Raúl García, hermano del Vice, desplaza a Walter Chávez del entorno de Evo y el MAS

El refugiado peruano fue importante en campañas presidenciales de Evo Morales hasta 2014. Habría sido alejado del entorno del poder por cuestionar a los corruptos, entre estos al propio hermano del Vice García Linera y un abogado de Evo. El Mallku describe a Raúl García Linera como un taimado.

El MAS aleja a Wálter Chávez y Raúl García emerge como formador

El refugiado peruano fue importante en las campañas presidenciales entre 2002 y 2014. El hermano del vicepresidente siempre trabajó de forma discreta, pero ahora se lo ha visto como profesor de los grupos juveniles del MAS y como analista en la TV.

imageLos tiempos de exposición Wálter Chávez (con lentes) apareció a menudo con el presidente Evo en 2006. ARCHIVO



Todos saben que Wálter Chávez y Raúl García Linera trabajaron en el Gobierno de Evo Morales desde el 21 de enero de 2006, pero muy pocos pueden decir de qué se ocupaban concretamente. Chávez tuvo unos meses de exhibición pública en el primer año de mandato.

Se lo veía siempre al lado del presidente Evo Morales, asesorándolo en momentos tan difíciles como en el enfrentamiento entre mineros en Huanuni, pero pronto la oposición recordó que él era un refugiado político, reclamado por Perú por presunto terrorismo y volvió a ser el estratega en las sombras.

Raúl García Linera aparecía poco, casi nada. Se lo vio barriendo el colegio Junín de Sucre antes de la inauguración de la Asamblea Constituyente. Luego una representante del presidente ante el cónclave capitalino denunció injerencia y no se supo de él hasta que la oposición lo acusó de estar implicado en el caso Rózsa. Desde ahí, todas fueron acusaciones en contra del hermano del vicepresidente.

Lo ligaron con una empresa importadora de automóviles y él se defendió argumentando escasez de bienes terrenales. Se dice que ambos compartían espacios en la Vicepresidencia, que Raúl colaboró con Álvaro, que incluso el vicepresidente compartía el sueldo con su hermano, mientras que Chávez creaba medios y armaba programas televisivos para apoyar el proceso de cambio.

Sin embargo, después del 12 octubre todo comenzó a cambiar. Hubo un verdadero huracán entre la elección presidencial y la votación del 29 de marzo. Nadie sabe explicar muy bien por qué pasó, pero el MAS se sumergió en una crisis interna -la más profunda desde que asumió el poder- y hubo una purga grande que se reflejó muy bien en Santa Cruz con la pérdida de poder de Carlos Romero, por ejemplo.

Pero arriba, en la cúpula, también hubo cambios. Se perdieron confianzas y se reemplazó toda una generación de colaboradores por jóvenes valores formados dentro del proceso. Dicen que cuando Wálter Chávez reclamó el rescate de gente útil y leal, no escogió las mejores palabras.

Los oídos que abundan entre Palacio y Vicepresidencia aseguran que el refugiado peruano preguntó por qué se apartaba a gente honesta y no a los corruptos. Aseguran que aludió a Raúl y un abogado muy cercano a Evo y eso causó su expulsión. Ahora Chávez está fuera del MAS, alejado tal vez para siempre, mientras que Raúl aparece cada vez más como analista político y formador de la Generación Evo y la Columna Sur, la ‘sub-30’ oficialista.

Parte de todo esto fue confirmado por el mismo Raúl García Linera en la entrevista que concedió en el programa Que no me pierda. “Wálter Chávez se distanció de mí en particular. Yo me molesté con él porque dudó de mi integridad y eso no se lo permito a nadie”, enfatizó Raúl.

Parecidos

Raúl y Wálter son izquierdistas, son dos personas que alguna vez pensaron en la lucha armada para llegar al poder y fueron asesores políticos al servicio del Gobierno del MAS que prefirieron el anonimato a la exhibición pública. Hasta ahí las similitudes.

De Chávez se sabe que llegó a Bolivia en 1992 y obtuvo refugio político. Que fundó suplementos culturales en La Razón, que ayudó a crear nuevos medios populares para el exgrupo de Raúl Garafulic y que dirigió el semanario político Juguete Rabioso justo en los tiempos donde los vientos de cambio comenzaron a soplar en Bolivia.

