabe que las rachas son eso, rachas que buenas o malas, no duran indefinidamente. A estas alturas se podría esperar que finalmente la administración, tome conciencia de la importancia de hacer gestión y aprovechar el coletazo de la bonanza para sembrar desarrollo. Dicen que un político empieza a ser estadista, en el momento que deja de pensar en nuevas elecciones, lo que por los síntomas, no va a sucedes acá.Echar mano de las reservas, es una tentación posible pero también una irresponsabilidad absoluta considerando que claramente la intención es continuar dándole material a la oficina de propaganda del gobierno para que continúe explayándose. Todo lo que sucede, es convertido en supuestos logros, ignorando que es la dependencia y la prebenda, lo que convierte a las audiencias en fervorosos e incondicionales seguidores.La intención de priorizar lo político por encima -en verso- de un modelo de desarrollo económico y social, está patentizado en el nuevo gabinete ministerial. El Ministro de Gobierno – la más clara de las señales de que así es- es un fanático pro cubano. Difícil saber qué estará pensando de la aproximación de Cuba al imperio. Todos los incipientes avances de la transformación de la Cuba de sus amores, va indefectiblemente hacia el capitalismo. Dudo que el señor Moldiz hubiera siquiera imaginado, que esto sucedería justo ahora que es ministro. Es probable que esté sufriendo una crisis de identidad luego de las aseveraciones de Fidel, en sentido que el socialismo cubano no sirve ni para Cuba.Pero no preocupa. El «maravilloso instrumento del poder» logra milagros. Las canonjías inherentes tan disfrutadas en la intimidad, les permite mantener dos personalidades. Lindo desplazarse en avión de jeque a las comunidades postergadas y vociferar sobre el proceso de cambio que significa vivir bien para todos los hermanos y todas las hermanas. Ya descubrirá que puertas adentro, la conciencia se tranquiliza y se idealiza más fácil con etiqueta azul.El Día – Santa Cruz