Su Santidad y la Diosa blanca

Álvaro Riveros TejadaAlvaro-Riveros-Tejada311112Todos los viajes del Santo Padre tienen una razón que excede a una simple gira de turismo y, por el contrario, esos desplazamientos hacen parte de una labor diplomática que suele cambiar el curso mismo de la historia, como es la famosa expedición de Juan Pablo II a su Polonia natal, cuando todavía campeaba allí el rigor del comunismo.De hecho, se comenta que antes de emprender dicho viaje el presidente Ronald Reagan comisionó a su director de la CIA William Casey, un ferviente católico practicante, para que viajara a Roma y advierta al pontífice sobre un supuesto peligro que corría a su llegada a Varsovia. Para dicha misión Casey portaba un juego de asombrosas fotografías satelitales que mostraban a Su Santidad, como un pequeño punto blanco, en medio de una muchedumbre de feligreses en la plaza de San Pedro y otra que, en el acercamiento, se lograba distinguir hasta el reloj de pulsera que el Sumo Pontífice portaba.Con dicho material, el jefe de la CIA no solo pretendía demostrar la eficacia de los organismos de inteligencia norteamericanos, sino que el Papa reconsidere su riesgoso viaje. Luego de mostrar su admiración y gratitud por el amigable gesto, se sabe que S.S. cogió el teléfono y se comunicó con el obispo de Cracovia, quien a su vez le comunicó que, de acuerdo a las informaciones que recibió de todas las parroquias que visitaría S.S., todo estaba tranquilo y no había por qué temer. La moraleja fue que el Vaticano, sin tanta tecnología, cuenta con los medios de información,  iguales o mejores que los de cualquier potencia mundial.Los resultados de dicha expedición papal son suficientemente conocidos y la historia universal la registra como uno de los factores determinantes para la caída del comunismo; la subsiguiente caída del muro de Berlín y, dándole un giro seráfico al acontecimiento, la “conversión de Rusia” tal como estuvo escrito en las revelaciones de la Virgen de Fátima a los 3 pastorcitos.Años más tarde, la influencia de ese mismo Pontífice se hizo sentir también en su inusitada visita a Cuba, como prolegómeno a la misión que el actual Papa Francisco culminó con éxito absoluto, como el retorno de la isla al concierto de las naciones latinoamericanas, acto reconocido y agradecido por Raúl Castro y Barak Obama, ambos protagonistas de tan histórico acontecimiento.Es entonces cuando los ojos de la prensa mundial se concentran en la llegada de Francisco a Bolivia y, de no ser por su propia indiscreción, cuando mencionó la mexicanización de la Argentina por causa del narcotráfico, sería difícil  escudriñar la verdadera razón de su viaje empero, cada vez son más evidentes la corrupción y el narcotráfico, que unidos al marxismo residual constituyen una diabólica alianza donde se sustenta el fundamentalismo populista, que no sólo amenaza   desestabilizar la región, desde el Rio Bravo hasta la Patagonia, sino existe el  peligro de extenderse hasta Europa y potenciar cada vez más las mafias rusas y chinas. Eh ahí el peligro que debe conjurar el Santo Padre y también una explicación plausible de la relación de Su Santidad con la Diosa blanca.