Raúl nació en Cochabamba, tiene 57 años, al igual que Álvaro estuvo en México, estudiando, también volvió a Bolivia para enrolarse al Ejército Guerrillero Túpac Katari, por ello estuvo preso casi seis años entre Chonchocoro y San Pedro, que nunca lo condenaron y estudió Sociología estando preso. Vivió una vida casi igual a la de su hermano.

Entre 1985 y 2005, Felipe Quispe fue testigo de la evolución de Raúl. “Es un autómata que no piensa, sino que le mete nomás.

Nunca se llevó bien conmigo. Tenía un carácter diferente y no era disciplinado, cometía errores. En los entrenamientos, él dormía en sleeping mientras nosotros pasábamos frío en el suelo pelado. Es muy taimado. Cuando discutía contigo no reaccionaba, te daba la mano pero con la otra trabajaba. Con el que discutía lo consideraba muerto. Nunca más volvía a confiar en él”, describe el Mallku.

En la entrevista concedida, Raúl se describe como alguien que solo le teme al miedo, intrépido y amante de una frase guerrillera de El Salvador. “Amo tanto a mi prójimo que no solo estoy dispuesto a perder los goces de la tierra por él, sino también los goces del cielo. Es decir que por mi hermano no solo estoy dispuesto a morir, sino también a matar por él”. Lo dijo en tono solemne, protector y luego aclaró que se trata de una metáfora.

Salvar a Evo

Ahora, en uno de los pocos puntos que coinciden Wálter y Raúl es que la figura del presidente no se toca. Chávez lo describe como un político irrepetible, mientras que Raúl asegura que no existe nadie que le pueda pelear la presidencia. Pero Chávez lanza insinuaciones agudas contra Álvaro. En concreto sobre su idea de hegemonía, fundada en el control estatal y no en la hegemonía cultural.

Es que tal vez esa tesis fue fundada por Chávez cuando aún García Linera apoyaba electoralmente al Mallku. Fue en 2002, cuando Evo figuraba con el 5% en las encuestas de intención de votos y terminó segundo, décimas detrás de Goni luego de la manita del embajador Manuel Rocha. En esa elección, un spot sencillo, directo, se destacó entre todos. Delante de un fondo negro, una mujer de pollera, decía: “Voy a votar por el Evo para que mi hija no sea tu empleada”. La frase original era de Felipe Quispe, pero eso hizo que Evo gane en La Paz.

Ahora Chávez -así lo dijo en el programa Esta Casa no es hotel- analizó que Felipa Huanca no congrega votos porque el MAS no ha sido capaz de establecer una hegemonía cultural, porque el votante clase media la asume como un personaje muy parecido a su empleada doméstica, no como la reserva moral. Esto, según él, se da no solo por el desgaste de 10 años de gestión, sino el abandono de las 36 naciones originarias.

Raúl tiene otra explicación, más directa, más dura: “Hubo una sindicación virulenta sobre la compañera Felipa Huanca (denuncias de corrupción en el Fondo Indígena). En el imaginario quedó que eso estaba mal y que había síntomas, un silencio que pecó casi en la estupidez. No salió a aclarar y permitió posicionar la duda razonable en la gente”, analizó.

Para Rebeca Delgado, expresidenta de la Cámara de Diputados y ahora alejada del MAS, Chávez fue uno de los autores de la tesis de generar una identidad indígena y confrontacional entre k’aras y t’aras al MAS. Lo describe como una persona que ponía a la revolución antes que todo, incluso que la vida humana. También lo acusa de haber fundado medios, creando programas como en el que anunció su alejamiento del MAS con el fin de desacreditarla.

Otro disidente masista, que tuvo rango de ministro, asegura que Raúl siempre trabajó solo con su hermano, que nunca tuvo influencias ni llegada a Palacio Quemado. Eso sí, Delgado asegura que hubo un tiempo en el que Raúl y Wálter trabajaron codo a codo en la Vicepresidencia, que también influyeron en el veto a los librepensantes, que por eso varios como ella se tuvieron que alejar del MAS. Ahora, él también está afuera.

Fuente: EL DEBER