Líderes emergentes: la GPR, las ARCOs, la DEA

Iván Ariasint-63083En los años que llevo en esto de la gestión pública central y descentralizada he pasado por diferentes momentos y situaciones. Cuando los líderes y lideresas están de candidato@s preguntan todo y están dispuestos a escuchar al asesor. Son tiempos de gloria para los que fungimos en esos cargos: nos preguntan, nos escuchan, nos cuestionan, escuchan, avanzan, corrigen. Son una dulzura.Parecen esponjas dispuestas a absorber todo lo útil. Se establece una relación constructiva muy interesante y estimulante. Todos ganamos porque sentimos que crecemos y que nos necesitamos. En todo proceso electoral la buena relación entre asesores y candidato es vital para la victoria. En la mayoría de los casos, los asesorados, con buen criterio, se ponen en manos de los asesores y no dan un paso sin consultarles.Sin embargo, una vez que han logrado la ansiada victoria, se produce, en la mayoría de los líderes y lideresas victorios@s una metamorfosis: el baño de votos los vuelve infalibles y la posesión en el cargo, sabios.»En realidad -te dicen- yo sabía que ganaría, estaba hasta en mis peores cálculos”. Una vez apoltronados en la silla del poder, pareciera que ésta les transmite dominios y conocimientos variados y precisos. Se vuelven, por arte de magia, abogados, economistas, arquitectos, ingenieros, doctores y mecánicos. No hay tema ni realidad que no dominen y conozcan, no sólo el problema sino que, además, las soluciones. Es el tiempo más oscuro para los asesores en gestión.Los líderes políticos son propensos a despreciar la gestión técnica de calidad, porque creen que el discurso y promesas de plaza bastan. Su razonamiento primario es: si con eso gané,  con eso triunfaré. Entonces dejan que los humos del poder se les suban a la cabeza y consideran que porque la gente los adula y considera, tienen el sartén por el mango. «No ves,  Negro? – suelen decirme- la gente me ama, me quiere, me respeta, me saluda y me tienen en alta consideración. Reelección segura”.Y así pasan los años y con el hubris increcendo. Fueron los griegos quienes acuñaron este término, con el que designaban la falta más grande que podían cometer los héroes: creerse superior al resto de los mortales. El hubris es: «La violencia ebria que los poderosos ejercían contra los débiles y la arrogancia grosera de quienes ostentan el poder” (Enrique Suarez, 2009). De esa manera, cuando les falta meses para dejar el poder, recién quieren corregir, pero ya es tarde.Las últimas elecciones subnacionales nos enseñan cuán importante es darle todos los recursos necesarios a la gestión. Rocío Pimentel, Édgar Patana, Analucía Reis, Edwin Castellanos, Moisés Torres, en alcaldías;  Lino Condori, César Cocarico, Edmundo Novilllo, Carmelo Lenz, en gobernaciones, son una pequeña demostración que con la gestión no se juega. Que si a ella no le das importancia, ella te cobra al final.Los procesos de desarrollo y mejoramiento de la Gestión Pública promueven homologación de métodos, adopción de buenas prácticas, eliminación de normas que entorpecen el quehacer gubernamental y el empleo de herramientas que fomentan el incremento de la efectividad y la disminución de costos de operación de las instituciones. Hay varios estilos de hacer gestión, pero el mejor es la gestión por resultados (GPR) en base a Agendas de Responsabilidad Compartida (ARCOs). El objetivo último de la GPR con ARCOs en el sector público es generar capacidad en sus organizaciones para que logren, mediante la gestión del proceso de creación de valor público, los resultados consignados en los objetivos del programa de gobierno.En la GPR con ARCOs tres elementos orientan al líder gestor.

  1. El resultado es lo clave. No importa cuántas reuniones y seminarios hayas tenido. Lo que importa qué has logrado cambiar u obtener para la generación de valor público. Mil actividades que no lleven a resultados medibles y de impacto, no sirven.
  1. Adquisición de responsabilidad de los directivos sobre el resultado obtenido. Si las cosas salen bien, es logro de todos, si las cosas salen mal, es el jefe el que tiene que asumir la responsabilidad. No echar la culpa a otros. Los jefes tienen que saber delegar según las capacidades explícitas o implícitas que tiene su personal.
  1. Interconecta los componentes de la gestión para optimizar su funcionamiento. Saber trabajar en equipo y holísticamente. La especialidad no supone aislamiento y feudalización de la gestión. Si le va mal a una dirección, nos va mal a todos. Somos un cuerpo colegiado.

Si los líderes emergentes que acaban de ganar las elecciones aplican la GPR con ARCOs deben saber que los pilares de su gestión para los próximos 100 días son:

  1. Mantener el foco en un grupo reducido de áreas de máxima prioridad.
  1. Definir metas concretas para cada eje de trabajo en línea con las aspiraciones del Programa de Gobierno.
  1. Determinar responsables, brindar apoyo de gestión y monitorear su desempeño usando indicadores objetivos.
  1. Promover una cultura orientada a resultados, que persiga metas ambiciosas con sentido de urgencia y que se comunique con todos los actores clave. La mística expresada en DEA: dedicación, entrega y amor en todo lo que hacemos desde la gestión pública.

Página Siete – La Paz