El regreso de los exiliados

TAPIADe acuerdo a un informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los exiliados bolivianos eran 775 un año atrás. Luego de varios casos de refugio en el 2014, la cifra se acerca mucho a los 800.No es un número propio de un país democrático, sino que se asemeja demasiado a los indicadores de una nación sometida a un gobierno dictatorial.Desde el poder se alega que los exiliados son “corruptos, neoliberales, separatistas”, pero ¿realmente es creíble que una cifra como la antes citada pueda corresponder a meras fugas de procesados por hechos de corrupción?Una gran cantidad de los exiliados son pandinos, que buscaron asilo en el 2008 luego de la violenta ocupación militar de su departamento y que tuvieron que vivir en carpas o en coliseos del Brasil en una primera fase de su refugio.El día de ayer, uno de los exiliados de mayor renombre, el juez Tapia Pachi, quien contaba con refugio legal en el Brasil, decidió retornar a Bolivia para defender su inocencia frente a la maquinaria judicial controlada por el gobierno.Su pecado fue defender el principio jurídico elemental del “juez natural” en el caso Rozsa, es decir, que el asunto fuera ventilado en la jurisdicción donde supuestamente se dieron los hechos: Santa Cruz.¿Tolerará su presencia el régimen de Evo Morales o se reactivará la persecución en su contra? De la respuesta a esta pregunta depende el regreso de muchos otros exiliados, lo que sería altamente positivo para la democracia…[email protected]